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Comunicados de prensa

GRAN ACTO DEL FRENTE DE IZQUIERDA EN PLAZA CONGRESO

Discurso de Christian Castillo

Compañeras y compañeros: El crimen brutal de tres policías, cometido con alevosía en la madrugada de ayer, ha provocado estupor y todo tipo de especulaciones. Dicen que pudo ser una vendetta de un grupo de piratas del asfalto o una señal mafiosa de propios policías de la bonaerense desplazados. Pero lo significativo es que el gobierno haya tenido que admitir nuevamente, como ocurrió con la desaparición de Jorge Julio López, que existen bandas de policías y ex policías con la capacidad de perpetrar, en forma directa o por encargo, desapariciones de testigos en los juicios contra los represores de la dictadura o crímenes como el de ayer.

PTS

20 de octubre 2007

Compañeras y compañeros:

El crimen brutal de tres policías, cometido con alevosía en la madrugada de ayer, ha provocado estupor y todo tipo de especulaciones. Dicen que pudo ser una vendetta de un grupo de piratas del asfalto o una señal mafiosa de propios policías de la bonaerense desplazados. Pero lo significativo es que el gobierno haya tenido que admitir nuevamente, como ocurrió con la desaparición de Jorge Julio López, que existen bandas de policías y ex policías con la capacidad de perpetrar, en forma directa o por encargo, desapariciones de testigos en los juicios contra los represores de la dictadura o crímenes como el de ayer.
El gobierno, que ha querido ponerse en víctima denunciando a los sectores que hacen campaña por la “mano dura”, habla como si no fuese responsable que en la bonaerense continúen en funciones 9000 efectivos que sirvieron en la dictadura. Incluso uno de los jefes de la investigación de la desaparición de López inició su carrera en los días en que Camps y Etchecolatz manejaban la bonaerense en la DIPBA, la disuelta dirección de la policía encargada del espionaje político, como bien han denunciado los organismos de derechos humanos señalando la responsabilidad estatal en el encubrimiento del hecho. Pero no es sólo esto. La bonaerense, la federal y todas las policías provinciales, participantes todas junto con las fuerzas armadas del genocidio, son parte un aparato que destila pus por todos lados, que practica habitualmente el “gatillo fácil”; con bandas que se disputan el manejo del tráfico de drogas, la prostitución, el robo de automotores y todo tipo de negocios mafiosos. Al contrario de lo que afirman quienes quieren utilizar los asesinatos del día de ayer para reforzar la criminalización de la pobreza y de las luchas sociales, decimos con claridad que las principales causas de inseguridad para el pueblo trabajador son la impunidad de los genocidas y represores y el mantenimiento de estas fuerzas represivas.

Hace apenas diez, estuvimos con José Montes acompañando la lectura de los alegatos de los querellantes contra ese genocida con sotana, Christian Von Wernich. Como señaló nuestra compañera militante del PTS y miembro del Ceprodh, Myriam Bregman, en el alegato que dio junto con otros abogados de derechos humanos del colectivo “Justicia YA!”, los hechos por los que este cura fue condenado no fueron casos aislados sino parte “de un plan sistemático de exterminio: un genocidio que tenía como objetivo … disciplinar y aumentar la explotación de la clase trabajadora (…), a la vez que al mismo ritmo se redoblaban las ataduras con los países imperialistas”.
En el juicio a Von Wernich, junto con los compañeros ex detenidos que tuvieron la valentía de volver a declarar, volvimos a recordar que Julio López sigue desaparecido, algo que es una vergüenza que ninguno de los candidatos haya ni siquiera mencionado. En este acto del frente de izquierda, los invito a que gritemos bien fuerte:
¡Jorge Julio López, presente!

Hemos compartido la alegría por la condena a Von Wernich con los luchadores y familiares de las víctimas. Pero al contrario del discurso presidencial, decimos que estos procesos judiciales parciales y a cuentagotas se acercan más a la continuidad de la impunidad que a la de la justicia para los 30.000 desaparecidos. Sólo tenemos tres condenados en cuatro años que van desde la anulación de las leyes de obediencia debida y punto final. Este gobierno sigue manteniendo ocultos los archivos de la represión y como dijimos siguen en actividad los represores que sirvieron bajo la dictadura.
También son cientos los jueces y fiscales hoy en funciones que fueron designados por Videla y sus amigos. Parte importante de todas las leyes vigentes fueron también sancionados por ellos.
No nos extraña. Este gobierno, como todos desde la caída de la dictadura, defiende los intereses de los mismos grandes empresarios que orquestaron el golpe genocida. Al igual que lo fueron Alfonsín, Menem, De la Rúa o Duhalde, el de Kirchner es un gobierno sostenedor de este sistema basado en la explotación y la miseria. Kirchner de ninguna manera busca desmantelar el aparato represivo que este estado capitalista ha mantenido desde la dictadura. Su objetivo es que sólo sean condenados algunas figuras emblemáticas mientras al grueso de los genocidas se les garantiza la impunidad. A la vez que damos la batalla en todos los terrenos para lograr el castigo a los genocidas, tenemos que tener bien claro que esta es una pelea que para triunfar hasta el final requiere que la movilización obrera y popular termine con este podrido régimen social basado en la esclavitud asalariada, e imponga un nuevo estado, un gobierno de los trabajadores basado en órganos de democracia directa, que luche por el socialismo a escala internacional.

Compañeros:
Justamente en estos días se cumplen 90 años de la revolución rusa, la primera vez que los trabajadores llegaron al poder mostrando que se podía derrotar al capitalismo y empezar a construir una sociedad sin explotadores y explotados.
Hoy se está librando un gran combate ideológico y político alrededor del legado histórico de esa gran gesta, donde de la mano del partido bolchevique de Lenin y Trotsky, la clase obrera se hacía del poder a través de los soviets, los consejos de obreros, campesinos y soldados. La prensa capitalista ha vuelto a publicar en estos días todo tipo de falsedades para desprestigiar a la revolución de octubre, queriendo igualar a Lenin y Trotsky con Stalin, a los revolucionarios bolcheviques con sus enterradores burocráticos.
Pero lo cierto es que con el poder de los consejos, surgió una forma de democracia de los trabajadores, superior a la más amplia de las democracias capitalistas que jamás se haya visto. Desde un principio fue atacada militarmente no sólo por las bandas contrarrevolucionarias al servicio de los terratenientes, nobles y capitalistas rusos que habían perdido sus privilegios sino por catorce ejércitos imperialistas que invadieron la joven república soviética. Pero tras tres años de una dura guerra civil, la contrarrevolución fue derrotada por la acción del Ejército Rojo, una fuerza de cinco millones de obreros y campesinos que se alzó de la nada, bajo la dirección de León Trotsky.
Sin embargo, debido a que la Unión Soviética quedó devastada por la guerra civil y aislada internacionalmente luego que la revolución no triunfó en otros países de Europa, poco a poco se fue enquistando en el poder una burocracia privilegiada que tuvo a Stalin como principal exponente, contra la cuál dio Lenin el último combate antes de su muerte.
Una burocracia que no vaciló en masacrar a miles de revolucionarios, incluyendo los principales dirigentes bolcheviques, como el mismo Trotsky, quien supo decir que entre bolchevismo y stalinismo había ríos de sangre. Esa burocracia, primero manchó el nombre del socialismo y el comunismo ante los ojos de los trabajadores del mundo entero. Después, fue ella misma la que empujó la restauración capitalista en la Unión Soviética y otros países donde los capitalistas habían sido expropiados.
Contra el objetivo que los capitalistas, los revolucionarios estamos organizando diferentes tipos de acciones para reivindicar la gesta de octubre del 17.

Esta semana, por ejemplo, me tocó participar en San Pablo, Brasil, de una serie de debates que se realizaron en homenaje a este gran hecho. Compartí el panel con importantes intelectuales socialistas, como Ricardo Antunes, Chico de Oliveira y Michel L˜öwy, la mayoría de los cuales había adherido en su momento al PSOL, el Partido Socialismo y Libertad. Junto con la reivindicación de la revolución, lo que más se discutió, como no podía ser de otra manera, fue la relación de la revolución rusa con la actualidad.
Y en el debate fuimos categóricos, como queremos serlo ahora: sin la conquista del poder por parte de los trabajadores no hay posibilidad de recrear el camino abierto por la revolución rusa. Hay algunos que nos quieren hacer creer que los gobiernos que se proclaman del “socialismo del siglo XXI”, como el de Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia o Correa en Ecuador, son de alguna manera una recreación de la experiencia de octubre de 1917.
Pero Chávez llama a los trabajadores a hacer un partido común con empresarios y oficiales del ejército, mientras favorece el desarrollo de los nuevos ricos que hacen negocios al amparo del gobierno bolivariano. El Che Guevara, un revolucionario con el cuál no compartimos la estrategia guerrillerista, en este punto lo decía muy claro: revolución socialista o caricatura de revolución.
La batalla desigual que hemos dado en esta campaña desde el Frente de Izquierda que hemos realizado entre el PTS, el MAS e Izquierda Socialista, por difundir un programa obrero y socialista y la necesidad que los trabajadores avancen en su independencia política, está en función que la clase obrera pueda poner en pie la herramienta política que en este siglo XXI le permita retomar el camino de aquellos que hace 90 años se atrevieron a tomar el cielo por asalto.

VIVA LA CLASE TRABAJADORA!

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