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Neuquén

EL PACTO DE GOBERNABILIDAD SOBISCH - SAPAG

El sello de la (imp)unidad

A mediados de marzo Sapag y Sobisch refrendaron un viejo pacto. Dicen que en tiempos de crisis, cuando se teme perder todo, se dejan las cuestiones menores de lado y se busca cuidar lo más importante. Y en el MPN esta es una ley de hierro.

PTS Neuquén

4 de abril 2009

A mediados de marzo Sapag y Sobisch refrendaron un viejo pacto. Dicen que en tiempos de crisis, cuando se teme perder todo, se dejan las cuestiones menores de lado y se busca cuidar lo más importante. Y en el MPN esta es una ley de hierro.

En abril del 2007, a sólo días del asesinato de Carlos Fuentealba, denunciábamos que Sobisch y Sapag habían sellado un pacto de impunidad en la Convención del MPN que eligió los candidatos del partido para las elecciones legislativas que se realizarían en octubre de ese año. Sapag obtenía todos los puestos a diputados para sus “hombres y mujeres”, a cambio de ayudar a mantener la gobernabilidad de Sobisch y garantizarle la impunidad durante un eventual mandato suyo. Así, inmediatamente después de la Convención, el conjunto del MPN salió a apoyar al gobernador, incluyendo el fin de la amenaza del sapagista Pereyra de parar en el petróleo y la disolución de la “Intersindical”, que utilizaron como forma de presión para la negociación. Esta negociación, por supuesto, incluyó cargos para los “diputados petroleros”.

En medio de una crisis política de magnitud, donde no podía descartarse la caída del entonces gobernador producto de la movilización, supieron dejar las sutilezas de lado y pusieron por delante la “unidad” del MPN y los intereses del conjunto del sector social para quienes gobiernan: la Repsol, las petroleras y las distintas patronales.

A casi dos años de aquellos convulsionados días, no sólo vemos cómo cumplieron aquel acuerdo sino que Sobisch y Sapag volvieron a cerrar un nuevo pacto de “unidad”. Ambos declinaron su intención de ir por la presidencia del MPN y acordaron apoyar a Pedro Salvatori para que presida la Junta de Gobierno y a Horacio Lores la Convención del partido. Ayer era el miedo a movilizaciones de 30.000 en Neuquén y miles en todo el país que exigían que se fuera Sobisch, los puentes cortados y la Casa de Gobierno sitiada, una provincia semi paralizada, la tendencia que surgía a la unidad entre los trabajadores y la polarización social que crecía. Hoy lo que les preocupa es que los tiempos de la crisis económica internacional se aceleran, y que ésta ya está llegando a Neuquén con despidos y suspensiones de trabajadores petroleros, con huelgas por aumento salarial en el Estado, con la caída del precio del petróleo. Y saben que para intentar descargar esta crisis sobre los trabajadores y el pueblo necesitan un gobierno y un partido fuerte. El mismo Sapag lo confesó cuando anunció el acuerdo: “son dos dirigentes de nivel, dos dirigentes que tienen muchísima historia en el MPN, diría muchísima autoridad, para que en época de crisis, ellos puedan aunar voluntades”.

Si el primero fue un acuerdo para salir de una de las peores crisis de gobierno del MPN, el de ahora es para prepararse frente a futuras crisis, como puede ser la resistencia de los trabajadores petroleros frente a eventuales despidos generalizados, como preanuncian las recientes asambleas y el descontento en ciudades como Cutral Co y Rincón de los Sauces.

Un partido desgastado y una oposición impotente

Después de 45 años de gobierno, el MPN fue perdiendo parte del poderoso poder de antaño. Si bien todavía conserva un gran aparato electoral y un sistema clientelar de punteros que controlan gran parte del poder territorial, hoy el mando de los municipios de las ciudades más grandes de la provincia están en manos de partidos o coaliciones de la oposición patronal, como la Capital, Centenario, Plottier, Cutral Có o Zapala. Sobisch y Sapag saben que lo peor para el MPN es seguir desgastando al partido en una serie de peleas internas.

Es sabido que Sobisch perdió peso político luego del asesinato de Fuentealba, pero tiene mucho poder puertas adentro del MPN, y que con Sapag sucede lo contrario. Como ningún sector puede imponerse sobre el otro, prefieren “dar batalla” juntos antes de embarcarse en una aventura de incierto resultado.

Esta situación es la que vienen intentando aprovechar los partidos de la oposición como el PJ y la UCR, aunque fallidamente cuando se trata de elecciones provinciales. Esta “oportunidad” es la que vieron partidos como Libres del Sur y el UNE, que se subordinaron a la gestión de Farizano en el gobierno de la Municipalidad de Neuquén, sumándose a la Concertación con el PJ y los radicales K.

Pero esta oposición patronal es completamente impotente frente al MPN, ya que comparten en lo esencial la política del partido provincial: el saqueo de los recursos naturales a manos de un puñado de empresas imperialistas. Por eso el año pasado encontró a MPN y oposición abrazando a la presidenta Cristina Kirchner y votando a favor de la prórroga de los contratos petroleros en la Legislatura provincial. La debilidad estructural de esta oposición es que no presenta ninguna política alternativa al MPN (y no puede presentar, pues defiende los mismos intereses).

Por otro lado, los esfuerzos por mantener la unidad de la oposición que llevó a Farizano a la intendencia parecen cada vez más condenados al fracaso. A la dificultad de impulsar una lista común de la Concertación para concejales de la Ciudad de Neuquén se suma el reciente lanzamiento de Quiroga y Burgos como candidatos del radicalismo, con un discurso opositor al kirchnerismo, lo que le es completamente disfuncional a su “correligionario” Martín Farizano.

Frente a esto, contrariamente a lo que hacen los dirigentes de la CTA y el UNE, los trabajadores tenemos que empezar a construir una herramienta política propia, que levante una política de independencia de clase y no se subordine a ninguna de las variantes de los partidos patronales. Que levante un programa para que la crisis la paguen los capitalistas, empezando por la renacionalización del petróleo y el gas bajo control de los trabajadores. Es necesario que las organizaciones y agrupaciones combativas de los trabajadores y los sectores más avanzados de la clase comiencen a levantar una perspectiva política de independencia de clase. El llamado del PTS a poner en pie un Frente de los Trabajadores y la Izquierda ante el adelantamiento de las elecciones para el 28 de junio parte de esta necesidad, para utilizar también la tribuna electoral para difundir esta perspectiva.

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