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¿Es posible derrotar a Sobisch y al MPN?

La lucha de los docentes neuquinos

¿Es posible derrotar a Sobisch y al MPN?

En ATEN muchos compañeros se preguntan si realmente era posible echar a Sobisch con una huelga general, ya que el MPN controla la mayoría de los sindicatos y tiene un poderoso aparato clientelar que garantiza la pasividad de un importante sector de las masas populares neuquinas. Queremos debatir con aquellos que, presentando un MPN todopoderoso y sin fisuras, sostienen que no había posibilidades de que se vaya Sobisch.

26 de abril 2007

En ATEN muchos compañeros se preguntan si realmente era posible echar a Sobisch con una huelga general, ya que el MPN controla la mayoría de los sindicatos y tiene un poderoso aparato clientelar que garantiza la pasividad de un importante sector de las masas populares neuquinas. Queremos debatir con aquellos que, presentando un MPN todopoderoso y sin fisuras, sostienen que no había posibilidades de que se vaya Sobisch. Como se explicaba en el LVO de la semana pasada, la situación en Neuquén combinaba la continuidad de la huelga docente, la confluencia de distintos sectores en lucha, un amplio repudio nacional al gobierno de Sobisch y las divisiones en el partido gobernante. Pero la conducción de ATEN desaprovechó estas condiciones excepcionales y dejó pasar la oportunidad. Esto fue aprovechado por el gobierno para retomar la iniciativa. Por eso, los que dicen que no se lo pudo tirar porque "la situación no daba" están exculpando a la conducción de ATEN por su política conciliadora.

¿Quiénes son los que "no quieren luchar"?

Estos mismos que dicen que la "situación no daba" dicen también que la "sociedad no quiere tirar a Sobisch" y que los trabajadores de la educación luchan casi en soledad. Dicen que los trabajadores petroleros están satisfechos con sus altos salarios y que la gente de los barrios más humildes y populosos es presa del clientelismo. Por eso, dicen, no tendría sentido luchar por la unidad de la clase obrera, porque no participa de la lucha, ni le interesa participar.
Parecen olvidar que en la huelga docente de inicios del 2006 se vio que esto es falso. En Rincón de los Sauces la burocracia petrolera quiso utilizar a los trabajadores contra las maestras pero los petroleros les hicieron el aguante en los piquetes, porque ellas son sus hermanas, sus esposas o sus hijas. Olvidan también que la huelga de la Pride de fines del año pasado demostró que los petroleros no están tan conformes con sus salarios y condiciones de trabajo. En la crisis actual, estos ejemplos se podrían haber extendido y profundizado. Era posible ir a los barrios a disputarle al MPN y sus punteros las masas más desorganizadas. Pero para eso es necesario convocarlos también por sus reivindicaciones: trabajo genuino, viviendas dignas, etc. Es decir, una política que supere el marco sectorial o corporativo.
Claro que no se podía esperar que todo esto lo hiciera la burocracia sindical petrolera. Era necesario desarrollar una política de coordinación efectiva, más allá de los "cuerpos orgánicos" de cada sindicato.

La huelga general no es un simple paro ni la suma de paros sectoriales

Que las condiciones fueran favorables no quiere decir que iba a ser fácil echar a Sobisch. Contra los que alentaban el juicio político en la legislatura dominada por el MPN planteamos que el camino era el de la movilización en las calles. Para eso había que preparar la huelga general, no como simple paro de actividades laborales o como suma de paros sectoriales, donde cada uno reclama lo suyo, sino como una acción política, un levantamiento obrero y popular, un verdadero Neuquenazo que derrotara a Sobisch. Y esto era posible porque había una tendencia a la unificación de los distintos sectores en lucha. Lo que hacía falta era avanzar en ese camino. Porque no alcanzaba sólo con la fuerza de los docentes. Había que profundizar la unidad y coordinación con los sectores obreros y populares. En primer lugar con los que estaban en lucha como los estatales y los de Zanon. Y junto a todos ellos convocar a una gran Asamblea Provincial de Trabajadores, para llegar a las bases de camioneros, petroleros y demás sectores obreros, donde dirige la CGT. La propuesta de Asamblea Provincial fue votada en la asamblea de Aten Capital por amplia mayoría, pero la conducción no hizo nada por llevarla adelante, contribuyendo así a crear peores condiciones para la lucha. Aunque parezca mentira había algunos que decían que era una propuesta para... ¡romper el sindicato docente! Este apego a los "cuerpos orgánicos" sólo sirve para perder aliados.

Los trabajadores necesitamos una política propia

Los defensores de la conducción de ATEN dicen que el sindicato tiene un carácter marcadamente político, porque interviene, por ejemplo, en la defensa de la ley del niño o contra la reforma reaccionaria de la Constitución de Sobisch, lo cual en sí mismo no es incorrecto. Pero cuando la realidad obliga a una intervención política más aguda, cuando la lucha sindical se transforma en lucha política, cuando está planteado hacer efectivo el "Fuera Sobisch", estos mismos apologistas plantean que el sindicato cumple una función estrictamente gremial y que por ende no tenía por qué ir hasta el final en la lucha por que se vaya Sobisch.
Lo que nos quieren decir es que es bueno que ATEN haga política. Pero, agregamos nosotros: siempre y cuando no rebase el marco de las instituciones y el régimen en que se mueve la centroizquierda neuquina. Esta combinación de política de centroizquierda (reformista) y sindicalismo corporativo (que no supera el marco sectorial) se demostró desastrosa en el momento más agudo de la crisis. Al no profundizar en esta lucha política contra Sobisch y permitiendo que se quedara y pasara a la ofensiva, se crearon peores condiciones incluso para imponer las reivindicaciones gremiales. Lo que impidió asestar un golpe definitivo al asesino Sobisch fue la ausencia de una política independiente de los trabajadores para intervenir en la crisis. Si ésta se desarrollaba y se abría el camino a la huelga general estaba planteada una salida obrera a la crisis en la perspectiva de un gobierno obrero y popular.
Para que la próxima oportunidad no nos encuentre desarmados es necesario crear una herramienta que exprese la independencia política de la clase obrera. Porque lo que no se organiza previamente, no puede improvisarse en los momentos más agudos de la lucha. Por eso es necesario construir un gran partido de la clase trabajadora, para luchar para que Neuquén sea de los trabajadores y el pueblo y no de las petroleras.

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