El PCR ni siquiera participó de la huelga general de julio de 1975 porque apoyaba al gobierno de Isabel y decía (increíblemente) que el movimiento huelguístico era una acción golpista prorrusa. Su conclusión era que ante el golpe había que defender a Isabel. La consigna ante la huelga es Otro 55 ¡No Pasará! igualando la acción obrera con el golpe gorila de Rojas y Aramburu.

A más de 30 años de esos acontecimientos, el PCR reivindica aquella política. En un reportaje reciente, su dirigente histórico Otto Vargas dice “nosotros decimos que esa huelga que fue muy grande, de junio y julio de 1975 fue una huelga golpista empujada y dirigida no por los trotskistas y todos ellos que se la atribuyen sino por Lorenzo Miguel y Herrera”.

El PCR creía entonces que Isabel expresaba un gobierno nacionalista amenazado por el “imperialismo” ruso y yanqui. Consideraban una obligación defender a Isabel para frenar el golpe y le exigían que armara a la población (¡al gobierno de las Tres A que asesinaba impunemente a todo al que consideraba de izquierda!). Pero apoyar a Isabel (y a López Rega) no evitaba el golpe sino todo lo contrario, lo alentaba, ya que el peronismo para sostenerse en el poder aumentaba la militarización y la política represiva contra la clase obrera y la juventud que eran las únicas fuerzas capaces de frenar cualquier intentona golpista. La política del PCR sólo sirvió para sostener al moribundo gobierno Isabel y al peronismo contra una salida obrera independiente, única perspectiva para que la crisis capitalista terminara con una salida progresiva impuesta por los trabajadores.