Las huelgas de los últimos días sacudieron la escena política nacional. Los gorilas de todo pelaje salieron a poner el grito en el cielo, el gobierno decía que no negociaría sobre presión y la burocracia sindical se sumaba al coro de los “críticos”. ¿Qué había pasado?
Como las direcciones sindicales sólo negocian magros “aumentos”, el ejemplo de subte se extendió y un sector de la vanguardia obrera rompió el cerco y salió a pelear.
Estallaron conflictos duros. En la mayoría de los casos con las llamadas huelgas salvajes (sin el aval de las direcciones oficiales de los sindicatos) como en el Hospital Garrahan, o Ramos Mejía, LAFSA, o docentes en Salta, o Parmalat. Tuvieron gran repercusión mediática y en ellas tiene un peso importante la izquierda. A su vez, los ceramistas de Zanon volvieron a movilizarse a Buenos Aires ante la apertura del llamado cram down (ver contratapa) por parte del juez y en un hecho histórico los trabajadores del Subte decidieron un paro de media hora en repudio a la represión y detención de los compañeros de LAFSA, que horas después eran liberados y en apoyo al Garrahan.
Son luchas encabezadas por delegados combativos que no responden ni a la CGT ni a la CTA. Funcionan en base a asambleas de base, recurren a medidas de acción directa, paros, cortes, marchas, etc., repudian las maniobras como las conciliaciones obligatorias, apelan a la solidaridad de desocupados y de otros sectores, buscan coordinar. Reivindican la lucha de clases y no la colaboración como hace la burocracia sindical. Casi todos estos sectores estuvieron en el Encuentro Obrero del 2 de abril que se propuso empezar a coordinar y unir estas experiencias. Con sus resonantes luchas y triunfos pueden entusiasmar a miles a seguir su ejemplo. Si esto sucede será más fácil poder imponerles a los grandes sindicatos y a la CGT y la CTA la huelga general contra los planes de Kirchner.
Estos delegados y dirigentes son la expresión, todavía minoritaria, pero creciente, de una nueva forma de sindicalismo. Tienen razón en preocuparse gobernantes, patrones y burócratas sindicales.
Al inicio de la recomposición de la clase trabajadora se está gestando una nueva dirección democrática y combativa, que no tiene como referente al peronismo (aunque algunos de ellos lo sean) que ha sido y es la organización política patronal y de la burocracia, a la que siguen la mayoría de los trabajadores desde hace décadas. Al contrario, estas nuevas direcciones están influenciadas por ideas clasistas y de izquierda o integran directamente los partidos que se reclaman de la izquierda obrera y socialista. Desarrollar, unir, coordinar y fortalecer estas nuevas tendencias de la clase obrera es una de las tareas claves de los revolucionarios en el próximo período.
Frente a esta nueva situación de nuestra clase, marchamos a Plaza de Mayo en el día internacional de los trabajadores para apoyar las luchas y avanzar en el reagrupamiento de los trabajadores. De esta manera estaremos en las mejores condiciones para preparar un nuevo encuentro obrero en julio, con mandato de base y abierto a todos los trabajadores.