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Informaciones Obreras

Las huelgas en los servicios públicos

26 de noviembre 2004

En estas últimas semanas, los trabajadores de los servicios (subterráneos, ferroviarios, telefónicos) entraron en conflicto con las patronales de sus empresas privatizadas por distintas razones. En todos los casos sus reclamos son justos y merecen ser apoyados incondicionalmente para que triunfen.
Los telefónicos salieron al paro por aumento salarial, conflicto al cual el Ministerio de Trabajo le dictó la conciliación obligatoria pronta a vencer. En situación similar se encuentran los trabajadores de subterráneos reclamando un incremento salarial del 50%. Recientemente, fueron despedidos arbitrariamente trabajadores ferroviarios (muchos de ellos dirigentes de la oposición a Pedraza) y detenidos en un corte de vía de Castelar, el Pollo Sobrero y otros 10 ferroviarios. (ver reportaje a Flavio Bustillo).
Estos conflictos se dan en momentos en que el gobierno mantiene popularidad, que utiliza para golpear sobre la vanguardia obrera y los sectores que luchan en el marco de una relativa pasividad general de las masas.
Al ser estas empresas de servicios, sectores claves y estratégicos para la burguesía, ni el gobierno ni las patronales pueden permitir que en ellas se desarrolle una vanguardia, que como en el caso de subte viene de obtener un importante triunfo como el de las 6 horas, o en el caso de ferroviarios postularse como alternativa a la burocracia menemista de Pedraza. El gobierno busca el disciplinamiento de los dirigentes y del activismo obrero surgido, golpeando cuando se puede o buscando desprestigiar sus reclamos para preparar el ataque.
Vimos por ejemplo, en el caso de Subtes como funcionó la complicidad entre gobierno y Metrovías. Estos con un volante al usuario y el gobierno mediante la “orden” a los medios de comunicación masivos (monopolios al servicio del capital), para volcar la “opinión pública” contra los trabajadores.
Es que las huelgas o paros en los sectores de servicios públicos involucran también a millones de personas (mayoritariamente trabajadores y sectores medios). De aquí que la pelea por ganarse a los usuarios reviste una importancia primordial no sólo para ayudar a ganar el conflicto, sino para soldar una verdadera unidad obrera y popular, que sea capaz de enfrentar y derrotar a estos poderosos monopolios que cuentan con el apoyo del poder estatal (justicia, policía, etc.).
Recientemente en Francia los trabajadores de la electricidad, que enfrentaron la privatización del servicio, fueron bautizados positivamente como “Robin Hood”. Su metodología de lucha consistió en cortar el servicio de los barrios ricos de París y de los centros de poder estatal y de reinstalarlos en las barriadas obreras donde habían sido cortados por falta de pago. Con justicia se ganaron el odio de la burguesía francesa y la simpatía de los sectores populares. Alguno podrá decir que un corte total de luz es más “contundente” y que por lo tanto más efectivo. Sin embargo la fortaleza de su medida consistió en que logró ganarse apoyo popular. Este método nuevo, es un ejemplo que nos deja el proletariado francés.
Salvando las distancias es el que han implementado los ceramistas de Zanon en estos cinco años de lucha. Las medidas que involucran a la población como los cortes de rutas y puentes o los piquetes urbanos, los realizan tratando de perjudicar lo menos posible a la población y afectando la circulación de mercaderías. Cuando tuvieron que hacer cortes totales fue informando ampliamente a la población para ganársela como aliada. Así se consiguieron el apoyo y reconocimiento de la comunidad, logro que hasta los máximos dirigentes de la CTA deben reconocer con una cierta “envidia”. A su vez los obreros de Zanon retribuyen la solidaridad con donaciones y acciones a la comunidad. 
Si esto es importante en un conflicto fabril, toma una trascendencia superlativa tratándose de servicios públicos que involucran a millones de personas.
Medidas efectivas hacia la población usuaria van en el camino de soldar la alianza obrera y popular. Junto con reclamar mejor servicio y más trenes, mayor comodidad y frecuencia, debe oponerse efectivamente al aumento de las tarifas, e incluso pelear por tarifas populares o gratuitas para desocupados y jubilados. Los huelguistas del subte denunciaban por TV: “sepa que usted paga en realidad 90 centavos el boleto y no 70 porque el Estado los subsidia con 20 centavos que pagamos todos”. En este caso se haría muy popular la demanda de que el boleto cueste 50 centavos.
Estas medidas permiten un enfrentamiento superior contra las privatizadas, demostrando que los trabajadores son los verdaderos interesados en garantizar un servicio barato y confiable para la población. Proponer el control de trabajadores y usuarios sobre los servicios públicos, es parte de un programa avanzado que debe adoptar la alianza obrera y popular, cuestionando en definitiva la propiedad capitalista y buscando ponerla al servicio del pueblo pobre.

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