Ante el pedido de desalojo del juez del concurso Páez Castañeda los ceramistas redoblaron las guardias y prendieron el alerta. Los portones de la fábrica fueron rodeados por cientos de activistas y dirigentes la noche que corrió el rumor que venia gendarmería. Días después se hizo el acto nacional en la puerta y el lunes 12 marcharon por el centro de Neuquén los ceramistas acompañados por algunas centenas de trabajadores, desocupados y estudiantes. Ante este panorama el juez Bassi, de la justicia neuquina, optó por rechazar en duros términos el pedido de desalojo solicitado por su par de Buenos Aires. La noticia llevó alivio a los obreros que habían pasado tensas jornadas de vigilia. Pero no bajan la guardia, ya que no confían en la justicia sino en sus propias fuerzas y la de sus aliados.

Pero derrotado otro intento legal para que abandonen la fábrica, ahora deben enfrentar al grupo de carneros (menos de 30) que liderados por los ex - burócratas están intentando montar alguna provocación. Estos traidores que actúan descaradamente como agentes patronales y piden el desalojo (se desnudan cuando dicen “no queremos el control obrero queremos el control empresario”) cuentan a su vez con el apoyo de la prensa que cubre sus actividades mafiosas tratándolos como un “sector disidente” del sindicato. La CGT peronista les brinda su apoyo y logística. Han hecho incluso amenazas directas y están reclutando matones y lúmpenes en los barrios “para hacer alguna movida en Zanon”. El accionar de esta banda está siendo dejada correr por el gobierno (incluso los recibieron oficialmente en varias oportunidades), ya que les sirve para amedrentar a los ceramistas y llevarlos a una negociación perjudicial. Los obreros de Zanon como supieron derrotar el desalojo legal sabrán hacerlo con los “ilegales”.