Maria Rosa Aristizábal, la Vasca, entró a militar en el PST aún bajo la dictadura militar. Había venido desde su lejana Río Gallegos a estudiar en La Plata. Era de una familia acomodada de Santa Cruz, después dejó los estudios y entró a trabajar en el hospital de Niños, y militar en el gremio de la Salud contra West Ocampo. Fue fundadora del MAS, llegando a ser dirección regional.

En 1988 fue parte del grupo que nos fuimos del MAS ante el giro oportunista que este iniciaba, y fundamos el PTS.

La regional La Plata junto a la UBA eran los dos lugares donde el PTS era superior al encumbrado MAS de Luis Zamora.

La golpiza del 22 de diciembre de 1989

Mientras las masas tiraban el Muro de Berlín y uno a uno caían los regímenes stalinistas en Europa, el MAS se abrazaba al stalinismo criollo. Junto al PC en Izquierda Unida, con el saltimbanqui Néstor Vicente de candidato a presidente, entraba Luis Zamora como diputado nacional.

Harto de soportar que el PTS de La Plata, Berisso, y Ensenada, con un sólido grupo de dirigentes obreros del Astillero, de la construcción de Sade y Techint, le criticara el abandono de una estrategia revolucionaria y alejarse del trotskismo, el MAS planeó un escarmiento y montó una emboscada.

Al regreso de una marcha unitaria contra la invasión yanqui a Panamá, el 22 de diciembre de 1989 en la estación La Plata del FFCC Roca, un grupo de seguridad y matones del MAS esperó con palos, fierros y cachiporras a la columna del PTS -encabezada por compañeras con sus hijos pequeños- y la atacaron salvajemente.

La Vasca estuvo al frente de la defensa física de la columna agredida. Los atacantes se ensañaron particularmente con ella. Los ferroviarios de turno (era casi medianoche) atónitos a los que sucedía solo atinaron a ayudar a los agredidos y alcanzarles elementos para defenderse. Cuatro o cinco veces la Vasca, golpeada, cayó por el piso. Otras tantas se levantó. En esa triste jornada, que terminó con varios hospitalizados, la Vasca demostró su tozudez pero sobre todo su valentía. La agresión fue repudiada masivamente. Esa acción contrarrevolucionaria marcaba el grado de descomposición que había alcanzado el MAS, que poco después firmaban sus pintadas platenses, con el nombre de Brigada 22 de diciembre. Ni el viejo MAS ni ninguno de los grupos que despues surgieron de su explosión criticó publicamente la brutal acción.

La Vasca siguió militando un tiempo más, pero después regresó a Rio Gallegos y abandonó la actividad partidaria a la que había dedicado casi 10 años de su vida. Al tiempo le descubrieron un pequeño tumor en el cerebro, que podría ser consecuencia de las lesiones recibidas. Los médicos no lo podían asegurar pero tampoco lo descartaron. Así vivió los últimos 15 años, superando las dificultades personales y familiares. Siguió siendo amiga y solidaria con el PTS, ayudando a los compañeros que viajaban a Santa Cruz.

Los que la conocimos guardamos un grato recuerdo de la militancia compartida años atrás en La Plata. La vamos a extrañar y recordar con alegría. Aunque ahora nos inunda el dolor. Y la bronca.

Titín