Luis Zamora, que suele renegar del “consignismo de la izquierda”, no dejó de repetir en sus intervenciones una sola consigna: “que los pueblos manden y los funcionarios hagan lo que los pueblos decidan”. Zamora nos habla de conquistar una verdadera “democracia para el pueblo” o “una democracia real” o una “democracia directa” (aunque Zamora dice esto cada 2 ó 4 años, cuando lo determina el calendario de la democracia “de los gobernantes” y no en las luchas cotidianas “de los gobernados”). Aún así, rara vez Zamora señala propuestas concretas para alcanzar ese ideal suyo. Esta vez lo hizo ante el tema “seguridad” (la agenda que impuso la derecha en Capital), proponiendo “que las comunas nombren al comisario”, “un civil elegido por la comuna”. ¿Esta es la forma en que los pueblos van a decidir y los gobiernos a obedecer? ¿Una institución mafiosa puede obedecer al pueblo si tiene un civil a su mando? ¿Los policías armados van a someterse a lo que decidan los vecinos desarmados? Es una afirmación asombrosa para alguien que ha participado de juicios a los genocidas y debería conocer el rol de las fuerzas policiales y de seguridad en el sistema capitalista.