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Charla con Norberto Galasso, historiador y ensayista político

La deuda es un mecanismo de sometimiento imperialista

1ro de julio 2004

La matriz lógica de la deuda se remonta a la historia y casi no cambió, con el tiempo. Las consecuencias de pobreza y entrega tienden a profundizarse. Los mecanismos funcionales al pago parecen tomar otras formas, pero rápidamente caen sus máscaras descubriendo otro negociado capitalista.

La dictadura sienta las bases

Tan sólo con recordar que en el ’76 su monto se encontraba en unos 7000 millones de dólares, para pasar a ubicarse en más de 30.000 apenas asume Alfonsín, y señalar que una de las primeras leyes de la dictadura genocida fue la modificación del Código de Procedimientos, debilitando la competencia judicial del país a favor de los tribunales extranjeros2 , podría ser suficiente muestra de la entrega y robo sobre la nación. Pero siempre hay un poco más; y aquello fue sólo el comienzo. “Su ministro de economía, Martínez de Hoz -recuerda Norberto Galasso-, era un hombre de Rockefeller; y tenía una pata en los estancieros nacionales y otra en el capital financiero norteamericano. Fue él quien impulsó la especulación financiera, y liberó las tasas de interés y el giro de divisas al exterior.”

Estatización y seguro de cambio

“Permitir ese libre giro de capital al exterior -continua Galasso- va endeudando al país y acumulando dólares en el exterior de empresas argentinas. Cuando éstas tienen cerca de 15.000 millones de dólares de deuda, negocian con la dictadura (con Cavallo y González del Solar), el ‘seguro de cambio’. Mediante este mecanismo le descargan al estado casi la totalidad de esa deuda. En ese momento, a varias de las empresas que todos conocemos (Techint, Celulosa, Perez Compac, Macri, Bulgheroni…), el gobierno, mediante una pequeña prima de seguro, les garantiza el valor del dólar a tres años al peso de aquel momento.” Transcurrido el plazo (proceso de inflación mediante), las “empresas patrióticas” (las de siempre) pasaron por ventanilla. Tomaron a 10 lo que salía 80; los 70 que restaban, se hizo cargo la dictadura, trasladando como deuda externa esta diferencia al pueblo trabajador. La deuda privada se convertía de esta forma en deuda pública.

Festival de bonos y menemismo

La llegada de la “democracia” abre expectativas populares. Pero Alfonsín representa a su clase y reconoce la deuda militar. “Paga todo lo que sea en materia de intereses y refinancia capital -señala Galasso- ; y, mediante la emisión de bonos, empapela el país” La UCR, duplica la deuda y estalla la crisis. La llegada de Menem, crea un nuevo estatuto colonial a través del Consenso de Washington y da un nuevo salto. “Esos títulos (o bonos) no se estaban pagando –continúa, el historiador-; habían caído muchísimo en su valor. Los de 100 se cotizaban a 18. En ese momento el Estado podía haber comprado estos títulos a un bajo costo. La deuda por ese entonces era de unos 60.000 millones; con menos de 12.000 se cancelaba. Menem, en cambio, cambia los títulos viejos por nuevos, y a los que tenían uno a 18 le da uno nuevo por 100, junto con nuevas garantías. Esto continúa incrementando la deuda, con nuevos intereses que son como una bola de nieve.” Plan Brady, le llamaron; en homenaje al funcionario norteamericano.

Capitalización y privatización

La capitalización de la deuda, es otro de los mecanismos que utiliza el menemismo. “Tipos como Neustadt y Grondona -expresa Galasso- venían fomentando desde hacia tiempo la privatización. En el ’91 / ’92, Menem encara ‘la venta de las joyas de la abuela’. Rifa todo el patrimonio público. En el caso de las empresas telefónicas, por ejemplo, le plantean a los compradores de ENTel (con el asesoramiento de María Julia Alzogaray), que deben pagar una parte al contado y otra en títulos de deuda. Pero estos títulos, que habían caído otra vez de valor, lo reconocen casi al cien por cien. Por lo cual, compraban un bono de 100 a 25 y, por la otra ventanilla, el gobierno se los reconocía a 95.”

Default, pesificación, superávit y quita

Lavagna, bajo la gestión de Duhalde y los primeros meses de Kirchner amplió la deuda -según el economista Claudio Katz- en 60.000 millones de dólares. Este mecanismo fue a través de la pesificación y el salvataje a los bancos, aplicado por ambos gobiernos peronistas. Luego, vendrá la “quita”. “La quita del 75% sobre la mitad de la deuda -señala Galasso- , al reconocer el pago de los intereses por dos años (que no iban a reconocer) la ubica en una quita de 40%. Por lo cual, la deuda pasaría de aproximadamente de 180.000 a 140.000. Pero así y todo la deuda es impagable. Hay que crear conciencia de esto; de ser posible accionar los mecanismos para que haya un plebiscito, una consulta popular, etc. Transferido a pesos los intereses actuales, pueden llegar a significar entre un 15 ó 20% del presupuesto nacional. Con este drenaje de divisas no se puede ni soñar en obra pública o educación o mejorar la salud… ni soñar con nada (…) La deuda, es un mecanismo de sometimiento imperialista.”

La deuda eterna

La nueva forma de pago aplicada por Kirchner y Lavagna, mediante el giro del superavit fiscal primario (durante 40 años), implica un erogación de dinero al exterior descomonual y una extensión en el tiempo increíble. Un caso testigo, opinan algunos analistas. “Lo cual hace -reflexiona Galasso-, que la deuda se haga eterna. De este modo es imposible ayudar a los trabajadores desocupados. Al imponernos el superávit fiscal primario (que es el 3% pero que quieren llevarlo al 4,5), es imposible que el Estado realice la obra pública y el gasto social necesario; no se puede hacer nada, se convierte en un país esclavo; lo que ha sido una constante -por otra parte- a lo largo de la historia.” El “nuevo modelo”, cierra el historiador, “implica un mercado interno reducido, salarios cada vez más bajos; la búsqueda de mercados externos, y una continuidad de las operaciones financieras y de endeudamiento; es decir, un capitalismo parasitario, rentista…”

1 Norberto Galasso, en el 2002, publicó un libro sobre la historia de la deuda externa argentina titulado “De la Banca Baring al FMI”.
2 Alejandro Olmos Gaona, “La deuda externa”.

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