En su reciente discurso en la Asamblea Legislativa, Kirchner declaró: "No pagaremos la deuda a costa del hambre y la exclusión de millones de argentinos". ¿Qué recuerdos le trae esta frase? Por si muchos no lo saben, fue casi lo mismo que hace más de veinte años dijo Alfonsín cuando asumió la presidencia. Y ya a sabemos como terminó: pago puntilloso de la deuda con hambre y miseria. Esta comparación con el derrotero alfonsinista no es forzada. El gobierno de Kirchner junto a su prédica por los derechos humanos y la democracia, posa de "duro" contra el Fondo pero sigue pagando - y puntillosamente- el cash que le exige el imperialismo y, aunque haya señalado el fracaso de los planes Brady, Canje de Deuda y Blindaje, su "causa nacional" por una quita del 75% sobre la deuda en default, no aclara si se extiende a los intereses y con esto, deja abierta la puerta para una futura negociación con los acreedores. "Las recetas del pasado no pueden aplicarse", afirmó. Sin embargo bajo este gobierno, la enfermedad sigue agravándose: la deuda pública supera hoy el 130% del PBI.
Por otra parte dijo que "Tampoco los bajos salarios pueden ser la base de nuestra competitividad". Sin embargo el secreto de la recuperación económica bajo este gobierno, se basa en la brutal devaluación del salario impuesta por Duhalde y en millones de desocupados, subocupados y precarizados por la flexibilización menemista que Kirchner refuerza con la nueva ley laboral. Es más, el factor clave que explica la enorme pobreza no es sólo el brutal desempleo sino también los bajísimos salarios.
A pesar de estos hechos contundentes, los editorialistas de los diarios oficialistas Clarín y Página/12 y los intelectuales "transversales" como José Pablo Feinman y José Nun, insisten en convencer a todo el mundo que hay que acompañar al presidente, basado en sus credenciales democráticas por la política de derechos humanos. Esto recuerda el llamado de Alfonsín a construir el "Tercer Movimiento Histórico", una política con la que pretendió ganarse a un sector del peronismo bajo el "prestigio" adquirido tras el juicio a las Juntas Militares.
Un fiasco
El gobierno esperaba llenar la plaza de los Congresos el día de su discurso ante la Asamblea Legislativa. Pero para desgracia del kirchnerismo la manifestación convocada en su apoyo fue todo un fiasco. El "aparato" de la oficialista FTV de D’Elía con una tres mil personas fue el que más se destacó, dejando en evidencia el boicot del aparato duhaldista y la incapacidad de movilización de los intendentes alineados con Solá y Kirchner y del kirchnerismo no "pejotista", cuya escuálida columna sobre avenida Callao no reunió más de trescientas personas. Kirchner sigue así sin poder transformar su popularidad en movilización activa en las calles. La izquierda y los movimiento piqueteros son capaces de convocar más gente que un gobierno con el 70% de apoyo en la población.
El fracaso de esta movilización terminó fortaleciendo la dependencia de Kirchner respecto del "viejo PJ", fundamentalmente del duhaldismo, ducho en los manejos mafiosos con la policía, y dueño de un sistema punteril y clientelar que no le hace sombra a los caudillos peronistas provinciales como los Romero en Salta o los Juárez en Santiago del Estero.
Mal que les pese a los intelectuales transversales, es utópico pensar que se pueden reciclar a los viejos partidos patronales que precisamente, son los pilares fundamentales del viejo régimen político al servicio del saqueo imperialista y el parasitismo de la burguesía nacional. La única clase social capaz de ir hasta el final en la lucha contra el saqueo de la deuda, los salarios de hambre, la pobreza y la desocupación, es la clase trabajadora. Pero para esto es indispensable que rompa con los partidos del viejo régimen, conquiste su independencia y avance en el camino de construir su propia herramienta política. Seguramente esto chocará con las ilusiones de la clase trabajadora en el gobierno, pero se trata de una tarea estratégica e indeclinable por la que debemos luchar.
 
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Los Juárez
 
La crisis abierta en Santiago del Estero muestra el carácter profundamente reaccionario de un régimen de formas feudales que dominó la provincia durante cincuenta años mediante chantajes, crímenes y corrupción. A las denuncias del "arrepentido" Musa Azar, declarándose responsable de los crímenes de la Dársena por mandato de "Nina", se sumaron las que culpan al matrimonio Juárez de los asesinatos del obispo Sueldo y del ex gobernador Iturre, y a la propia gobernadora de estafas al ANSES por medio millón de pesos. Esta crisis puso al desnudo la descomposición de los dinosaurios del PJ en Santiago del Estero y expresa al mismo tiempo la crisis más general de un sector del viejo régimen que ha perdido legitimidad. Pero además puso también al descubierto, los límites de la "limpieza institucional" que Kirchner presenta ante las masas.
Después de haber recibido el respaldo de los Juárez durante su campaña presidencial, el presidente tuvo que soltar la mano del matrimonio venido en desgracia. Pero no tiene ningún interés en que estos asesinos, corruptos y chantajistas terminen en la cárcel. El pedido de desafuero contra la gobernadora santiagueña choca con una legislatura dominada por los Juárez donde no pocos de sus diputados se encuentran involucrados en la misma causa que podría llevar a la "Nina" tras las rejas, algo que Kirchner no podía dejar de conocer. Con esto, la maniobra impulsada por la Nación no ha sido más que eso, una maniobra. En el mejor de los casos, el presidente optó por el desplazamiento de las figuras más cuestionadas por las masas, pero preservando lo esencial del aparato del juarismo en la provincia. Es más, el presidente no tuvo pruritos en encolumnar tras de sí seis diputados juaristas, que tras la debacle de los caudillos, se pasaron con armas y bagajes a las filas del kirchnerismo.