El ex ministro Roberto Lavagna se está lanzando como candidato para el 2007, impulsado por Alfonsín y Duhalde, de quienes también fue ministro. Sus críticas al gobierno son desde la derecha, ubicándose descarnadamente y sin el barniz de la demagogia del presidente, como un representante de los intereses estratégicos de la gran burguesía. Criticó la veda a las exportaciones de carne (contra los ataques a la “patria ganadera”), la política de “confrontación” con las papeleras Botnia y Ence (porque “necesitamos inversiones extranjeras”), se expresó contra todo acercamiento a la Venezuela de Chávez; en fin, contra todo lo que pueda crear ilusiones de reformas sociales. Estas críticas reflejan que los empresarios, aunque hoy están felices con la política de Kirchner en tanto les garantiza negocios y ganancias para todos y saben que los discursos son solo eso, temen, sin embargo, que cierta demagogia del presidente para ganar la simpatías populares se vuelva en contra, en un futuro, cuando termine el actual crecimiento económico y la clase empresaria necesite que el presidente tome medidas drásticas contra los trabajadores y el pueblo. La actual caída de las Bolsas del mundo y los pronósticos de una caída de los precios internacionales de las materias primas que Argentina exporta, hablan de un cambio de tendencia del crecimiento económico mundial que, de confirmarse, afectará a la Argentina en el mediano plazo. Un síntoma de una crisis futura puede palparse hoy en los déficit fiscales de algunos estados provinciales, como el de la misma provincia de Buenos Aires, que no se quedan con las retenciones a las exportaciones. Lavagna se perfila como candidato para esa situación.