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Discurso y realidad sobre la “nueva” y la “vieja” política

31 de agosto 2006

La división de lo que queda del radicalismo entre los “K” y los “L” (por Lavagna) y el lanzamiento de la fantoche “concertación plural” impulsada por el gobierno, son dos nuevos mojones en la crisis estructural del esquema político bipartidista erigido luego de la caída de la dictadura. La pertenencia original al PJ o la UCR significa cada vez menos. De hecho, las tres coaliciones electorales capitalistas que se van delineando (la “kirchnerista”, la de la derecha de Macri y López Murphy, y la formada alrededor de Lavagna), mezclan todas las figuras y dirigentes provenientes del radicalismo y del peronismo. En algunos casos, a esta mezcolanza se agregan figuras que se presentan como provenientes desde fuera del mundo político. La “nueva política” no es así lo opuesto de la “vieja”, sino un realineamiento y reciclamiento de figuras de la vieja casta política
repudiada en el 2001 (ya sea que ocupen cargos "legislativos" o de "gestión") provenientes del PJ y la UCR en nuevas e inestables coaliciones políticas, a los que se agrega alguna figura con popularidad fuera de la acción política o presencia mediática, y que se cree puede lograr algún apoyo electoral.
Lejos de los discursos en los que pretende legitimarse, la “nueva política” burguesa presenta como rasgos salientes tanto en oficialistas como en opositores la “borocotización” generalizada, la cooptación y la compraventa de voluntades mediante el uso de la “caja” estatal, la generalización y sofisticación de los mecanismos clientelares, las prebendas y subsidios a los grupos empresarios.

Sin diferencias esenciales
Los intentos de reconstruir el maltrecho sistema político burgués alrededor de dos coaliciones, una de “centro izquierda” (que expresaría el gobierno) y una de “centro derecha” (Macri, López Murphy, etc.), hoy con un tercer actor que pretende ponerse al medio de las mismas (Lavagna), parte del hecho que no hay esenciales en el rumbo que debe tener la política económica. Por el momento, en este campo las disidencias son de matices, como las quejas por los acuerdos de precios o por la política ganadera. Hoy alrededor del “modelo del 3 a 1” existe entre las distintas fuerzas burguesas el mismo consenso que tuvieron en su momento con la “convertibilidad”. Tal es así que para tratar de diferenciarse y ganar espacio, la derecha sólo puede recurrir al problema de la “seguridad”, como con la marcha de virtual lanzamiento electoral de Juan Carlos “mano dura” Blumberg. Los grandes empresarios, cuyos intereses pretenden defender más acabadamente que nadie Macri y López Murphy, están obteniendo ganancias siderales con el gobierno y los funcionarios “progresistas”.

Por un Frente Clasista y de la Izquierda Socialista
Más allá de las salidas coyunturales, la crisis de los partidos tradicionales de la burguesía plantea la posibilidad estratégica que la clase trabajadora emerja como una fuerza política independiente. Aunque por el momento la mayoría de los trabajadores tiene expectativas en el gobierno, y este pudo contener la tendencia creciente de la lucha obrera que se había expresado desde fines del 2004, existe una nueva clase trabajadora que ha entrado a las fábricas y empresas al calor de la recuperación económica y está haciendo sus primeras armas de luchas. Cuatro años de fuerte crecimiento económico, a la vez que han actuado como amortiguador de las contradicciones sociales, muestran que sin atacar las bases del poder de los grandes capitalistas es imposible terminar con la pobreza, la desocupación, los bajos salarios y la dependencia del imperialismo. Si luego de cuatro años de crecimiento al 9% los pobres siguen siendo 4 de cada 10 habitantes; si existen 2 millones de desocupados; si 6 de cada diez trabajadores están en alguna situación de precariedad laboral; si la falta de vivienda continúa siendo un problema angustiante para la mayoría obrera y popular; ¿qué otra cosa que la continuidad de estos padecimientos pueden esperar los trabajadores si no ponen en pie su propia fuerza política?
Si hoy no damos pasos en ese sentido, las crisis de mañana serán contenidas por alguna variante de la clase dominante. El llamado del PTS a las fuerzas de la izquierda obrera y a los sectores combativos de la clase trabajadora a conformar un Frente Clasista y de la Izquierda Socialista, que promueva a los dirigentes surgidos de las luchas, va en el sentido que los trabajadores intervengan en los conflictos actuales y en la escena política nacional como una fuerza independiente.


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