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MOVIMIENTO OBRERO

SMATA - MECÁNICOS

Lear: aplastante triunfo obrero frente al ataque del Sindicato a la Comisión Interna

El cielo gris parecía desplomarse, la Panamericana era un infierno torrencial. Los músculos aun tensionados desde la última batalla. Las miradas conspiraban. Son los que saben del doloroso silencio que quema como una llaga en la boca, los del murmullo rabioso, y que hoy hacen de la pasión un estruendo.

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13 de diciembre 2012

Lear: aplastante triunfo obrero frente al ataque del Sindicato a la Comisión Interna

El cielo gris parecía desplomarse, la Panamericana era un infierno torrencial. Los músculos aun tensionados desde la última batalla. Las miradas conspiraban. Son los que saben del doloroso silencio que quema como una llaga en la boca, los del murmullo rabioso, y que hoy hacen de la pasión un estruendo.

La faena se detiene, el reloj marca las 14:45, no se mueve un Rotary. El sudor brilla en sus frentes, saltan y cantan, han enderezado el espinazo para mirar de frente.

Nada estaba improvisado. Toda la logística fue preparada con minuciosidad: carteles, banderas, papel picado y toda una artillería de canciones que eran pasadas mediante cadena de mensajes. 60 militantes de la lista verde de la burocracia entran agitando sus banderas, quieren ganar la parada. Entonces hace su ingreso la Celeste y se descarga la adrenalina, es un derrame de energía tan potente que moraliza y da confianza a los contratados que no habían abandonado sus puestos de trabajo y ahora se suman de a grupos. “Pase a planta” se lee en la bandera que se agita con fuerza, el papel picado es una lluvia que hace florecer el agite. “Basta de tendinitis”, “con la democracia no se jode” son las consignas de los afiches celestes.

El mismísimo Paco Manrique (Secretario Adjunto Nacional y directivos de la Delegación Norte) traga saliva. La soberbia está parada de brazos cruzados sobre la plataforma. Buscan intimidar. Pero ni aun así pueden moralizar a su tropa que ya desde la mañana iba colgando el guante retirándose de la fábrica. Es que en Lear cada milímetro ganado por la Celeste es un golpe a los verdes, y en cada golpe asestado está el trabajo paciente del activismo que convence, que moraliza al resto de los trabajadores. Así lo grafica un obrero: “el papel del activismo fue muy importante. Ya unos días antes estuvimos recorriendo las líneas, preparando la asamblea (…) hablando con los compañeros para que se den cuenta que si la asamblea la ganaba la Verde, ganaba la patronal”.
Manrique mudo sobre el escenario, llama a la calma, nadie lo oye, todos lo increpan. Murmura como pidiendo permiso. Descarga su cometido: “quién vota por la Interna”, dice como tragándose las palabras. Las manos en alto, y la sinfonía nuevamente hace estremecer las entrañas de la fábrica: “escúchenlo... acá en Lear, ya se votó”, “ya lo veo, ya lo veo, que acá en Lear el que manda es el obrero”. De los 500 presentes en la asamblea más de 300 levantan la mano en favor de la Interna mientras agitan “somos la mayoría”. Manrique mociona por el Sindicato, entre sus 130 hay líderes, facilitadores y gerentes. Pero no acepta la derrota, llama a la unidad de los trabajadores e invita a quien quiera ser conducido por la delegación asista a la misma.

Mientras la lluvia parece querer ahogar a la Panamericana, los obreros y obreras de Lear festejan con Manrique retirándose perplejo de la fábrica. “El SMATA se encontró con algo que no esperaban. Una asamblea hostil a la burocracia, donde muchos compañeros se dieron cuenta que RR.HH. cuando había que votar lo hacía por los Verdes”, comenta un obrero. Otro agrega: “acá somos Celestes. La gente nueva se puso en la pelea, los contratados hicieron algo que a nosotros nos costó, que veníamos haciendo despacito”.

Este hecho muestra que el repudio con el que se encontró la burocracia no es un hecho reciente, sino que es parte de un proceso que se fue gestando durante varios años. “Estando en asamblea me acordé de los compañeros que fueron despedidos por el gremio, por ser activistas”, comenta otro trabajador. Algo que no se puede dejar pasar es el rol que juegan varios despedidos de Lear en el proceso que dio origen a la lista Celeste.

También hay que resaltar el aguerrido temple con el que cuentan las obreras de Lear. Así lo grafica una de ellas: “somos las que vamos al frente, las que preguntamos y las que más peleamos con todos aquellos que quieran sacar a nuestra única delegada y al resto de la comisión interna. Somos Parte de este hecho histórico, porque no cualquiera se planta ante el Smata y todos los gerentes, defendiendo no solo a los delegados, sino que nuestro voto sea respetado”

Que haya asistido Paco Manrique demuestra la importancia que le ha dado el Smata a la Comisión Interna de Lear que, entre otras cosas, se negó a firmar el convenio a la baja que imponía el sindicato.

El proceso generado que dio paso a decenas de activistas que levantan la bandera Celeste es algo sobresaliente, y demuestra que hay enormes posibilidades de construir una oposición fuerte en el SMATA que empalma con los procesos espontáneos que por abajo se registran en diferentes autopartistas de la Zona Norte, como así en las importantes Terminales. Es una tarea audaz pero no imposible, como lo demuestran los obreros y obreras de Lear.

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