Rosario, 16 de setiembre de 1969. Desde temprano las columnas obreras empezaron su marcha hacia el local de la CGT. Ferroviarios, harineros, textiles, del vidrio, de la construcción, de Luz y Fuerza, del frigorífico Swift y los metalúrgicos. Los estudiantes se sumaban al paso. Era el segundo Rosariazo.
Los primeros ataques represivos pudieron dispersarlos parcialmente, pero la organización de autodefensa finalmente rindió sus frutos desbordando a la policía y a la gendarmería. El ejército se hizo cargo avanzando en recuperar el control de la ciudad. Pero la furia estaba en todas partes: eran 250.000 los manifestantes.
En esas jornadas, los obreros reunieron detrás de sí a otros sectores sociales hartos de la dictadura. Como señala la historiadora Beba Balvé, el "Rosariazo proletario sigue siendo el hecho maldito de la ciudad. De eso no se habla, no se recuerda, pareciera que el fuego antidictatorial continuara quemando."