En Francia la juventud ha derrotado el intento del gobierno imperialista de imponer a escala masiva el contrato precario, movilizándose junto a los obreros en históricas manifestaciones que conmovieron a Europa. En las calles de los EE.UU. se movilizan millones de latinos e inmigrantes, los que realizan los trabajos peores pagos y en las peores condiciones, y llaman a la huelga este 1° de Mayo contra las leyes racistas en el país del asesino Bush.
En la Argentina, los trabajadores tercerizados por Repsol en Las Heras piden pasar al convenio de los petroleros y son encarcelados. Los inmigrantes bolivianos, superexplotados en los talleres esclavistas, reclaman por sus derechos. Los de las empresas tercerizadas por Roggio en Metrovías conmocionaron Buenos Aires con el paro del subte reclamando pasar al mismo convenio de sus compañeros de trabajo. Los jóvenes contratados por las telefónicas marchan para exigir “a igual trabajo, igual convenio”.
Una nueva generación de la clase trabajadora internacional se está poniendo en movimiento para terminar con lo que los empresarios y los gobiernos impusieron en la década de los ’90: el trabajo precario, la flexibilización laboral, el despojo de los derechos sindicales, la superexplotación de los inmigrantes y las mujeres trabajadoras, la división de la clase obrera que hoy intentan mantener para mejor dominar y explotar. 
Al ministro Aníbal Fernández, mano derecha de Kirchner, el paro del subte le pareció “insólito” y mando la policía. Al burócrata sindical Lingieri, gran aliado del presidente, le parece “una locura” que todos quieran ganar lo mismo y reclamen iguales condiciones de trabajo. Así considera el gobierno “progresista” y sus dirigentes sindicales a los millones de trabajadores que están por fuera de los convenios y las paritarias que pactan con los empresarios.
También hace 120 años, parecía una locura que la clase trabajadora reclamara la jornada de 8 horas. “Son ideas de los más locos socialistas”, alertaba el principal diario de Chicago ante el 1° de Mayo de 1886. “Al ‘elemento obrero’ lo ha picado una especie de tarántula universal... se ha ‘alocado’...”, escribió otro diario. Por entonces en Buenos Aires, Paris o Chicago “lo normal” era trabajar entre 14 y 16 horas por día, incluyendo a las mujeres y hasta niños de 10 años. Por ello en la ciudad de Chicago decenas de miles salieron a la huelga y se enfrentaron con la policía. Hubo cientos de detenidos y 8 líderes de esa huelga fueron condenados a muerte: los “mártires de Chicago”. Ese ejemplo de lucha es lo que conmemoramos en todo el mundo cada 1° de Mayo.
Llamamos a movilizarnos en nuestro día internacional de los trabajadores en Plaza de Mayo y todo el país, con total independencia política de este gobierno de los empresarios explotadores y por la unidad de la clase trabajadora.