Si tras la película de Enrique Piñeyro causa espanto viajar en avión, los números que maneja el Ministerio de Trabajo no son recomendables para quien debe subirse a un micro de larga distancia. Según Página 12, “de los 730 ómnibus inspeccionados por Trabajo en lo que va del año, el 68% estaban en infracción: casi todas por incumplimientos de descansos, excesos en la jornada laboral y falta de francos”.
De pronto, pareciera ser que los medios y el gobierno se dieron cuenta de que ocurren accidentes por falta de controles serios, corrupción y jornadas excesivas. Siempre la responsabilidad recae sobre nosotros los conductores, que quedamos detenidos cuando ocurre un siniestro, o dejamos la vida en otros casos. Muy poco se habla de la responsabilidad de los empresarios y sus cómplices, el gobierno y la burocracia, que miran para otro lado. Las empresas imponen ritmos extremadamente agotadores, como denunciaba Gladis Gómez viuda de uno de los choferes que murió en el accidente de Misiones, “mi marido había venido el día domingo a las 6 de la mañana de Buenos Aires y a las 10 lo tuve que despertar para salir a Foz de Iguazú. Durmió tres horas”.
El trabajo extenuante y por vuelta o kilómetro (trabajo en negro) no es sólo en micro de larga y media distancia, también ocurre en las líneas de corta (urbana). Los mantenimientos son en la mayoría de los casos insuficientes, porque el objetivo es sacar ganancias sin mucha inversión. Pero a la hora de pedir subsidios no sequedan cortos (por ejemplo los 1.600 millones de fondos fiduciarios para el transporte).
La pregunta que hay que plantearse es la siguiente, ¿Quiénes imponen los ritmos de trabajos, los trabajadores o los empresarios? ¿Qué control hace el Estado (CNRT) para garantizar que esto no ocurra? ¿Y nuestros supuestos “representantes” (el sindicato) no están enterados de esto? ¿Bajo la lupa de esto señores va a mejorar la seguridad del transporte? Los únicos interesados en que los servicios de transporte funcionen y no cuesten más vidas, son los usuarios y nosotros los trabajadores, por ese motivo somos los que tenemos que tener la lupa. Hay que poner en pie una comisión de control del transporte de trabajadores y usuarios.

Andrés, trabajador de UTA