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Norberto, su compañero de vida

Me resulta imposible decir cuánto dolor siento por la partida de mi compañera, porque sus características humanas, esas que sus camaradas del partido valoraron en el acto realizado en la sala de velatorios, yo las vivía a cada hora. Sí, Liliana alegró cada hora de mis días y fue mi sostén, la sensatez y la ternura que me condujeron en la vida.

22 de marzo 2012

Me resulta imposible decir cuánto dolor siento por la partida de mi compañera, porque sus características humanas, esas que sus camaradas del partido valoraron en el acto realizado en la sala de velatorios, yo las vivía a cada hora. Sí, Liliana alegró cada hora de mis días y fue mi sostén, la sensatez y la ternura que me condujeron en la vida.

Liliana era una mujer extraordinaria, desde su ternura, su abnegación y desde su manera de relacionarse con los otros. (...)

Liliana era una mujer extremadamente inteligente, tenía la cualidad de ver las dos caras de una misma moneda. Por eso no me extraña el éxito, por llamarlo de alguna manera, que tuvo cuando se dedicó a las importantes tareas de finanzas y legalidades. (…) Para mí, su compañero de toda la vida, era una fuente inagotable de asombro.

Entre las cosas que se dijeron en el acto se habló de humildad. Es cierto, doy fe. Lili jamás usaba el yo, jamás su ego iba por delante de sus deberes. Cuando volvía de sus reuniones, en la mesa familiar, me contaba los problemas que debían afrontar y siempre, invariablemente, decía: “se me ocurrió algo y lo hablé con los compañeros”.

(…) Para ella era de una importancia capital que los compañeros aprendieran las cosas prácticas necesarias para sostener el compromiso.
Yo no sé cómo voy a vivir sin ella, sin su voz llamándome a cada rato, sin su compañía, sin esa hermosísima presencia que me contenía, que me hacía sentir feliz.

No es justo, no es justo que se nos haya ido, con tanto para dar. Ella me lo decía: “Norberto, por qué me tiene que pasar esto a mí, con todo lo que tengo para dar”. Esas eran sus palabras. Tanto para dar.

Ahora que no está, y en la perseverancia de su hermosura, sigue dando, porque así era mi Lili, una mujer con un corazón inmenso que nadie podía dejar de querer.

Norberto

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