Los aeronáuticos de LAFSA que vienen de un triunfo contra LAN y el gobierno, los enfermeros y enfermeras del Garrahan y los hospitales en lucha de Capital y Buenos Aires, los miembros del cuerpo de delegados del subte Metrovías, los delegados y trabajadores del Astillero Río Santiago nuevamente en lucha por el salario, los docentes de Salta y de los Suteba independientes de la burocracia, los ferroviarios del Mitre, Sarmiento y Roca que se oponen a Pedraza, los obreros de Parmalat que luchan contra el cierre de su fábrica, los miembros de las comisiones internas de Terrabusi y Pepsico opositoras a Daer en la alimentación, las listas opositoras de la Carne, los telefónicos combativos y los ovacionados obreros de Zanon y el sindicato ceramista que vinieron en delegación desde Neuquén. Los representantes de las últimas luchas y procesos de reorganización obrera estuvieron en el palco. Luego subieron los dirigentes de todas las organizaciones combativas de los desocupados y de los partidos de la izquierda. Los intentos divisionistas no prosperaron.
Todos, sin excepción, tuvieron su lugar en Plaza de Mayo y saludaron a los más de 15 mil manifestantes presentes. Ese fue el primer y rotundo éxito del acto. Mientras la CGT se dedicaba a pasar un spot por la TV, y la CTA y la centroizquierda se borraban.
“Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode, se jode” fue la consigna elegida por las delegaciones de todas las representaciones obreras, piqueteras y de la izquierda.
El segundo éxito del acto fue el contenido del documento común de las organizaciones convocantes que fue leído en Plaza de Mayo. Tal como había sido resuelto en el Encuentro Obrero Nacional del 2 de abril, claramente unitario y de lucha, contra la burocracia sindical, el gobierno y el imperialismo.
“Por salario y trabajo, No al pago de la deuda, No al pacto Kirchner-FMI” son las consignas que encabezan el documento que dice: “Todo esto es un indicio claro de la aparición en escena de un nuevo activismo sindical que sale a la lucha superando la parálisis y la traición de las direcciones de la CGT y la CTA...” . Párrafo por el cual el PC no firmó el documento.
Y más abajo agrega : “El Encuentro del 2 de abril en la Facultad de Filosofía y Letras, que congregó un importante número de comisiones internas, cuerpos de delegados, sindicatos combativos y activistas, constituyó una comisión de enlace y convocó a un nuevo Encuentro para el mes de julio en el camino de recuperar, de mano de los burócratas traidores y conciliadores, las organizaciones del movimiento obrero.”
Lograr este documento costó una dura batalla previa, de la que tenemos el orgullo de haber sido parte. Nosotros hubiéramos preferido, y así lo propusimos hasta último momento, que en lugar de limitarse a los saludos, las principales luchas obreras hubieran podido hacer uso de la palabra por algunos minutos, con un criterio representativo, unitario y que contemple a todos. A esto se opusieron la mayoría de las organizaciones. Algunos, como el MST o el PO, no querían oradores porque los dirigentes de las luchas podían opacar a sus futuros candidatos a las elecciones de octubre. Otros porque, desgraciadamente, intentaron proscribir a la izquierda y a los compañeros piqueteros. Los primeros por electoralismo, los segundos por sindicalismo antizquierda y antidesocupados. Pero finalmente la fuerza de las luchas obreras del último período hizo primar la unidad, el criterio de representación obrera y el posicionamiento claro contra el gobierno.

La columna obrera y clasista

El PTS se encolumnó detrás del llamado de los obreros de Zanon y de las organizaciones y compañeros que impulsan el periódico clasista Nuestra Lucha. Detrás de la delegación ceramista, marcharon con sus banderas la Comisión Interna y activistas fabriles de Pepsico y trabajadores de otras empresas de la alimentación, del frigorífico tomado La Foresta de La Matanza, de la Lista Marrón del Astillero Río Santiago, de los telefónicos porteños de la Agrupación Desde Abajo, de activistas del Hospital Castex y el Posadas, compañeros de metalúrgicas y siderúrgicas en lucha, junto a ferroviarios, docentes, estatales y cientos de compañeros trabajadores independientes y activistas antiburocráticos. La columna obrera fue indicativa de una corriente que surge apoyando el mandato de asamblea que los obreros Zanon llevaron al Encuentro del 2 de abril y la batalla, aún no finalizada, para que el nuevo Encuentro Obrero Nacional convocado para julio sea abierto a los activistas que se organizan contra la patronal y la burocracia en las empresas, y que las delegaciones participantes arriben con mandato de las bases. Y mostrando así la unidad de los compañeros clasistas independientes y la izquierda revolucionaria que lucha consecuentemente por la independencia de clase.