(...) Lo primero que dijimos en esta campaña electoral es no vote a sus verdugos. Esa fue una de nuestras consignas. Que ni Chiche ni Cristina, ni Macri, ni el ARI ni los demás sectores patronales son alternativa para los trabajadores. Son los verdugos que les piden el voto para después gobernar en contra como lo hicieron en estos últimos 20 años.
El gobierno de Kirchner que es el que aparentemente va a ganar es el más peligroso porque tiene una cara progresista, mentirosa, porque en realidad,desde que ganó las elecciones ha venido a enterrar la heroica lucha del 2001 cuando tiramos a De La Rúa. Dice que no paga al Fondo y es el que más ha pagado. Esa es la verdadera cara del peronismo. Kirchner dice que quiere hacer un país normal. ¿Qué es lo normal para Kirchner? La desocupación, el hambre la miseria, bajos salarios, falta de presupuesto para la educación y la salud (...). Es inevitable que si le dan el voto a Kirchner van a venir las malas noticias después, porque ya las estamos recibiendo en estos días. No nos dejó entrar a la plaza, mete presos a luchadores, judicializa la protesta social, eso es lo que se viene. Dentro de una semana y media recibe al genocida Bush y nos va a impedir llegar a Mar Del Plata y manifestarnos. Para eso nos tenemos que preparar.
Lamentablemente, desde aparentes sectores populares también lo han apoyado. Ahí está Hebe de Bonafini echándole la culpa a los trotskistas de cortar rutas, negándose a apoyar la lucha del Garrahan. Esos son los sectores que se han comido el verso kirchnerista de que es un gobierno progre. Pero nos atacan no sólo Hebe de Bonafini sino Alberto Fernández y todos lo peronistas. Porque los trotskistas mantenemos esa tradición de lucha e independencia contra los gobiernos patronales. (...)
La clase obrera necesita luchar por su independencia de clase, tomar en sus manos el futuro como lo están haciendo muchos compañeros en sus luchas (...). Como paso previo, como una manera de ir acumulando fuerzas para lograr eso que necesitamos, ese gran partido socialista y revolucionario que dirija a los trabajadores.
Otra cosa que dijimos en la campaña es ¡abajo la burocracia sindical!, apoyo a las luchas. Porque ese es otro de los elementos que conserva el capitalismo para mantener regimentado a la clase obrera (...).
Y también tenemos que impulsar con todas nuestras fuerzas un fenómeno que ya está pegando fuerte, y que hoy hemos tenido acá en nuestro acto muchos representantes. Es el nuevo clasismo, esa nueva vanguardia que se está fogueando en la lucha salarial o contra los despidos. Muchos hablan de clasismo, pero nosotros decimos clasismo con política obrera y revolucionaria, no un clasismo que se cuelgue detrás de alguna que otra variante burguesa de la política. (...)