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Internacionales

Cuatros años de guerra imperialista

Fuera yanquis de Irak y Medio Oriente

22 de marzo 2007

El cuarto aniversario de la guerra en Irak se cumple en un escenario muy diferente al del 20 de marzo de 2003. En ese momento la primera presidencia de George W. Bush gozaba del apoyo mayoritario de la población, la "guerra contra el terrorismo" tenía una importante aprobación (aunque menor a la misión en Afganistán). Sin embargo, al mismo tiempo, la prepotencia imperialista provocó la primera movilización multitudinaria coordinada a nivel mundial contra la guerra y dio vida a un extendido movimiento de oposición en el propio corazón del imperialismo yanqui y europeo.
Pero el creciente empantanamiento ha venido golpeando, no sólo a los pocos aliados que aún siguen en esta empresa como Blair (que hace pocas semanas anunció el retiro de gran parte de su contingente militar), sino fundamentalmente al gobierno de EE.UU..

Aumentan las bajas, el gasto militar y el descontento
Estados Unidos lleva gastados cerca de 378.000 millones de dólares (183.000 dólares por minuto) en Irak, se ha cobrado la vida de más de 60.000 iraquíes (aunque varias fuentes estiman cifras mucho mayores) y ya cuenta 3.200 bajas en sus filas. Contrariamente a estas cifras en aumento, la aprobación de Bush dentro su país cayó a casi un 29% y lo transformó en el presidente menos popular de la historia del país. Una gran muestra de la oposición y el descontento que provoca la guerra en EE.UU. fueron las últimas elecciones legislativas, las que le quitaron al partido Republicano la mayoría parlamentaria después de 12 años a manos del partido Demócrata. Sin embargo, esto no ha significado ningún cambio, salvo declaraciones de repudio sin ninguna incidencia en las medidas que siguen engrosando el abultado gasto militar, como la última resolución que le dio a Bush los 21.500 efectivos adicionales que enviará a Irak junto a miles de millones de dólares extra. De esta forma, los demócratas que hoy son mayoría en el Congreso demuestran (como ya lo hicieron durante todo el gobierno de Bush) que son fieles defensores de la política imperialista, más allá de los roces y matices.
A pesar de este descontento, de las críticas provenientes del propio establishment político y militar de EE.UU., el gobierno de Bush ha mantenido su estrategia. Pero su insistencia no ha evitado que Irak se transforme en un pantano político y militar para los yanquis. Las limitaciones y los reveses que ha enfrentado, sin embargo, ha diseñado un tablero mucho más complejo, como demostró la última conferencia realizada en Bagdad donde EE.UU. debió sentarse junto a Irán (el mismo que conformaba el "eje del mal"), reconociendo su fuerte influencia sobre la mayoría chiíta en Irak, aún cuando este no ha aceptado las presiones para acabar con su programa nuclear.

Nuevas movilizaciones contra la guerra
Desde el 17 de marzo se vienen realizando nuevas movilizaciones en EE.UU. y el mundo. Como hace 40 años lo hicieron los jóvenes que se manifestaban contra la guerra en Vietnam, más de 20.000 personas marcharon en Washington desde el monumento a Lincoln hasta el Pentágono. Junto a ésta se llevaron a cabo masivas marchas en Nueva York, Los Angeles, entre otras. Durante los días siguientes miles marcharon en Londres, Madrid y otros países de Europa. Estas últimas, sumándose a la multitudinaria marcha contra la ampliación de la base norteamericana en Vicenza (Italia) que provocó una aguda crisis en el gobierno de ese país.
Ya en enero de este año se había realizado una importante movilización de 100.000 personas, expresando activamente el amplio descontento existente en EE.UU.. Pero a pesar de esa bronca, la política de los organizadores (coaliciones antiguerra, celebridades hollywoodenses, líderes sindicales y religiosos) fue y es diametralmente opuesta a profundizar la movilización como vía para terminar con la guerra. Esa política subordina la acción en las calles al debate parlamentario, limitándolas a un "mensaje de presión" al Congreso demócrata, abriendo camino a las maniobras de este partido y sus ambiciones electorales para la carrera presidencial de 2008. Como ya se vio en un sinnúmero de oportunidades, ninguna resolución progresiva saldrá del partido de Hillary Clinton, fanática defensora del Estado sionista de Israel y partidaria de la "guerra contra el terrorismo", o de su contrincante Barak Obama que ha venido suavizando su discurso "antiguerra".
Si hay algo que ha demostrado el Congreso de EE.UU. es que ningún trabajador, joven, ninguna persona que se oponga a la guerra puede esperar que salgan de allí medidas progresivas. Es la institución que ha respaldado cada una de las políticas reaccionarias del gobierno de Bush, empezando por la autorización misma de la guerra en Afganistán, la ocupación en Irak, el ataque a las libertades civiles, la legalización de la tortura (al reconocer los métodos "no convencionales" a las personas "sospechadas" de terrorismo) o la autorización para construir el muro antiinmigrantes en la frontera con México.
Al mismo tiempo, a pesar de la debilidad del imperialismo yanqui para imponer sus planes en Irak, el ejército del genocida Bush no se retirará pacíficamente de Medio Oriente. Por el contrario, su propia debilidad puede alentar políticas más reaccionarias o futuros "manotazos de ahogado".
Aunque existan hoy roces y "críticas" entre demócratas y republicanos, no será esa elite de millonarios la que logrará sacar las tropas imperialistas de Irak. Los mejores aliados del pueblo iraquí y de todo Medio Oriente son los trabajadores y trabajadoras norteamericanos, la juventud, la comunidad negra y latina que son los que pueden golpear duro en el corazón del imperialismo, mediante la movilización independiente y confiando sólo en sus propias fueras.
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CLAVES

624.000
millones de dólares es el gasto que tendrá EE.UU. en Defensa para el próximo año (62% más que en 2001).
78.000 millones de dólares es el recorte propuesto en el presupuesto de este año para programas de salud (único acceso a la salud para los millones de pobres en EE.UU.).
4.000.000 son los refugiados y desplazados iraquíes (de una población de 26.000.000).
24.000 es el número estimado de soldados norteamericanos heridos. El 30% de los veteranos sufre trastornos mentales (la mitad de ellos son menores de 30 años).
21.500 soldados adicionales enviará EE.UU. a Irak. Así, la cantidad de tropas norteamericanas trepa a más de 153.000. Según el Pentágono 631.000 soldados han servido en Irak, muchos de estos 2 ó 3 veces.

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