A pesar del intento gubernamental de mostrar que a 200 años somos una nación “libre y soberana”, lo cierto es que seguimos sometidos al imperialismo, los banqueros, los terratenientes y los grandes capitalistas, que controlan los principales recursos de la economía. Este gobierno ha sido incluso uno de los mayores pagadores de la deuda externa. Pero pese a sus esfuerzos por complacer al capital financiero internacional, la crisis con epicentro en Europa está haciendo fracasar los objetivos de los Kirchner y el ministro Boudou. El canje de la deuda en default del 2001 no logra conformar a los fondos buitres aunque la oferta del negociado fue más que generosa. La utilización de las reservas y los pagos de 2400 millones de dólares que el gobierno presentó como una gesta nacional del Bicentenario para conseguir un “endeudamiento a tasas más bajas” no tendrá lugar por el encarecimiento del crédito. El intento de los Kirchner de tender una mano al capital financiero y así conseguir fondos para simultáneamente pagar la deuda, subsidiar empresarios y mantener el gasto social para “los más desprotegidos” hace agua. La vuelta al ciclo de endeudamiento iniciado por la dictadura y el reconocimiento de la legitimidad de la deuda, solo traerá nuevas penurias para el pueblo trabajador. No hay salida de independencia nacional mediante la conciliación con el capital: hay que empezar por dejar de pagar la deuda externa como parte de un programa para terminar defintivamente con el sometimiento nacional de nuestro país y del conjunto de América Latina. Una tarea histórica que solo podrá ser resuelta por la clase trabajadora.