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Internacionales

VIII° Congreso del PTS (Primera parte)

Los nuevos procesos de la lucha de clases y la IV Internacional

5 de noviembre 2003


Los días 11, 12 y 13 de octubre se realizó el VIII Congreso del PTS. Los debates giraron en torno a la situación internacional y la política para reconstruir la IV Internacional, la situación nacional y el impulso de un Movimiento Político de los Trabajadores, y la construcción del PTS. En esta primera entrega, La Verdad Obrera transcribe una conversación con los compañeros de la dirección del PTS, Emilio Albamonte y Juan Chingo, que sintetizan a nuestros lectores las principales conclusiones de la discusión internacional del Congreso. En el próximo número informaremos sobre las discusiones y resoluciones del Congreso en los restantes temas abordados.

¿Cómo se desarrolló el punto internacional del VIII Congreso?

Emilio Albamonte: Pudimos constatar con alegría que la edición regular de la revista Estrategia Internacional, la publicación semanal en internet de Panorama Internacional, con los principales artículos de la prensa burguesa y de izquierda internacional, ha contribuido decisivamente a una mayor politización de los cuadros y militantes de nuestra organización. Si siempre el PTS se distinguió de otras corrientes de izquierda que militan en nuestro país por una gran politización en los asuntos internacionales, en este Congreso pudimos comprobar a través de decenas de intervenciones de los delegados, que este punto se ha fortalecido aún más.

El lunes 3 de noviembre fue el día que más soldados norteamericanos murieron en Irak, lo que muestra un salto en las acciones militares contra los invasores. ¿Cómo evaluó el Congreso la situación de Estados Unidos en Irak y su efecto internacional?

Juan Chingo: La discusión de la situación mundial, en particular de la política norteamericana, tomó como base el artículo "Crisis, neoimperialismo y resistencia" que escribimos en Estrategia Internacional No. 20 de julio de este año. Allí dábamos cuenta de la situación mundial post guerra en Irak y señalábamos que el elemento más atrasado era la lucha de clases. Lo primero que constató el Congreso fue que el desarrollo de la resistencia iraquí, el fracaso de la "Hoja de Ruta" en Palestina y sobre todo la emergencia de un proceso revolucionario en Bolivia constituyen los puntos críticos de un crecimiento de la lucha de clases en algunos de los eslabones débiles en el capitalismo mundial.
En cuanto a la situación en Irak, el surgimiento de una lucha guerrillera especialmente en las áreas sunnitas de Irak, inesperada para los jefes militares del Pentágono, está llevando a una parálisis estratégica del estado mayor norteamericano. La resistencia iraquí, donde el politólogo Tariq Alí señala más de 40 grupos operando, amenaza convertirse en una guerra de liberación nacional. Por esto, a pesar de su contundente victoria militar inicial, Estados Unidos se ve imposibilitado por el momento de proyectar una imagen de fortaleza y poderío imperial sobre las masas y los regímenes árabes debilitando sus objetivos estratégicos en la región y a nivel mundial.

El Congreso del PTS sesionó en los días más álgidos de la insurrección obrera y campesina en Bolivia... ¿qué relación puede hacerse entre estos acontecimientos y la situación mundial?

EA: Tenemos la suerte en Sudamérica en los últimos años haber visto las más variadas formas de lucha de clases: Ecuador en el ’97 y 2000, Perú en el 2000, Argentina en el 2001, los cuatro levantamientos en Bolivia entre el 2000 y el 2003, la lucha contra el golpe proyanky en Venezuela, para nombrar las situaciones más agudas. En este sentido, los apasionantes acontecimientos que se han vivido en Bolivia son los más importantes de esta serie de levantamientos de masas, y por esto los consideramos como uno de los puntos álgidos de la lucha de clases internacional.
Más en general, aunque la situación actual no es aún de una ruptura del equilibrio capitalista (poniendo bajo ese nombre a los crack económicos, al enfrentamiento violento entre potencias, y revoluciones en países centrales) sin embargo, hay comienzos de una "crisis de dominio". Esta crisis, a grandes rasgos, se ve en el estancamiento relativo de la llamada globalización, es decir el proceso de internacionalización del capital, que encuentra crecientes obstáculos proteccionistas impulsados por los distintos estados junto a otros procesos como la disminución enorme de las inversiones extranjeras directas en algunas áreas de la periferia; en los conflictos comerciales entre potencias, y entre estas y los países semicoloniales como se reflejó en la cumbre de la OMC en Cancún, y en las tendencias guerreristas unilateralistas del imperialismo norteamericano, a quien, además, con sus déficit (fiscal y comercial) le resulta cada vez más difícil, a pesar del crecimiento coyuntural de la economía norteamericana, crear un "círculo virtuoso" como el de los ’90. Y, finalmente, la crisis de dominio se expresa en la aparición de la revolución en algunos eslabones débiles del capitalismo mundial, como en Bolivia. Pero por ahora los procesos revolucionarios, esa "sexta potencia" como los llamaba Marx en su época, son una tendencia recurrente pero limitada a los países semicoloniales.

¿Cómo evalúa el PTS los hechos de Bolivia con respecto a la situación de la clase obrera internacional?

JC: En el Congreso se reafirmó la caracterización de que, desde el punto de vista de las masas explotadas y sus procesos de lucha, organización y conciencia, lo que llamamos subjetividad, estamos en una "situación transitoria", entre el fin de una fase histórica del viejo movimiento obrero y la emergencia de nuevas fuerzas sociales y políticas. En relación a esto, le damos importancia a las distintas alas del movimiento "no-global", que se expresó en Europa como un movimiento de masas contra la guerra imperialista y que tiene alas más radicales, anticapitalistas. Ese es un elemento de una nueva subjetividad. El otro es el que se expresa como tendencia a la acción directa, como en Bolivia el mes pasado o lo que se dio en la Argentina en el 2001, o con los levantamientos piqueteros y las fábricas tomadas bajo control obrero.
Hay que señalar que en Latinoamérica tiene un importante peso la persistencia de la lucha campesina y sus distintos fenómenos, desde el EZLN mexicano, la CONAIE en Ecuador, el MST brasileño, los campesinos paraguayos y el fenómeno en Bolivia de los cocaleros del Chapare y los levantamientos indígenas de los aymaras del altiplano. En las intervenciones de los delegados en el Congreso, también se destacó los rasgos débiles y timoratos de nacionalismo burgués, con respecto a sus homólogos en el pasado, que se expresan hoy con Chávez en Venezuela.
En los fenómenos descriptos en esta recomposición de la subjetividad de las clases explotadas, la clase trabajadora y sobre todo el proletariado industrial son lo más atrasado en estos cambios. Aunque sin cambiar esta caracterización, los recientes sucesos revolucionarios en Bolivia mostraron un rol proletario mayor. Hubo un refortalecimiento de la COB después de años de retroceso, que con su llamado a la huelga general política creó el marco para la insurrección en El Alto, y la emergencia de los mineros como vanguardia. La evolución de estos combates de clase podrán determinar si esta hipótesis se transforma en un nuevo elemento distintivo de la realidad aunque todavía, de conjunto, la clase trabajadora mundial está a la defensiva.

EA: Para analizar esto tenemos que tomar dos temporalidades, un tiempo de la relación de fuerzas entre las clases, que todavía no es favorable a las fuerzas de la revolución, y otra es la del tiempo del propio desarrollo de la subjetividad de las masas. Nosotros en los ‘90 decíamos que la subjetividad era muy baja. En forma polémica decíamos que era "tendiente a cero". Sin embargo tratamos de estudiar los levantamientos, los motines, las revueltas, que era la forma elemental como se dio la lucha de clases para señalar que expresaban un cierto nivel de conciencia, aunque elemental, tomando a Lenin que decía que lo espontáneo es la forma embrionaria de lo conciente. Con Gramsci sosteníamos que "la pura espontaneidad no existe en la historia", y que "en el movimiento ‘más espontáneo’, los elementos de ‘dirección consciente’ son solamente incontrolables". Si lo medíamos por la relación de fuerzas, por ejemplo en el ‘93, cuando grupos como el PCR por ejemplo sostenían que se abría una situación revolucionaria en Argentina por el Santiagazo, nosotros decíamos que era una locura porque era considerar sólo un elemento y no ver que el plan de Menem estaba en la cumbre, que las clases dominantes se mantenían unidas, que las clases medias apoyaban el neoliberalismo. Pero con la huelga de Francia del ‘95 a nivel mundial, y en Latinoamérica en los últimos años, se ha ido avanzando en la subjetividad. Desde el ‘95, y mucho más desde el ‘99 con la aparición del movimiento "anti-globalización" en Estados Unidos y Europa, la subjetividad de las masas empieza a ir hacia arriba, aunque para los revolucionarios que tenemos que hacer política concreta el ritmo nos parezca lento. Nosotros podemos decir hoy que, por un lado, hay un movimiento anticapitalista en los países centrales, si separamos del movimiento antiglobalización a los reformistas del Foro de Porto Allegre que no son anticapitalistas sino antineoliberales, con tres vertientes ideológicas, una autonomista, una anarquista y una marxista, aunque mal representada y minoritaria.

¿Por qué dicen el marxismo está "mal representado"?

EA: El "marxismo" que se está fortaleciendo en Europa es el que está representado por el reformismo de izquierda tipo Refundación Comunista (RC) de Italia, y organizaciones que se reivindican trotskistas pero son muy oportunistas, como la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) francesa y el Partido Socialista de los Trabajadores (SWP) inglés. Estos grupos, sobre todo RC y el SWP, han tenido un rol destacado en los frentes únicos de masas que ha habido en Europa en las monumentales manifestaciones contra la guerra en Irak. El SWP dirigió la coalición Stop The War que formalmente convocó a las más grandes movilizaciones en Gran Bretaña de la posguerra, pero a costa de cederle a las posiciones pacifistas de las ONGs y la izquierda del Labour Party. Refundación Comunista tiene mucha influencia en el combativo movimiento obrero italiano, pero cogobierna en numerosas municipalidades con la coalición socialdemócrata "neoliberal" del Olivo, y se propone como socia (si es que el Olivo gira algunos grados hacia la izquierda) en una gran coalición anti Berlusconi. La LCR en Francia viene creciendo en influencia junto con Lutte Ouvriere: en las presidenciales del 2002 obtuvieron más del 10% sumados, lo que dio la impresionante suma de 3 millones de votos.
En el Congreso discutimos así que la "extrema izquierda" empieza a ser una realidad en varios países de Europa. Este hecho, junto con la reaparición del autonomismo, completamente liquidado luego de su deriva putchista a fines de los ’70, y del anarquismo, desaparecido por más de 60 años, son hechos a los que no podemos permanecer indiferentes porque no sigan la norma marxista de tener como eje a la clase obrera y como programa la revolución socialista. Por el contrario, solo de la lucha política en este terreno podrán emerger las nuevas fuerzas que tiendan a la construcción de verdaderos partidos revolucionarios y de la IV Internacional.
En este sentido, en el Congreso reafirmamos lo que habíamos discutido con los compañeros europeos de la Fracción Trotskista: la necesidad de incluir en el diálogo y polémica con las distintas alas del movimiento antiglobalización, la denuncia de las claudicaciones de estas organizaciones que se dicen "trotskistas" pero, en el caso de la LCR y su organización internacional, han cometido una traición de clase al integrarse como ministros al gobierno burgués de Lula (Miguel Rosseto es Ministro de Desarrollo Agrario). Ellos también participan en ATTAC y no dijeron nada cuando Bernard Cassen (principal dirigente de esta organización en Francia) apoyó a la fuerza europea de despliegue rápido como forma de hacer contrapunto al militarismo unilateral de EEUU. Como se ve, no estamos hablando de problemas pequeños.

¿Cuál será la política de la Fracción Trotskista a la que pertenece el PTS frente a esta realidad?

JC: Al cierre del punto internacional del Congreso se dio una importante discusión sobre la relación entre los nuevos fenómenos de subjetividad y la necesidad del internacionalismo revolucionario, expresada en la lucha por la reconstrucción de la Cuarta Internacional. Frente a una posición que sostenía que había que redefinir la forma de acercarse a lo nuevo, ya que la Cuarta Internacional por responsabilidad de los oportunistas que hablaron en su nombre (lo que llamamos centrismo) había fracasado como proyecto de internacional revolucionaria, se planteó el peligro de dejar a un lado el programa, las banderas y la tradición cuartista, cuando lo nuevo –debido a la ausencia de procesos revolucionarios triunfantes o procesos de radicalización profunda–, aún se expresa en forma ambigua y confusa, como son los fenómenos de los que estamos hablando. Desde el punto de vista de la selección de una nueva vanguardia revolucionaria con la cual podamos converger, la situación actual no ha adquirido un desarrollo similar a, por ejemplo, el momento de la Primera Guerra Mundial cuando los combatientes que poblaban las cárceles de los gobiernos capitalistas constituían la base de lo que después del triunfo de la Revolución Rusa fue la Tercera Internacional.
Por esto, consideramos esencial por un lado, impulsar campañas tendientes a desarrollar un "internacionalismo de los trabajadores", un frente único de todos los sectores que apoyen las principales combates antimperialistas o de clase planteadas en cada momento (ayer en la guerra contra Irak, hoy en apoyo al levantamiento boliviano, etc). Por otro lado, luchar por la reconstrucción de la IV buscando converger con toda organización marxista revolucionaria con la cual coincidamos en las lecciones revolucionarias centrales de los principales acontecimientos de la lucha de clases y los fenómenos políticos, por ejemplo los acontecimientos de Bolivia por un lado, y por otro lado, la actitud frente al estado y los gobiernos burgueses (sobre todo los que se presentan como reformistas y de conciliación de clases como el de Lula en Brasil). En la Fracción Trotskista hemos iniciado una profunda discusión en este sentido, analizando exhaustivamente la política de todas las corrientes que se reivindican marxistas revolucionarias a nivel internacional, para evaluar qué propuesta podemos formular en el camino de la reconstrucción del partido mundial de la revolución socialista.

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