Lanzado inicialmente en una reunión en Rosario, se han realizado dos nuevas reuniones, en Córdoba y Capital Federal, del llamado “Encuentro Nacional por la Soberanía Popular”. Esta iniciativa que cuenta entre sus principales promotores al banquero Heller, dirigentes de la CTA, de la Federación Agraria Argentina, del Partido Socialista, del Partido Comunista, del ARI y ... ¡de la Unión Cívica Radical!, es el intento más serio de reconsitituir un bloque o alianza “de centroizquierda” que, tomando como referencia al Frenta Amplio uruguayo, se propone canalizar a futuro un desgaste del kirchnerismo, mientras en la coyuntura no está “ni a favor ni en contra” del gobierno, de manera de poder aglutinar tanto sectores que están en un semi-oficialismo con los “transversales” como a los que se proclaman una “oposición constructiva”. Es un proyecto claramente dirigido contra todo planteo de independencia política de la clase obrera, como lo indica por sí mismo el papel relevante que tiene el banquero Carlos Heller –el “chorro que se quedó con los ahorros”- en este proyecto. Patricio Etchegaray ha dicho con claridad que para el PC el Encuentro es su “alternativa estratégica” mientras que Izquierda Unida es meramente una “alianza electoral”. Si a nadie puede extrañar esta “apertura” del Partido Comunista hacia la “centroizquierda” –recordemos que en el pasado reciente el PC puso su “aparato” para el lanzamiento del “Chacho” ˜álvarez en el Frente Grande- resulta una clara muestra de su descomposición política la continuidad del MST en Izquierda Unida, aún con el PC manifestando con claridad cuál es su opción estratégica. Las dos alas del MST, las llamadas “Documento 1” y “Documento 2”, coinciden en la continuidad de IU y, peor aún, han acordado que no puede realizarse ninguna discusión interna entre su militancia al respecto. Por ello, la oposición que el MST dice tener respecto del Encuentro de Rosario no son más que palabras. Recordemos que el MST llamó a votar por los distintos frentes o partidos centroizquierdistas que hoy gobiernan el continente, como Lula en Brasil o Tabaré Vazquez del Frente Amplio en Uruguay (ver página 11). Este último, aún antes de asumir, ya anunció un escandaloso aval a las privatizaciones en la telefonía celular y en los ferrocarriles, lo que le valió el enfrentamiento con los sindicatos del sector. Un desbarranque de quienes aún insisten en reivindicarse “trotskistas” pero no vacilan en apoyar las distintas variantes “frentepopulistas”.