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Nacionales

A la mafia policial y sus instigadores

La paramos los trabajadores y el pueblo o no la para nadie

1ro de julio 2004

El último 26 de junio se cumplieron dos años del asesinato de Maximiliano Kostequi y Darío Santillán y más de 30.000 personas participamos de la movilización a Plaza de Mayo. La noche anterior, en la Boca, un sicario, Juan Carlos Duarte -dealer de la droga relacionado con la Comisaría 24- fusilaba al dirigente de la FTV-CTA, el “Oso” Martín Cisneros. En respuesta, militantes de la FTV, coparon la comisaría exigiendo el castigo a los culpables y denunciando la connivencia de los asesinos con la mafia político-policial. Este es un claro crimen político contra una organización social.
Por otro lado, en Isidro Casanova, corazón de La Matanza, días antes, Diego Lucena –miembro del FTC- fue salvajemente asesinado a la salida de un boliche por matones de la bonaerense, lo que provocó la reacción indignada de sus vecinos y compañeros quienes destruyeron la discoteca y quemaron un patrullero.
Este último hecho junto al asesinato de un pibe en Palermo -que terminó con la quema de una comisaría- y el ataque de una manifestación a la policía de Tres Arroyos, indican que una serie de revueltas locales contra el gatillo fácil irrumpe en escena. Así como hace un tiempo se manifestó un sector de las clases medias tras las banderas de la derecha y la “mano dura” encarnada por Blumberg, una suerte de manifestaciones populares de sentido contrario, un “anti Blumberg”, está polarizando la realidad política.
Esta negativa de los oprimidos a seguir ofreciendo “la otra mejilla” a la brutalidad policial, y la persistencia de la organización de los desocupados –aunque en una fase defensiva- molesta a los capitalistas, al poder político y a la mafia peronista y está siendo tomada por los medios de comunicación, para azuzar la campaña antipiquetera y el pedido de represión lanzado en las últimas semanas. Los analistas señalan el resurgir de la “violencia política” en la Argentina y piden frenarla golpeando aún más contra los piqueteros y los movimientos de lucha. El agente de los gusanos, Roger Noriega –encargado de Asuntos Latinoamericanos del Departamento de Estado norteamericano- acaba de sumarse con sus declaraciones a esta campaña reaccionaria (tanto que hasta el canciller Bielsa tuvo que contestarle diciendo que “estaba harto” de la intromisión de Noriega).
La nueva andanada derechista tiene su punto de origen en la molestia de los capitalistas ante los “escraches” a Repsol-YPF y las ocupaciones de los Mac Donald’s. Pero lo que verdaderamente los sacó de quicio fue la reunión de Parque Norte, donde estuvieron Tomada, Alicia Kirchner y Oscar Parrilli. Como dice el reaccionario Morales Solá “una cosa era la estrategia de dividirlos y amansarlos (a los piqueteros NdeR), a la que D’Elía sirvió notablemente, y otra es convertirlos en una estructura política presidencial para desafiar al duhaldismo” (La Nación, 30/06/04). Lo que intentan hacer desde el establishment y el aparato duhaldista –con el aval del imperialismo- es impedir que afloren “tentaciones populistas” en el gobierno e imprimirle un giro mayor a la derecha.
Extraña “violencia política” la que condenan los voceros de la burguesía que hasta ahora se cobró la vida de militantes mientras que las fuerzas del orden y los asesinos a sueldo no tienen una sola víctima. La violencia de hoy es la del gatillo fácil, las víctimas son los hijos del pueblo pobre, hambreados y apaleados. Pero también la violencia de la explotación patronal. La tragedia de Río Turbio, donde los mineros fueron llevados al muere por los burócratas estatales y la desidia empresarial, es su clara expresión. En fin, la violencia del sistema contra los explotados. Frente a este orden de cosas, los explotados deben afirmar su derecho inalienable a la rebelión.
Desde el PTS llamamos al conjunto de los trabajadores y el pueblo a repudiar y movilizarse contra los ataques reaccionarios, a luchar por imponer una Comisión Investigadora Independiente y el juicio y castigo a los responsables materiales y políticos del asesinato de Martín Cisneros y todos los compañeros caídos, producto de la violencia policial. A los asesinos hay que buscarlos en la Federal y la Bonaerense, en la SIDE, entre los punteros y dirigentes del PJ y en los empresarios que junto a la vieja política claman contra la “anarquía” alentando que se reprima a mansalva. Hay que luchar por la disolución de las policías y de todo el aparato represivo.
Llamamos a la unidad de las organizaciones obreras combativas, los movimientos piqueteros, los organismos de derechos humanos, el movimiento estudiantil y la izquierda para pararle la mano y defender a nuestros compañeros y compañeras de la furia revanchista de la clase dominante. Está planteado el más amplio frente único que –desde nuestro punto de vista- debería ser encabezado por los sindicatos, en primer lugar por la CTA, convocando a movilizar a toda la clase trabajadora, la única que puede ir hasta el final en esta lucha. El paro nacional del 2 de julio no puede ser un acto simbólico. Es necesario ganar las calles para pararle la mano a la ofensiva reaccionaria y defender irrestrictamente la libre organización y manifestación de los desocupados. Son las organizaciones obreras y de derechos humanos las que además pueden llamar a la población a ejercer el derecho a la autodefensa como un medio legítimo frente a la violencia estatal y de las mafias políticas.

Prensa

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