Si tenemos en cuenta que los que se ven obligados a trabajar, necesitan un buen estado de sus condiciones físicas y psíquicas y el deterioro de su salud aparece como el límite de sus posibilidades de supervivencia, entenderemos por qué es importante que los trabajadores hagan concientes sus problemas de salud, no como algo individual (que es lo que se intenta desde el modelo médico), sino atado a sus condiciones psico-sociales.
La medicina laboral trata de enmascarar, escindir que las causas de las enfermedades laborales son porque la organización laboral esta pensada para extremar la productividad, aun a costa de lesionar gravemente a los trabajadores. Veremos en próximas notas, con reportaje a trabajadores, cómo los médicos medican para aplastar algún padecimiento, sin denunciar las causas que lo origina.

Mobbing
Hoy se comienza a hablar del acoso moral (mobbing) en los lugares de trabajo, con un fallo inédito que sienta precedente en la Argentina, conseguido por el CeProDH en Neuquén.
El mobbing se vio incrementado con el neoliberalismo mediante la ruptura del los viejos contratos laborales, la desocupación y las amenazas constantes de ser despedido.
En los sectores tercerizados (que son afectados de forma distinta no sólo en su salud, sino en particular en su relación social) este abuso de autoridad es constante, porque no tienen derecho laboral ni gremial. Esta exclusión de los sindicatos, la falta de especialización y su propia subestimación por la limitada forma de vender su fuerza de trabajo, favorece el trato de trabajadores descartables.
La superexplotación de sus capacidades físicas y psíquicas y la necesidad de aumentar la esperanza de vida en general y la de los períodos activos laborales en particular, ha llevado al aumento de la producción y venta de drogas y fármacos que constituyen necesidades funcionales del sistema capitalista.
Si pensamos que la salud es algo que uno delega al Estado, las obras sociales, los profesionales de la salud, este mismo tema se agotaría en la crítica de lo que no funciona o funciona mal. Ahora, si pensamos que la salud está ligada a las tareas que realizamos: horas extras, modo de vivir, salarios insuficientes; esto lleva a darse cuenta de que ocurre por las condiciones de explotación en la que se ven sometidos los trabajadores, y posibilita la necesidad de organizarse para luchar contra estas condiciones.
Partimos de pensar junto a Franco Basaglia, que los trabajadores no deben delegar la salud1 , no sólo a las obras sociales, sino en el médico. Este “no delegar” no significa negar la especificidad de la práctica profesional de la salud, sino incluirlas y determinarlas a través de las acciones ideológicas y políticas de los trabajadores.
Nos proponemos difundir (saldrán en los próximos números de LVO reportajes a trabajadores) divulgar la problemática de la salud física y psíquica de los trabajadores, para dar un arma más de qué y cómo defenderse.
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1 Como el Non delega, consigna de los consejos de fábrica de los trabajadores italianos en la década del ’70 , que implicaba, entre otras cosas, no delegar los problemas de la salud en los médicos.