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Nota 2:

Gestamp, Lear, Donnelley: lucha consecuente y frente único

PTS

22 de octubre 2014

En mayo comenzaron luchas muy duras en el Gran Buenos Aires. Al duro enfrentamiento a los despidos en la alimenticia Calsa, que se unió en la lucha con los despedidos de la refinería de Shell, ambos en la Zona Sur, siguieron los conflictos en la Zona Norte: primero Gestamp, luego Lear, Donnelley y Emfer. El Encuentro Sindical Combativo de la Zona Norte (24/5) preparó el momento álgido de la lucha de Gestamp (la toma del puente grúa, 27/5). PO estuvo ausente de ese Encuentro y de la lucha de Gestamp. La obligación de todo el que se considere revolucionario es estar en la primera fila de esas batallas.

Luego vino la gran batalla de Lear, donde PO participó al comienzo en los piquetes, hizo un esfuerzo muy pobre (literalmente) por el fondo de lucha y hacia el final redujo su apoyo a una participación mínima, mientras en su prensa había definido correctamente que esta lucha significaba “una barrera contra los despidos y las suspensiones”. Nada más ni nada menos. Incluso ya es mucho más que eso, pues significa una crisis para el gobierno nacional, la Gendarmería y la burocracia del SMATA (escándalo del gendarme carancho, infiltrados, papel bochornoso del SMATA a ojos de millones, etc.).

El cierre de Donnelley y la posterior toma y puesta en producción, reforzó esa “barrera”. Desde el PTS y nuestros dirigentes en Lear y Donnelley, planteamos no sólo denuncias sino también exigencias concretas a las direcciones de los sindicatos en ambos conflictos, a la vez que impulsamos con todo el Encuentro de lucha convocado por las internas de Donnelley, Lear y Emfer (16/8). Allí participaron PO, IS, el MST y hasta dirigentes de la CTA Micheli. La más amplia unidad para apoyar e impulsar las luchas, para que triunfen. Los grandes ausentes en dicho Encuentro fueron el Pollo Sobrero (aunque si fueron compañeros de IS) y el Perro Santillán (que se limitó a mandar una carta, ¡ni siquiera una delegación!). Estas ausencias no fueron casuales: nuestros aliados del ESC de Atlanta no hicieron ni un décimo de lo que hubieran podido hacer por el triunfo de estas duras luchas.

En el Encuentro Donnelley-Lear-Emfer, las internas convocantes propusieron poner en pie una coordinadora regional de lucha que agrupe todas las organizaciones obreras combativas de la Zona Norte. PO se opuso a esa propuesta. También el MST.

La política de aislamiento del PO de toda interna donde actúan ya había tenido un duro precio en la lucha derrotada de Impresores (Pilar), que luego llevó a que perdieran las elecciones de Comisión Interna, donde se negaron a impulsar el más amplio frente único para que la lucha contra los despidos triunfe; frente al fraude de la burocracia en la colchonera Seally que llevó a perder la CI; frente a los ataques a los delegados en Avon, donde también se cortaron solos y no pudieron enfrentar la persecución de la burocracia, retirándose luego de la fábrica dos de los delegados combativos.

La autoproclamación tiene un altísimo precio cuando se traduce en enfrentar los ataques de las patronales, la burocracia y el gobierno en forma aislada y sin un plan de lucha consecuente, peor aún si se trata de delegados sueltos sin una organización fuerte del activismo en cada fábrica. Los casos de Lear y Donnelley muestran lo contrario: más de 4 meses de lucha y resistencia durísima por un lado, ocupación de la fábrica y puesta en producción ante la quiebra patronal por el otro. Los dirigentes y militantes obreros del PTS en ambas fábricas pelean por la unidad y la coordinación sin ningún sectarismo, pero llevando la lucha hasta el final, organizando sistemáticamente al activismo, a la vez que defienden el programa y los métodos del clasismo.

Una deformación sectaria del frente único

Ahora PO incluso inventó una “teoría” de que “no puede haber una coordinación real de las luchas si no se desarrolla un frente único sistemático” lo cual puede estar bien en general, pero a renglón seguido afirman: “Tampoco puede haber un frente único consistente sin una definida independencia clasista.” (Declaración de la Zona Norte para el “Congreso…”). Con esto dan a entender que el Frente Único Obrero sería sólo posible entre quienes defienden la independencia de clase, cuando es sabido que el sentido fundamental de la táctica de Frente Único Obrero en toda la tradición del marxismo revolucionario (en especial, la Tercera Internacional de Lenin y Trotsky) es el de permitir “golpear juntos, marchar separados” con organizaciones dirigidas por reformistas, burócratas, etc., para que ese “golpear juntos” permita acelerar la experiencia de las bases con sus direcciones y superarlas. ¿Por esto aislaron a los trabajadores de Impresores, Seally, Avon, etc., allí donde pudieron imponer “cercos”?
Y lo más extraño es que la declaración que estamos citando la firman dirigentes a título individual, y no sindicatos o internas: ¿frente único de individuos (que encima no se proponen organizar sistemáticamente al activismo de cada fábrica) cuando cualquier luchador con una mínima experiencia sabe que son los organismos reales de los trabajadores (internas, sindicatos, partidos) los que deben impulsarlos? Eso si que ya suena a chiste. ¿Será para justificar que los dirigentes de FATE que firman la declaración “clasista” integran la Lista Negra (que dirige la seccional) que jamás se declaró “clasista”? Extraño “clasismo individual”.

Más bien parece una justificación “por izquierda” para oponerse a cualquier coordinación seria para la lucha. En Lear hemos visto cómo PO rehúye a la discusión franca con los trabajadores en las reuniones que convocan a todas las corrientes para discutir los pasos a seguir, sin dar ninguna explicación de por qué no aportan al fondo de lucha ni por qué dejaron de participar con fuerza en las acciones de lucha.
En la huelga docente bonaerense ya planteamos en la Nota 1 cómo desarrollaron una política de ignorar el peso de la burocracia (Baradel) para terminar no dándole batalla en las movilizaciones de masas.
En el Encuentro Nacional de Mujeres, el Plenario de Trabajadoras/PO no tuvo la política de desarrollar un polo de lucha consecuente contra la subordinación de la Comisión Organizadora al kirchnerismo y a la Iglesia (terminó así marchando separado del bloque opositor, aunque finalmente se unió a esa columna).
El sectarismo hacia las organizaciones combativas del movimiento obrero se traduce en impotencia frente a la burocracia en sus distintas expresiones.

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