Desde el 23 de febrero las y los docentes decidimos no iniciar el ciclo lectivo. Con un contundente paro por tiempo indeterminado y una presencia permanente de más de 500 compañeros, mantenemos el corte de ruta en la ciudad de Chichinales. Después de 11 días, el acatamiento sigue alto, como hace tiempo no pasaba. En varias ciudades realizamos actividades en las calles, volanteadas, festivales; y recorremos las escuelas, convenciendo a las y los compañeros de mantenernos firmes, fortaleciendo el fondo de huelga así no nos quiebran por hambre.

Ante la enorme voluntad de lucha, la respuesta del Gobierno es amenazas de descuento de los días de paro, y la notificación de desalojo del corte. El Gobernador Saiz dice que en 5 años el presupuesto aumentó 4 veces (de $301 millones a $1218 millones), pero los docentes nos preguntamos dónde están esos millones, porque las escuelas siguen con los mismos o peores problemas: infraestructura deficiente, sin materiales de limpieza, sin tizas ni borradores, alimentos en malas condiciones para los y las estudiantes.

Al igual que Cristina y el Ministro Tedesco, Saiz nos pide que frente a la crisis “seamos solidarios”. Pero en los últimos años el país creció a un 8% anual, gracias a las exportaciones. Río Negro también creció, pero el superávit fiscal alcanzado no estuvo al servicio de mejorar la salud y la educación públicas, ni en generar trabajo genuino para los padres de nuestros alumnos, ni para mejorar el salario del conjunto de los trabajadores.

Por eso las y los docentes de Río Negro estamos en la calle. No sólo nuestro salario es el más bajo del país, sino que la escuela pública se sigue cayendo, se cierran cursos, faltan materiales, etc. La Ley Nacional de Educación, con las reformas en los distintos niveles, avanza contra nuestras condiciones laborales. Después de años, volvemos a salir a una lucha durísima. Sabemos que no la podemos perder, aunque una vez más tengamos que batallar contra el gobierno, contra los dirigentes que contienen la lucha, y contra la CTERA, que pacta con el Gobierno un techo salarial miserable. Una vez más, la dirigencia defiende a los gobiernos y nos aisla. En 2007 abandonó a todas las provincias en lucha y llamó a un paro nacional sólo después del asesinato de Carlos Fuentealba en Neuquén. Hoy, cuando 14 provincias no iniciamos, ellos recorren personalmente los conflictos para llevar el “apoyo” de funcionarios, en lugar de utilizar el arma más poderosa que tenemos para ganar: el paro nacional.

Hoy, más que nunca exigimos un plan de lucha unitario de todas las provincias en conflicto. Y como van a negarse hasta que los hechos los superen, tenemos que unir por abajo lo que la CTERA divide por arriba. El paso dado por los sindicatos de la Patagonia (Bloque Patagónico) exigiendo el reconocimiento de zona, tiene que ir más allá. Hay que convocar a un encuentro opositor a nivel nacional, que le imponga a la CTERA un Plan de LUCHA. Tenemos que profundizar la unidad que se gestó entre los trabajadores de Neuquén y Río Negro en la gran marcha que realizamos juntos el 2 de marzo, cortando el puente interprovincial.

Cómo continuamos con la lucha

Este jueves se suman cortes en otros 6 lugares de la Provincia, entre ellos Cipolleti, Centenario y Cinco Saltos.

La clase trabajadora es la única que puede dar una respuesta al conjunto de los problemas de la educación, la salud y el trabajo. Desde la Agrupación Negra planteamos que es necesario crear lazos profundos con la comunidad, no sólo para contrarrestar la campaña del Gobierno, sino también porque somos los trabajadores y el pueblo quienes sufrimos la carestía de las condiciones de vida. Organizarnos y coordinar con quienes empiezan a salir a luchar, como los compañeros de ATE–CTA Río Negro, que desde el primer día sostienen el corte con nosotros, con los compañeros de ATEN y Zanon, que también nos acompañan y empiezan su lucha reclamando lo mismo. Debemos sumar a los y las estudiantes, que padecen también el achicamiento de la escuela pública.
La marcha del lunes 2 fue un paso importantísimo para consolidar la unidad. Tenemos que avanzar en un espacio común, donde coordinemos la lucha. Tanto Saiz como Sapag quieren que la crisis la paguemos los trabajadores. Digamos que no, que la paguen los que las generaron: los capitalistas y sus aliados políticos.