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Neuquén

REPORTAJE A ALICIA PIZZARRO

“Los represores andan entre nosotros”

Si bien es sabida la participación de todas las fuerzas armadas en el genocidio de los años ‘70, el genocidio no hubiera podido darse sin la participación de civiles, empresarios, curas y también médicos. Estos profesionales eran por lo general los que supervisaban las torturas, hacían los partos y expropiaban los bebés de las compañeras detenidas, firmaban los certificados de defunción de los compañeros masacrados haciéndolos pasar por NN y tirándolos a fosas comunes.

PTS Neuquén

20 de agosto 2008

Si bien es sabida la participación de todas las fuerzas armadas en el genocidio de los años ‘70, el genocidio no hubiera podido darse sin la participación de civiles, empresarios, curas y también médicos. Estos profesionales eran por lo general los que supervisaban las torturas, hacían los partos y expropiaban los bebés de las compañeras detenidas, firmaban los certificados de defunción de los compañeros masacrados haciéndolos pasar por NN y tirándolos a fosas comunes. Muchos de ellos gracias a las leyes de la impunidad (Obediencia Debida y Punto Final), a la vuelta de la democracia buscaron otros lugares para poder seguir trabajando en “su” profesión.

Acá en Neuquén es conocido el caso del “Dr.” Moyano, médico cirujano del Hospital Castro Rendón, que trabajó en este hospital hasta jubilarse hace pocos años.

Entrevistamos a Alicia Pizarro, asistente social que trabajó en el Servicio de Salud Mental del Hospital Castro Rendón. Alicia, junto al Dr. Zunino y a la Dra. García, que en 1994 formaban parte de la conducción de la Asociación de Profesionales del Hospital Castro Rendón, impugnaron la presentación a concurso de Roberto Moyano al cargo de jefe del Servicio de Cirugía, teniendo en cuenta los antecedentes como colaborador en la dictadura militar del ‘76.

¿Quién es Moyano?

Moyano es un sepulturero de la dictadura, así lo caracterizábamos nosotros. Porque fue un médico que estaba en el hospital en Córdoba y es reconocido porque firmaba actas de defunción de NN, de personas desparecidas. Y que sus familiares los buscaban y él firmaba las actas y los mandaban a fosas comunes en el cementerio San Vicente.

Cuando aparece la democracia todos ellos buscan otros lugares y Moyano busca Neuquén y entra en el Hospital Castro Rendón y queda ahí, y también entra como profesor a la Universidad del Comahue. Cuando se descubre quién era él se comienza a denunciar para evitar que esté en esos lugares y es ahí cuando él comienza a tener problemas con todas las organizaciones que siempre hemos estados buscando justicia y es ahí donde él realiza la primera querella a las Madres, a la FUC y a otras organizaciones que lo denuncian en ese momento.

¿Ustedes cómo descubren quién es Moyano?

Nosotros sabíamos que había personajes de la dictadura que seguían actuando en democracia, por eso rastreábamos todo el tiempo. Nos apoyábamos mucho en los informes de la CONADEP y todos los que estaban militando en organismos de derechos humanos.

¿Qué proceso iniciaron ustedes en el hospital cuando se enteraron de la presencia de Moyano?

Nosotros sabíamos que él estaba ahí amparado por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, estaba trabajando en el servicio de cirugía. Nuestra reacción empieza cuando él quiere presentarse al concurso para ser jefe del servicio. Los que estábamos en esos momentos en la Asociación de Profesionales impugnamos el concurso. Llevamos todas las copias de las actas de defunción de NN, desaparecidos, firmadas por él y, amparándonos en el Código de Ética Profesional y en el Estatuto del Empleado Público, lo impugnamos. Esa fue una gran movida en el hospital, en esos momentos había muchos residentes jóvenes que por tanto silencio durante la época de la dictadura, era como un despertar, se preguntaban: ¿Qué paso acá, con quién estamos trabajando, al lado de quién? Fue una movida muy interesante dentro del hospital. A pesar de esto, cuando nosotros lo impugnamos, él nos querella y el Subsecretario de Salud de esos momentos Roberto López, a pesar de todos los testimonios y movilizaciones que hicimos en esa época, lo habilita para presentarse al concurso.

¿Cómo se vivió esta situación dentro del hospital?

Al principio causó mucha sorpresa el pensar que ese hombre, ese médico tan dedicado y tan simpático con los residentes haya estado donde estuvo, como que creaba muchas dudas en la gente más cercana a él y menos politizada. Igualmente recibimos mucho apoyo de la mayoría de los compañeros. Durante el año 003, ya anuladas las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, nosotros volvemos a arremeter con las denuncias. Hicimos marchas, escarches con la cara de Moyano en el hospital, iba gente de afuera y de adentro del hospital.

Estamos esperando que lo citen ahora que se iniciaron los juicios en Córdoba. Igual, recién se iniciaron y a Menéndez lo juzgaron sólo por cuatro casos.

¿Cuál fue la respuesta de Moyano a estas denuncias?

El rápidamente buscó un abogado y nos inició una querella por calumnias e injurias. Nos querelló a Diego Zunino, que era presidente de la Asociación de Profesionales; a Hebe García, que era la secretaria; y a mí que fui la que llevó la impugnación al tribunal de tachas. Nosotros no nos quedamos atrás y buscamos las pruebas, cosa que era muy difícil porque había que ir a Córdoba, se habían inundado los sótanos del tribunal donde estaban las pruebas, no era alentador, pero igual nosotros arremetimos, encontramos a un médico que había trabajado con éL y estaba dispuesto a declarar y con la colaboración de todos los compañeros del hospital conseguimos dinero para pagar un avión para que venga. Así que trabajamos bastante entusiasmados y nos salió bien, fallaron a favor nuestro. Ese día el tribunal estaba lleno de compañeros que habían ido a apoyarnos y acompañarnos. Moyano estaba solo con su familia y para colmo discutiendo porque habían perdido.

¿Qué opinión te merecen los juicios que se están por iniciar ahora?

Yo creo que es una necesidad desde la salud mental, desde ese lugar me parece importante por los que han sido víctimas. Hay mucha gente que va a tener la posibilidad de hablar. Lo que me parece importante es que tomemos nota de que los represores andan entre nosotros, siguen conviviendo con nosotros, son nuestros vecinos. Yo creo que la gente eso lo tiene que saber, que haya condena social, como le pasó a Moyano en el hospital que ya no podía caminar tranquilo por los pasillos del hospital, ya los residentes no querían tener contacto con él. Así que me parece que algo en la vida de él cambió.


Extractos de la sentencia de la causa caratulada MOYANO ROBERTO C/ZUNINO DIEGO - GARCIA HEBE - PIZARRO ALICIA s/Calumnias e Injurias. Neuquén, 8 de noviembre de 1995

Presta declaración testimonial el DR. Domingo Piscitello, médico, que cumpliera funciones en el Ministerio de Bienestar Social de la provincia de Córdoba a la fecha de los hechos (1976), responsable del área de traslado de pacientes, quien ilustra al tribunal que para el caso de enfermos se utilizaban ambulancias, mientras que ante los supuestos de traslados de cadáveres, se empleaba un furgón especial que generalmente era conducido por un chofer apellido Ocampo. Destaca que en cierta oportunidad el aludido vehículo presentaba un fuerte olor a putrefacción que imposibilitado su uso, siendo necesario su inmediato lavado, pudiendo concretarse únicamente en un lugar en donde se lavaban los camiones de hacienda, pues en los restantes no se aceptó prestar el servicio por el mencionado olor y por la existencia de restos cadavéricos en su interior (uñas, pelos, piel, etc...).

Fuera del horario de servicios, en la noche o en la madrugada, era ido a buscar por el Dr. Hiriart o el Dr. Moyano, el primero jefe de Zona o ˜área Sanitaria, el restante como Subdirector del Hospital Córdoba, para requerirle el retiro de cadáveres de la morgue del Hospital Córdoba y su traslado al cementerio San Vicente para su sepultura. Realizando tal operación pudo ver que los cuerpos estaban desnudos, correspondían a personas jóvenes, con innumerables impactos de bala, generalmente con los ojos y boca vendados, y algunos maniatados, en avanzado estado de descomposición. Aclara que Ocampo también informó que al arribar al cementerio cumplimentando tales traslados, observaba la presencia de personal de seguridad (policial y/o militar) y del Dr. Hiriart y Moyano, encontrándose en otra oportunidad el Dr. Uribe Echeverría, quienes presenciaban la inhumación en fosas comunes.

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