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Elecciones internas en el Frente Amplio

El pasado domingo 27 de mayo se realizaron elecciones internas en el FA para elegir al presidente de la coalición y a diferentes representantes para integrar la estructura interna como es el caso de los delegados de base para el Plenario Nacional (máximo órgano de conducción), que componen la mitad del plenario.

7 de junio 2012

El pasado domingo 27 de mayo se realizaron elecciones internas en el FA para elegir al presidente de la coalición y a diferentes representantes para integrar la estructura interna como es el caso de los delegados de base para el Plenario Nacional (máximo órgano de conducción), que componen la mitad del plenario.

El interés mostrado por estas elecciones internas, empezando por los propios sectores dirigentes del FA, da muestra del significado en cuanto a medidor de apoyo al gobierno. No fue ni catastrófico, ni tampoco un gran éxito, y esto comienza a preocupar a los principales dirigentes de la coalición. No es de sorprender si miramos que desde el punto de vista económico la crisis económica mundial apenas se hace sentir en la desaceleración de la economía y problemas para sostener el dólar, pero sosteniendo el consumo y manteniendo todavía baja la tasa de desocupación. Por otro lado el gobierno logró neutralizar de diversas formas distintos conflictos sociales, como la lucha docente desviada a partir de la represión al liceo 70 y el quiebre de asambleas a través de la movilización del aparato (que tuvo en el PCU al principal organizador en ADES Montevideo) para frenar o posponer el conflicto, o el conflicto de las cárceles donde directamente reprimió. Por otro lado, la alarma pública producida por los medios masivos de comunicación por la seguridad ha favorecido las políticas más represivas del gobierno, encontrando respaldo en esta elección en el apoyo de un sector de clase media a estas políticas antipopulares, siendo estos los mismos sectores frenteamplistas que presionan por más seguridad.

Pero después de todo, esta elección ha resultado en un tibio respaldo al gobierno , con votaciones desiguales incluso en la misma Capital . El reflejo de esto lo encontramos en la mayor votación en barrios de clase media en comparación con los barrios pobres; en “LaDiaria” del 29 de mayo podemos leer:

“En términos absolutos, el FA registró más votos en las coordinadoras montevideanas B y M, que agrupan a los barrios Palermo, Aguada, Parque Rodó, Punta Carretas, Pocitos, Buceo y Parque Batlle. Tuvo menos votos en las coordinadoras G y H, que corresponden a los barrios Paso de la Arena, Los Bulevares, Colón y Lezica.”

La elección interna le ha dado repercusión nacional a discusiones al interior del FA desde hace meses, con previsiones tempranas que alertaban sobre el peligro de una baja convocatoria de niveles históricos. Una muestra de esto han sido los últimos actos del FA, donde se discutió mucho la baja militancia a partir de la apatía y el desencanto de sectores históricamente frenteamplistas y con aspiraciones de izquierda.
Es que las políticas que han llevado adelante los gobiernos del Frente Amplio han tendido a alejarse objetivamente de las aspiraciones de estos sectores. En general lo que predomina a nivel de masas frenteamplistas es la apatía, el descontento y cierta desmoralización. Aunque por otra parte y producto de las políticas del FA, han surgido nuevos sectores de vanguardia que están haciendo una experiencia relevante tanto con el gobierno como con sus agentes en la clase trabajadora (las experiencias de Municipales, Bancarios y Docentes).

Otro elemento que ha generado discusión son las idas y vueltas en cuando a la búsqueda de un candidato de consenso. Desde Sendic, el candidato de Mujica, que no se concretó porque este no quiso salirse de la orbita de ANCAP (ya que el presidente del FA no puede ocupar ningún otro cargo público). O las transas del PCU que intentó hasta último momento obtener un candidato de consenso y luego de no poder lograrlo desarrolló una campaña electoral sin críticas al gobierno en bloque con el resto de los candidatos, apelando al discurso de “unidad y confrontación con la derecha”, incluso actuando como contenedores del conflicto educativo para que no entorpecieran la elección interna, posturas todas que buscan abroquelar a su base militante para evitar la sangría al interior del FA. En otros sectores, se impulsó un candidato “joven” (Alejandro Zabala) que se mostrara a las bases (sobre todo en la juventud) como renovación. El desenlace final fue una competencia de bajo voltaje entre cuatro candidatos que son la viva expresión de la falta de renovación en la cúpula del partido de gobierno.

Finalmente se levantó una campaña bastante grande, con una amplia difusión en medios masivos, incluida una intensa difusión televisiva de los candidatos en los días previos, que logró revertir el pronóstico amenazador de una elección de bajo nivel electoral, logrando alrededor de 170 mil votos, un resultado que estuvo por debajo de las expectativas de la dirigencia frenteamplista (incluso enseguida de terminada la votación Jorge Brovetto, el actual presidente del FA, tenía expectativas en llegar al mismo nivel de votación que en 2006), ya que es una cantidad menor que las dos elecciones internas anteriores, registrando una pérdida de 52 mil votos con respecto a 2006.

Sin grandes diferencias entre ellos, siguiendo el objetivo estratégico de apoyar a este gobierno, se distingue el discurso de cambio estructural del FA “para amoldarse a los nuevos tiempos” desde el sector más de derecha encabezado por Xavier (con el respaldo de Vázquez, Astori y todo el FLS) y Rubio (Vertiente Artiguista) que, consecuentes con el discurso de Vázquez acerca de la “actualización ideológica y programática del FA” y “renovación” de la vieja estructura “anquilosada” del frente amplio de los ‘70, se proponen minar el relativo poder que poseen actualmente las bases (donde predomina el PCU). Todo esto en el proyecto de hacer del FA un partido con una estructura cada vez más similar a la de un partido burgués sin muchas estructuras orgánicas que favorezcan la militancia de base . De todas formas, los distintos sectores han coincidido luego del resultado en cuando a números de votos en el alivio que significó el nivel de votación pese a la baja militancia . Por otro lado, más allá que todavía no se saben los resultados, se prevé el triunfo en la presidencia de la candidata Mónica Xavier del PS, representante de la coalición FLS, y en las bases se pronostica la continuación del predominio del PCU.

No eran infundados los miedos de los dirigentes frentistas, por ejemplo podemos leer en “La Diaria” del 28/5/12: “Federico Graña, del Partido Comunista e integrante de las redes frenteamplistas, afirmó que le ‘emocionó’ la afluencia de votantes. ‘Yo soy optimista. Me tiró un poco abajo el movimiento previo, pero me parece que esto demuestra que la gente puede apoyar sin estar militando todo el día. Cuando la llamás, está ah’í, resaltó”. Y es que el continuismo que ha significado el FA en el gobierno con respecto a los anteriores gobiernos de derecha repercutió lo suficiente en las bases frentistas como para que los dirigentes tomaran nota del ambiente previo que se vivía. No es para menos si hacemos un breve repaso de lo que ha significado este continuismo, desde la política económica liberal salvo las medidas de asistencialismo y algunas concesiones al movimiento obrero (consejos de salarios por ejemplo) en el primer gobierno, hasta los manoseos que significaron las trabas para legalizar el aborto y el mantenimiento de la impunidad (con todo el carnaval parlamentario que significaron las idas y vueltas para lograr la anulación de la ley de impunidad). Y sobre todo el giro derechista que ha significado el gobierno de Mujica, abiertamente antiobrero, propatronal y represivo. Desde las innumerables declaraciones de Mujica alabando a los empresarios y al capital transnacional, las declaraciones de ataque a la clase trabajadora (en especial los funcionarios públicos) el rompimiento de la huelga de los municipales usando a los milicos para juntar la basura en las calles, el pacto con la derecha contra la educación pública, los megaoperativos contra los pobres, la represión en el liceo 70, la represión en las cárceles y un largo etc. Todas estas políticas, y sobre todo el giro más derechista del gobierno de Mujica, se han traducido en la desmoralización de un sector de la población que tenía ilusiones por izquierda del gobierno del “Pepe Mujica” y ahora muestra su apatía. Por otro lado un sector de la clase media más a la derecha ha mostrado su apoyo a este giro y estas políticas en general a través del voto a Mónica Xavier, la candidata del sector más a la derecha del FA.

Los trabajadores nada pueden esperar de estos candidatos y estas elecciones

Estas elecciones internas nos han mostrado a tres candidatos (Rubio, Xavier, Agazzi) que buscan la renovación del FA en clave burguesa y pujan por un FA mucho más alineado con Mujica (Agazzi). La estrategia del PCU, de “izquierdizar” al FA, se muestra nuevamente como lo que es, una política que embellece por izquierda a un partido de conciliación de clases que gobierna para la burguesía, sembrando falsas ilusiones en amplios sectores de la clase trabajadora y la juventud. Una vez más lo que se plantea para los trabajadores y los estudiantes es la disyuntiva: o seguir en un frente con sectores de la burguesía subordinados a su programa, o desarrollar la movilización alrededor de un programa de independencia política de los trabajadores y el movimiento estudiantil. Los trotskistas estamos por la segunda opción.

En este camino, deberán (trabajadores y estudiantes) construir su propia organización, un partido revolucionario que permita tomar las reivindicaciones más sentidas de los explotados y oprimidos y que pueda resolverlas bajo un gobierno de los trabajadores y el pueblo.

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