La Revolución Rusa cumple 90 años. Parece, sin duda, mucho tiempo. Sin embargo, el ciclo vital de la historia y el de la vida de una persona rara vez coinciden.

Para la historia de la sociedad humana, 90 años son lo mismo que algunos días para la historia de nuestras vidas.

En atención a este aniversario, es necesario destacar algunas cuestiones. En primer lugar, la Revolución Rusa aconteció. Los obreros, campesinos y soldados la hicieron. En esta época de cargado escepticismo no es un detalle menor.

En segundo lugar, la revolución garantizó los derechos de todos los sectores oprimidos por el capitalismo: autodeterminación y libertad de culto para las nacionalidades aplastadas por el zarismo, plenos derechos sociales y reproductivos para las mujeres, tierra y escuelas para los campesinos.

En tercer lugar, la Revolución Rusa abrió el camino a la forma más avanzada de democracia: los soviets.

Uniendo la figura del productor con la del ciudadano, los soviets organizaban fabril y territorialmente a la clase obrera y las masas laboriosas para resolver los problemas políticos fundamentales del país.

El trabajador discutía política, sin dejarla en manos de "los políticos".

En cuarto lugar, la Revolución Rusa no cayó del cielo. Se fue gestando por el desarrollo de la propia historia rusa, pero además contó con una preparación consciente. Si no hubiera existido desde antes un partido revolucionario que se propusiera conspirar consciente y disciplinadamente contra el zarismo, la clase obrera difícilmente hubiera logrado tomar el poder.

A diferencia de lo que dicen ciertos comentaristas superficiales, la revolución no se burocratizó porque "de Lenin salió Stalin", sino por el retroceso de la lucha de clases a nivel internacional y las dificultades económicas, culturales y políticas creadas por siglos de zarismo, la guerra mundial y tres años de guerra civil. En esos años difíciles, Trotsky defendió las tradiciones revolucionarias contra su deformación por parte de la burocracia stalinista. Pero en esto hay también una enseñanza: los que se atreven a luchar por cambiar la historia no se dedican a reclamarle garantías.

Juan Dal Maso (Casa Marx, NEUQUEN)