El resultado de las elecciones plantea una Asamblea Constituyente que entre discusiones y choques, buscará la concertación con los empresarios, los terratenientes y las transnacionales. El mapa político delineado el 2 de julio refleja, de manera distorsionada, las profundas contradicciones que cruzan la realidad económica, social y política del país, fuente de una profunda polarización.
El MAS amplió su caudal respecto a las elecciones nacionales de diciembre, bordeando un 60% de los votos. De hecho, el gobierno de Evo puede presentar los resultados como un “plebiscito” a su favor, aunque no le alcanza para consolidar sus planes de cara a la Constituyente –no contará con los dos tercios necesarios para aprobar una nueva constitución- y deberá negociar con otras fuerzas políticas de derecha y de centro y con las oligarquías regionales fortalecidas por el referéndum.
Por falta de espacio publicaremos en el próximo número de La Verdad Obrera las principales conclusiones y perspectivas de la LOR-CI de Bolivia, miembro de la FT-CI.