Hasta el día 22 de diciembre, la ciudad de Buenos Aires estuvo conmovida por sus calles repletas de bolsas de basura, como consecuencia de la contundente medida de fuerza, con trabajo a reglamento y paro, que llevaron adelante los trabajadores recolectores de residuos agrupados en el Sindicato de Choferes de Camiones (SiChoCa) dirigido por Pablo Moyano hijo del co-titular de la CGT.
Como informaron ampliamente los distintos medios, frente al cambio de concesión de las empresas que se ocupan de la recolección, los trabajadores reclaman el pago por Ley de la doble indemnización que le corresponde por el cambio de empresa, además de la garantía de la continuidad de los puestos de trabajo y niveles salariales.
La medida puso muy nervioso al gobierno nacional que tuvo que intervenir y logró que el moyanismo aceptará la conciliación obligatoria y pactara una tregua hasta después de las fiestas.
El reclamo tuvo su punto de máxima tensión el martes 21, cuando en medio del paro convocado por el SiChoCa, los trabajadores arrojaron y quemaron la basura frente a la sede del Gobierno de la Ciudad. Obviamente, la medida hizo poner el grito en el cielo, no sólo al Jefe de Gobierno Porteño Aníbal Ibarra y los medios de la derecha “gorila” como La Nación y Canal 9, sino también al “progre” y “kirchnerista” Página/12 que con su buena sensibilidad no menos “gorila” abordó el tema con títulos como “La Guerra de la basura” o “Un conflicto que trae olor a podrido”, en notas firmadas por el periodista Eduardo Videla.
La ironía anti-obrera de este vocero “centroizquierdista” del gobierno de Kirchner no nos extraña. Tantos litros de tinta en los diarios y tantos minutos de radio y T.V. han servido, con buen instinto patronal, para demonizar la lucha obrera e intentar crear consenso social de derecha contra la medida de fuerza.
Nada hemos escuchado ni leído de las condiciones en que deben trabajar los recolectores de residuos. Un trabajo muy duro en sí mismo y sobre todo, en una ciudad que produce más de 4.000 toneladas de basura diarias, lo que equivale aproximadamente a decir que cada porteño produce un kilo de basura por día. El olor a podrido que emanó de la basura tirada en Avenida de Mayo por unas horas, medida que no compartimos por lo antipopular (seguramente no votada en ninguna asamblea sino al estilo verticalista de Moyano), sin embargo no es nada comparado con el olor a podrido que el periodista Julio Nudler denunció que sale de los jefes de este diario que ejercen la censura.
El PTS apoya incondicionalmente los reclamos de los recolectores y luchamos porque la clase trabajadora rompa el corporativismo en el cual educa la burocracia sindical peronista y tienda puentes con los sectores medios, pensando y decidiendo cuales son las medidas de fuerza más adecuados en la perspectiva de soldar la unidad obrera y popular. Y creemos que sólo con la organización democrática los trabajadores pueden ir superando obstáculos y asimilar las lecciones de cada una de las luchas en curso. Así se ha comenzado a ver en la lucha de los trabajadores del subte y de telefónicos donde comenzaron a tener peso las decisiones tomadas en las asambleas de base Estas cuestiones nos separan profundamente de la perspectiva de la burocracia sindical moyanista, que reproduce permanentemente el método clientelar y de caudillaje y una ideología corporativista en la clase trabajadora, propios del peronismo.
Pero los métodos burocráticos y brutales de la burocracia moyanista no pueden ser confundidos con el legítimo reclamo de un sector de la clase trabajadora que lleva adelante unos de los trabajos más duros e insalubres como es juntar los residuos que produce toda una población.
¿Sabrán los señores jefes de redacción de Página/12, que este mismo olor es el que deben soportar los recolectores en sus pulmones todos los días, con ritmos de trabajo extenuantes y jornadas agotadoras? ¿Y sabrán además que si estas manos laboriosas no recolectaran la basura, los señores jefes de redacción deberían comerse el kilo de basura que producen por día y que otro recoge?