Como en esos programas ¿cómicos? que pasan por la tele, donde repiten los sketchs semana a semana con mínimas variaciones, el Presidente y el FMI representan su número vivo periódicamente. El mandatario local se sube a algún palco, en alguna localidad del país, en algún acto electoral, y allí lanza sus diatribas contra el organismo del tipo “no vamos a pagar con el hambre del pueblo”, “no vamos a aceptar condiciones”.

Mientras tanto, en algún lugar del mundo, en alguna conferencia, congreso o reunión, algún funcionario del Fondo aprieta diciendo que la Argentina no tiene plan económico, que a la larga vamos a fracasar, etc., etc. En esta nota comentaremos el verdadero significado de la escena que representan estos personajes.

En un documento publicado en los últimos días el FMI exige entre otras cosas: eliminar los impuestos distorsivos como las retenciones a las exportaciones agropecuarias o el impuesto al cheque, compensar, más aún, a los bancos privados por los efectos de la devaluación, limitar el rol de los bancos públicos o privatizarlos, aumentar las tarifas de las privatizadas, negociar con los bonistas que no entraron al canje, elevar el superávit fiscal al 4,5% y bajar el dólar. Así, la institución le da pie para que entre en escena Kirchner, quien brama ante la tribuna que no vamos a aceptar estos condicionamientos1, y que el actual gobierno va a continuar con su política de desendeudamiento.

Y... tras bambalinas los hacendosos funcionarios del Ministerio de Economía, ordenan sus papeles y arman las valijas para viajar a Nueva York (las negociaciones con el Fondo comienzan en 15 días), y demostrarle al imperialismo que de a poco van haciendo los deberes. “Hay efectivo”, decía un conocido personaje, a pesar de la histórica crisis que hemos vivido en estos últimos años, entre Duhalde y Kirchner pagaron el 22% de la deuda con el Fondo (unos U$S 3.119 millones según Clarín del 28/06), y para lo que resta del año, si no hay acuerdo, pagarán todos los vencimientos. Claro que como los fondos públicos no alcanzan, saldrán a pedir préstamos, aún cuando tengan que pagar tasas más altas que las del FMI endeudando todavía más al país para tal “noble fin”. Con respecto al superávit fiscal, el presupuesto de este año es del 3,9 % (sumando Nación y provincias), como vemos no muy lejos de lo que pretende el Fondo. Sin embargo el superávit del año pasado fue del 5%, y este año se cumpliría con la meta presupuestada a pesar que se incrementaron los pagos (no previstos) al FMI, Banco Mundial, BID y bonistas que entraron al canje. Con respecto a las tarifas de los servicios públicos, como no pueden aumentarlas para todos porque desataría la bronca popular, el gobierno las aumenta para el comercio y la industria. Las últimas fueron una suba entre 15 y 20% en el gas, antes fue un aumento similar en la electricidad, y se está discutiendo un aumento en Aguas, estos empresarios a su vez descargan estos aumentos en los precios.

Pero no todo es verso, el lector debe entender que cuando habla de “no pagar con el hambre del pueblo”, el Presidente no se refiere a Usted, para él el “pueblo” son los empresarios imperialistas y sus socios, los grandes grupos locales. Por eso no quiere bajar el valor del dólar, ya que esto es lo que permite proteger la industria local y beneficiar al sector agroexportador. Cuando se resiste a bajar el gasto, no es que quiera gastar más en salud o educación, está hablando de mantener e incrementar los subsidios que otorga a esos mismos empresarios. Resiste la privatización de la banca pública porque es el instrumento que tiene para obtener fondos, ya sea para pagar la deuda, sostener el valor del dólar, o financiar sus gastos.

De esta manera al final de la función, con más o menos regateo, el gobierno cede, y la carga de estas concesiones recaen sobre los trabajadores del pueblo. Hay que romper con el imperialismo, dejando de pagar la fraudulenta deuda externa, pero esto no se puede lograr si no es luchando contra este gobierno, que mientras beneficia a la cofradía de empresarios que dominan la economía, en lo esencial va cumpliendo con los dictados del FMI.