Informamos en otra nota que los bienes del Vaticano son administrados por el IOR, Instituto para las Obras de Religión. Bajo este nombre tan ingenuo funciona el conocido Banco de Dios, que es un verdadero paraíso. No tanto para las almas puras sino para el lavado de dinero.

¿Y quienes necesitan lavar dinero? Los estafadores, los traficantes de drogas, de armas o negocios ilegales, en fin, todo tipo de mafias. En el 2010, Benedicto XVI creó la Autoridad de Información Financiera (AIF)para vigilar las transas. El IOR maneja unos 7.000 millones de euros de 33.000 cuentas de personas e instituciones religiosas, la principal es la Santa Sede y su órgano recaudador, el “Óbolo de San Pedro”. En el mismo sitio www.vatican.va podemos encontrar “qué es el óbolo”, es una ayuda económica de los fieles al santo padre para sostener la iglesia y ayudar a los más necesitados. Allí mismo dice que están suspendidas las tarjetas de crédito, sólo se aceptan cheques. En enero se descubrió que en una cuenta del IOR en un banco alemán circularon en un año 40 millones de euros. Y hay muchas más denuncias millonarias que se van acumulando.

No es la primera vez que estalla la podredumbre. Por si alguno no recuerda (vean El Padrino III) hay que traer a la memoria el escándalo de la quiebra del Banco Ambrosiano en 1982. Su dueño, Roberto Calvi era de la logia masónica P2, así quedaba vinculada la mafia al Banco del Vaticano, que era el principal accionista del Ambrosiano. La Santa Sede reconoció su "responsabilidad moral" y pagó U$S 241 millones a los acreedores.

Antes de la quiebra, Calvi le escribió al Papa Juan Pablo II denunciando a los enemigos internos, o sea cardenales y obispos. Advirtió que la Iglesia sería muy perjudicada y ofrecía documentos. No obtuvo respuesta, pero fue encontrado ahorcado colgando bajo el puente de los Frailes Negros en Londres.

¿Francisco está enfrentando a toda esta curia mafiosa? Hace poco cayó preso, investigado por la justicia italiana “Monseñor 500” apodo que le pusieron porque le gustan los billetes euros de 500 casualmente color púrpura y que son los usados para lavar dinero. Luego renunciaron el director y vice del Banco de Dios, quienes eran investigados por la fiscalía romana.

Tanto el preso “don 500” como la cúpula de banqueros de Dios no fueron expulsados ni enviados preso por el Papa ni ninguna institución de la Santa Sede.
¡Ni siquiera fueron excomulgados! Como sí lo hacen en forma automática para cualquiera que procure un aborto. O excomulgaron en abril al sacerdote brasileño Roberto Francisco Daniel acusado de herejía por defender el amor entre homosexuales.

En medio de la crisis capitalista en Europa, son repugnantes los millones de euros que maneja la Iglesia. Más repudio causan los abusos a niños por los que el papa tendrá que responder por primera vez frente a la ONU. Muchos católicos se alejan de la iglesia y Francisco pretende recuperarlos con discursos y pequeños gestos de una falsa humildad.

En este infierno del Vaticano poco importa la cruz de madera que usa Francisco o sus denuncias a la insensibilidad y al poder económico que producen dramas como los africanos inmigrantes que llegan a Europa en barcos y miles mueren en el intento.