Ledesma es una de las principales empresas agro exportadoras de Latinoamérica. En 2.000 hectáreas de plantaciones tienen 200.000 árboles frutales. Las frutas son seleccionadas, clasificadas, empacadas, por 600 obreras: ‘Las obreras del empaque’. Cobran por hora y representan el 20% del sector.
Las obreras de embalaje, en cambio, cobran por tanto, de acuerdo a la producción de la jornada. Ellas representan el 70 % de la planta y encarnan la sección más golpeada por Ledesma.
El trabajo que obreras y obreros realizan es temporario, por 6 meses. En época de cosecha y exportación trabajan de lunes a lunes, entre 8 y 12 horas, o inclusive más. Ledesma paga 3,20 pesos la hora laboral y sólo el 1% del total de las trabajadoras del empaque pertenecen a planta permanente.
Las trabajadoras de Ledesma, en su mayoría, son responsables de la economía de sus hogares. Cuando termina el semestre quedan abandonadas a su suerte, ya que la empresa no le paga ningún tipo de seguro o proporcional.
Históricamente las obreras del empaque han sido doblemente explotadas; realizan trabajo esclavo, son propiedad privada del patrón que las llama y despide cuando quiere. No son dueñas de sus tiempos, ni de sus cuerpos, mucho menos de sus vidas. Sufren accidentes laborales que no denuncian por temor a despidos. Tienen flemones, hernias y pierden embarazos por la malos esfuerzos. Luego regresan a sus hogares abandonados por horas a seguir trabajando en las tareas domésticas y el cuidado de sus hijos, labores no reconocidas. Sin embargo, no existe otro medio de vida en Ledesma para ellas.
Pero ahora las obreras, reunidas en asamblea, dicen: ¡Basta! ¡Paremos la producción de Ledesma! El sindicato (UATRE), que responde a los Blaquier, dilata el paro. Negocia un jornal de 8 horas y un aumento salarial de 32,50 pesos todavía incierto e igualmente vergonzoso.
Las obreras y los obreros que trabajan por tanto, son obligados a cumplir las 8hs, y en períodos como el actual donde la producción ha descendid, han obtenido de 40 a 60 pesos por quincena. Su exigencia que: ¡paguen la jornada!, se escucha en las asambleas.
Los obreros de otros sectores, como ‘La papelera’, tienen una diferencia de casi el 100% respecto del salario de las obreras del empaque. ¡Igual trabajo, igual salario! Basta de discriminación hacia las mujeres. El costo de la canasta familiar es de 1.900 pesos. Ledesma puede pagarlos. ¡Basta de migajas! Pase a planta permanente de las trabajadoras del empaque que llevan décadas de explotación, precarización e inseguridad laboral.
Desde Pan y Rosas acompañamos la lucha de las trabajadoras del empaque y repudiamos al Estado cómplice y a la patronal explotadora: “Porque creemos que ustedes, compañeras, son las protagonistas de una lucha justa que debe ser difundida por el mundo”.