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Cultura

El Código de la herejía

8 de junio 2006

Anteriormente el libro y ahora el film son un producto acorde al marketing de los best seller y de Hollywood, un producto light, lleno de ambigüedades posmodernas pero con aristas incómodas para la Iglesia. El film cuestiona de alguna forma el dogma y el poder de la Iglesia y el terror del Opus Dei. Un sólo atisbo de duda o cuestionamiento es herejía consumada.
La Iglesia con un manto de hipocresía critica al film por ser un negocio y perseguir la ganancia en vez de la verdad, cuando es esta institución la que más injerencia tiene incluso en Hollywood mismo. El film “La Pasión de Cristo” recaudó millones, se pasó hasta en las iglesias, y sirvió para hacer catecismo a escala mundial.
El poder de la Iglesia se expresa con la censura sobre el cine y el arte como también cuando lo utiliza de propaganda. Hace siglos fomentó el Arte Sacro y las geniales pinturas de Rafael y Miguel Angel que decoraban las iglesias y que le servían para cimentar su control y visión religiosa de la vida.
La trama central del film plantea que Cristo en vida era un hombre normal y sin poderes divinos, considerado un líder pero no un Dios. Además que María Magdalena no era una prostituta como dijo la Iglesia luego, sino su compañera con la que tuvo una hija dejando descendencia y a la cual había confiado la continuidad de su obra. Cuenta que todo esto fue borrado y distorsionado por la Iglesia cuando en el año 325 DC el Emperador romano Constantino oficializa al cristianismo católico como religión de estado, en una votación entre escribas y obispos donde aprueban los cuatro evangelios canónicos de entre más de 80 versiones distintas sobre la vida de Cristo. Es así que se borra definitivamente toda preponderancia de María Magdalena y de la mujer. También plantea que la Iglesia basa su poder en este engaño, y lo mantiene persiguiendo a las mujeres y a los disidentes en todos los tiempos, como con Las Cruzadas y la Santa Inquisición.
En realidad ningún evangelio, ni los cuatro canónicos, ni los llamados gnósticos o apócrifos, fueron escrito en el momento de los hechos. Ningún biógrafo conoció al biografiado, todos escribieron después del siglo I DC.
Lo que desarrolla la película es una historia improbable, pero distinta a la oficial, por eso la Iglesia dice que es falsa al no tener bases históricas y científicas. Pero la verdad es que el dogma católico, el viejo y el nuevo testamento de la iglesia tampoco tienen base científica.
Si bien el film es muy místico en muchos sentidos, y estéticamente también tiene su halo, al cuestionar al gran dogma místico oficial de la Iglesia, se vuelve contradictoriamente más terrenal y crítico.
Lo interesante como metáfora es que muchos de los artistas del Renacimiento como Leonardo Da Vinci y científicos como Isaac Newton que en el film conspiran contra el engaño de la Iglesia, son los mismos que en la vida real fueron parte de los albores del pensamiento racional y científico cuestionando a la religión y a la Iglesia que en muchos casos los persiguió hasta la hoguera.
No obstante, los personajes en el film son sujetos aislados de su época. Era de esperar que el protagonismo en Hollywood esté reservado siempre a los individuos y no a las masas, que son en la vida real las que sufren y luchan, las que develan engaños y las que hacen la historia.
Por otro lado, el film muestra al Opus Dei como un sector muy influyente en la Iglesia. Con tradición oscurantista y medieval, relacionado con el poder, con los grupos económicos y la derecha del establishment. Aunque al final la trama busca salvar y dejar limpia a la Iglesia, responsabilizando a un monje y a un obispo exacerbados, la sensación en el espectador crítico persiste. La visión de que en el mundo real es toda la Iglesia como institución la que está implicada con el Poder, es más fuerte que la irremediable liviandad de los finales hollywoodenses.
Lo que se expresa es el desprestigio creciente de la Iglesia. En pleno Siglo XXI sigue unida al Estado capitalista maldiciendo contra la educación sexual, contra el uso de anticonceptivos y el derecho al aborto para las mujeres, apañando a los curas abusadores, amasando fortunas, bendiciendo a los ricos y condenando a los pobres a resignarse sin luchar en la tierra “para poder ganarse el cielo”.

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