logo PTS

Libertades Democráticas

Inseguridades de las que nadie habla

Somos millones los que en los barrios pobres como La Matanza, denominados “zonas calientes” por quienes piden “mano dura”, vivimos la inseguridad de garantizar el plato de comida a nuestros hijos, o si vamos a mantener el empleo en los próximos meses.

PTS

2 de abril 2009

Somos millones los que en los barrios pobres como La Matanza, denominados “zonas calientes” por quienes piden “mano dura”, vivimos la inseguridad de garantizar el plato de comida a nuestros hijos, o si vamos a mantener el empleo en los próximos meses. Convivimos con la inseguridad de no contar con los servicios básicos de agua potable, gas natural, o una vivienda digna. La inseguridad de saber si nuestros pibes van a poder completar sus estudios porque de las 500 escuelas que hay en La Matanza 400 tienen problemas de infraestructura y las becas no alcanzan a cubrir ni el 10% de las necesidades. Convivimos con la inseguridad de un accidente menor o una enfermedad curable que pueden acabar con la vida de uno de los nuestros ya que no tenemos acceso a los servicios elementales de salud. Somos víctimas de una continua inseguridad, porque ser joven, morocho y pobre hay riesgo de que te maten en cualquier esquina con el gatillo fácil de la policía. Así le paso a Maxi Sosa, un joven trabajador de Virrey del Pino que caminaba junto a sus amigos por las calles de su barrio cuando un policía de la federal lo fusiló. El asesino aduce en su declaración ante la justicia que lo confundió con un chorro por vestir bermudas y usar gorra visera, claro que a ningún federal se le hubiera ocurrido hacer lo mismos con un pibe de Palermo alto y rubio Pero de esta inseguridad, la del pueblo pobre y trabajador no se habla. Se intenta presentar una realidad donde las víctimas son sólo aquellos que sufren algún robo y los victimarios siempre los pobres.

Quieren convertir a nuestros barrios en guetos y destinan millones a tal fin. Cinco años de crecimiento económico no mejoraron nuestra situación y con la crisis en ciernes nuestras necesidades se profundizarán aún más.

Los que destinan millones para vigilarnos día y noche, no lo hacen sólo para garantizar la seguridad de sus negocios y propiedades. Lo hacen por el temor que les provoca saber que los explotados y oprimidos podemos organizarnos para luchar contra estas inseguridades. Lo vimos en febrero, cuando bajo las órdenes de Scioli más de mil policías desalojaron a las familias del Barrio Nicoll de La Matanza, cuando intentanban encontrar una solución al problema de la falta de vivienda.
Este plan de vigilancia permanente de nuestros barrios intenta instalar el miedo y la resignación a la pobreza. Ninguna solución vendrá de la mano de la militarización ni del aumento del presupuesto para las fuerzas represivas que son cómplices y parte del delito organizado.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: