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El futuro ya llegó

La crisis energética y los parches del gobierno

14 de septiembre 2006

Las predicciones sobre el agotamiento de la energía se convirtieron en realidad. Todos los análisis no oficiales indican que con la estructura actual de producción y suministro energético, en el verano no alcanzaría para abastecer a toda la sociedad, a lo que se debe sumar la escasez de gasoil en las provincias. Así no sólo se revelan las consecuencias de las privatizaciones de los ’90, sino también la falta de previsión del gobierno que mantiene la misma estructura que llevó a la actual crisis. Mientras tanto, el ministro De Vido a la vez que niega esta crisis recomienda “mantener un consumo ‘racional’ de la energía”.
De acuerdo a los especialistas, el promedio de la oferta disponible de energía eléctrica es de 18.000 MW, un pico que casi se alcanzó el 31 de julio pasado con una demanda de 17.395 MW, encendiendo todas las alarmas y desenmascarando un problema estructural de la Argentina capitalista (ver recuadro).
Ante la inminencia de una crisis en la energía eléctrica la Secretaría de Energía, mediante la resolución N° 1281/06, establece que aquellos grandes y medianos consumidores que utilicen más de 300 KW, sólo podrán comprar energía hasta el límite de lo consumido en el 2005 y, si necesitan más energía, los obliga a autoabastecerse contratando generadores que funcionan con combustible líquido o construyendo sus propias usinas. En otras palabras, a las empresas el sistema eléctrico ya no les garantiza el abastecimiento si crecen. El problema de fondo es que el conjunto del sistema eléctrico depende en un 53% del gas, gasoil o fuel oil con el que funcionan las centrales térmicas y esa es una cuestión irresuelta por la entrega y el saqueo de los hidrocarburos (ver cuadros). Pero, además, la intención de que las empresas se autoabastezcan tampoco es viable en el corto plazo, ya que no se construye una usina como quien se compra un auto. Por lo tanto, y dependiendo del grado de escasez, esto puede redundar en cortes de energía y una baja en la producción, a la vez que un aumento en los precios por el traslado de los mayores costos a los productos.
Por último hay planes para incrementar las tarifas. Uno de ellos es mediante una modificación del Plan de Uso Racional de la Energía Eléctrica (Puree), que en el 2004 tuvo el objetivo de ahorro del 5% del consumo, y luego fue reeditado en 2005 con un ahorro del 10% para los clientes de Edenor, Edesur y Edelap. Este plan penaliza el consumo mayor al del año 2003 y otorga beneficios si se consume por debajo. El otro plan es el aumento liso y llano de las tarifas como lo propone el gobernador Alperovich de Tucumán. Por su parte, los empresarios de la electricidad, en conversaciones privadas, proponen el aumento de las tarifas a los sectores de mayores recursos y mantener una “tarifa social” para los sectores más bajos, es decir, subir las tarifas con una cobertura “progre”.
La oposición, desde Macri a Lavagna, critica la improvisación del gobierno, mientras avalan las privatizaciones menemistas, y su programa se reduce a un incremento de tarifas, como ya lo había propuesto Lavagna cuando era ministro de economía. Todos los proyectos capitalistas demuestran así su incapacidad para resolver los problemas estructurales del país a favor de los trabajadores.

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