La burocracia iba dividida en dos listas la Verde de Daer (Verde) y la Azul de su adjunto Giménez. La Celeste y Blanca conformada por las Internas de Terrabusi, Pepsico y Stani era la única oposición. Así lo entendieron muchísimos trabajadores que la votaron. Pese a un fraude preparado con antelación (con una junta electoral adicta y de familiares de Daer, inflando padrones, cambiando horario de votación, en complicidad con algunas patronales negando la entrada de los fiscales opositores, etc) que fue denunciado desde el inicio, la Celeste y Blanca ganó holgadamente en las fábricas mas grandes del gremio como Terrabusi, Pepsico, Stani y Bagley con el 50% o mas de los votos. Salió segunda en Bonafide y Fel Fort y ganó en varias fabricas chicas. Y superó el 20% en la votación general. En un gremio de unos 12.000 trabajadores votaron menos de 3000.

Leonardo Norniella, candidato a Secretario Gremial, expresó "es un enorme orgullo para nosotros que en medio de tanto voto pago los compañeros hayan vuelto a ratificar el apoyo a nuestra propuesta de un sindicato diferente: con democracia interna, organizado por asambleas de base, y en defensa de los trabajadores y no de los intereses patronales... Salimos fortalecidos.. el desafío es mayor aún".

Un triunfo muy significativo fue el de Bagley donde la burocracia (tanto Daer como Giménez) habían acordado el cierre de la misma con la multinacional Danone, dueña de la misma. La Celeste y Blanca se arraigó en la campaña, 3 compañeros fueron candidatos y se realizó una intensa actividad contra el cierre de Bagley. Mas del 56% de los votos, muestran el apoyo a una lista combativa y el odio a la burocracia entreguista. Con el fraude, el menemista Daer se garantiza el sillón por 4 años más, con el aval del Ministerio kirchnerista. Sin embargo en las grandes fábricas (todas multinacionales) se consolida la izquierda.

En un gremio con baja afiliación, de cierta tradición peronista, que viene recuperándose de varias derrotas, con altísimo personal contratado y no afiliado que es permanentemente despedido, la significativa votación de una lista de izquierda, como la Celeste y Blanca ("la lista de los violentos" como intentó desprestigiarla Daer) muestra que en las grandes concentraciones y en muchas empresas chicas algo está cambiando en lo profundo de los trabajadores de la alimentación.

La tarea ahora es profundizar la huella marcada en esta campaña, darle continuidad en un reagrupamiento permanente del activismo y de los luchadores para enfrentar a los atropellos patronales y a la burocracia sindical cómplice. Para que se reconozca a la Interna de Stani y se elijan delegados por sector en todo el gremio, para unir a efectivos y contratados, para evitar el cierre de Bagley, frenar los despidos que son cosa de todos los dias y para luchar por salario. En fin, para organizar una verdadera corriente clasista en la Alimentación.

Nota: al cierre de esta edición continuaba el escrutinio definitivo.