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Círculos marxistas

Los círculos marxistas y la militancia revolucionaria

16 de junio 2005

El año pasado, en La Verdad Obrera, le dedicamos un espacio al debate con los compañeros que en ese entonces formaron los Círculos Marxistas del PTS. Luego de meses de discusión y de una experiencia militante común, una importante cantidad de compañeros ingresó como militante a nuestro partido, en calidad de aspirantes.
En lo que va del 2005, una nueva camada de compañeras y compañeros que discuten y comparten una militancia común con el PTS en los lugares de trabajo y estudio comienza a organizarse en nuevos Círculos Marxistas. Por eso, queremos volver a plantear los objetivos de estos Círculos como una forma de que decenas o cientos de compañeros puedan avanzar en la militancia revolucionaria.
El objetivo de los Círculos, al igual que los equipos de militantes de nuestro partido, es en primer lugar discutir sobre la realidad de la lucha de clases en Argentina y en el mundo, para comprobar si el programa que levantamos los marxistas revolucionarios se corresponde con las tendencias más progresivas de la propia realidad y permite una correcta intervención política. Somos internacionalistas porque la clase obrera es una clase internacional explotada en todo el mundo, y su liberación definitiva sólo podrá estar asegurada si se derrota a las principales potencias imperialistas. Si no, ellos aplastarán a la clase obrera para seguir explotándola, como ha demostrado la historia del siglo XX. Por esto, es clave ver cómo actúa el imperialismo, cómo luchan los explotados y qué programa tenemos que levantar los revolucionarios para triunfar. Ahí tenemos el apasionante ejemplo de Bolivia.
Ahora bien, nuestro objetivo no es que los Círculos sean sólo un lugar de debate. Creemos que el programa revolucionario debe ponerse a prueba constantemente pero ligado a la propia práctica política. Se trata de comprobar si la política revolucionaria es útil para la intervención en la realidad cotidiana, en las luchas obreras (por salarios, contra los cierres y por el control obrero como en Zanon, por la unidad de ocupados y desocupados) y en los conflictos estudiantiles, en los reagrupamientos antiburocráticos como el Encuentro del 2 de Abril, en los encuentros del activismo estudiantil como el 21 de Mayo, e incluso en los procesos electorales, que es el terreno más desfavorable para los revolucionarios.
La “política” fue durante estos años sinónimo de corrupción y engaño para el beneficio de los capitalistas y se ganó por eso el justo repudio de millones. Sin embargo, los trabajadores y los jóvenes que queramos enfrentar la situación actual, debemos saber pensar y dotarnos de una “política de los explotados” que pueda contraponerse a la política de los patrones. Si nos limitamos a un rechazo generalizado de “la política”, estaremos permitiendo que sigan gobernando los explotadores.
En los Círculos queremos por lo tanto discutir, intervenir en la realidad y también hacer balances regularmente, evaluando la justeza o no del programa, la intervención y la práctica de los marxistas. Para ello, los Círculos tienen también como objetivo fundamental la formación en la teoría marxista, en el estudio de los principales autores del marxismo revolucionario, que fueron líderes históricos de la clase obrera como Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Luxemburgo o Gramsci. Estamos lejos de querer formar un partido sólo de luchadores y activistas, de organizadores de campañas electorales. Queremos que los obreros y estudiantes que se acercan a la izquierda conozcan la historia de lucha de nuestra clase, los grandes debates que cruzaron al movimiento revolucionario y la teoría marxista, para que nuestra organización sea un verdadero colectivo de elaboración política común.
Por último, es necesario ir contra los prejuicios que hay contra la militancia política, incluso contra la militancia revolucionaria. Si en la década del ’70 “se veía mal” a quienes no tenían actividad militante, hoy existe un fuerte prejuicio que tiene su origen en la corrupción de la política burguesa pero que es hábilmente utilizado para impedir todo tipo de militancia. Quien busque convencer a sus compañeros de trabajo o de estudio, o a sus amigos de las ideas revolucionarias, se va a encontrar con este obstáculo a sortear. Es un desafío enorme a superar, tratando de llevar las ideas revolucionarias a otros compañeros.
La construcción de un fuerte partido revolucionario, obrero e internacionalista es una necesidad ineludible para la clase obrera y para el pueblo pobre. Desde ahora, debemos prepararnos para futuros acontecimientos álgidos de la lucha de clases donde puede definirse el futuro. La situación de Bolivia es un espejo donde, con las diferencias que haya, tenemos que mirarnos porque nuestro país volverá a vivir situaciones de crisis, y nuevas jornadas revolucionarias seguramente superiores a las de diciembre del 2001.
En nuestro país la clase obrera empieza a recuperarse lentamente con huelgas por salarios, haciendo una experiencia con la burocracia sindical, luego de años de retroceso. Debemos aprovechar este tiempo para prepararnos, para ir forjando las bases de un fuerte partido revolucionario al tiempo que nuestra propia clase va tensando sus músculos.
Cuando la situación cambie, veremos actuar a grandes masas obreras y populares poniendo en jaque a los gobiernos y también a los patrones defendiendo su propio poder con todos los medios de violencia y los mecanismos de engaño más pérfidos. En Bolivia hoy vemos que frente a un levantamiento contra el gobierno y los grandes monopolios que usufructúan el gas, están preparando dos grandes políticas para evitar un verdadero triunfo de los trabajadores, campesinos y los pueblos originarios. Por un lado, un partido reformista, el MAS de Evo Morales, que intentará frenar la movilización con la promesa de que un gobierno suyo podrá solucionar los padecimientos del pueblo pobre sin modificar las bases capitalistas de Bolivia, sin derrotar a la derecha organizada y al mismo ejército que, si queda en pie, será sin dudas un garante de los intereses de los monopolios como lo fueron siempre en América Latina. Por otra parte, la derecha organizada en Santa Cruz y el mismísimo ejército, que no intervino aún en la crisis, estarán dispuestos a golpear con violencia a los trabajadores y campesinos, incluso llegando si es necesario a organizar un golpe de estado como los que hemos visto en la historia de nuestro continente, si la salida “reformista” fracasa.
A esos momentos donde la revolución y la contrarrevolución actuarán, en nuestro país y en el continente, debemos llegar con un partido fuerte, inserto en las principales concentraciones obreras, en los barrios, escuelas y universidades, para llevar a los trabajadores al triunfo, enfrentando a los engaños y a la represión. Su organización debe ser seria y coherente porque se trata de prepararse para enfrentar a un enemigo poderoso que buscará por todos los medios no perder su poder. Pero los trabajadores somos la clase más fuerte, la más numerosa y quienes movemos las palancas de la economía del país. Si logramos poner de pie un fuerte partido obrero revolucionario y nuestra clase logra recuperarse de los golpes sufridos, el triunfo sobre quienes parasitan y viven del trabajo de millones de trabajadores, sobre sus políticos y sus Fuerzas Armadas será posible, y será posible empezar a construir sobre las ruinas de la sociedad capitalista una sociedad sin explotados sin explotadores, objetivo por el cual lucha el PTS.

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