El 9 de mayo comenzó el curso “Para entender la explotación capitalista” (basado en el libro del mismo nombre), sobre los elementos centrales de la economía capitalista. Más de 70 asistentes colmaron la sala Rosa Luxemburgo del IPS, entre ellos 30 trabajadores de empresas alimenticias y aguas gaseosas, ferroviarios, subte y telefónicos. Algunos recién se acercan a las ideas del marxismo y otros ya han dado cursos, sobre éste y otros temas, y llevarán los debates a otros obreros y jóvenes.
En la primera reunión, se planteó que el surgimiento de la explotación y las clases sociales está ligado a un cierto desarrollo de las fuerzas productivas. Así, el trabajo de los productores directos puede dividirse entre el trabajo necesario para producir sus medios de vida y un trabajo excedente, apropiado por las clases que ya no trabajan para sobrevivir. Vimos cómo la explotación en el capitalismo está oculta bajo la apariencia de igualdad que genera el intercambio de mercancías y la relación salarial, que hace parecer que si el salario es más o menos alto, a los trabajadores no los explotan. Para mostrar que esto no es así, partimos de explicar la relación entre valor de uso y valor de las mercancías, y continuamos con el surgimiento del dinero y el capital (valor que se transforma en más valor). Entre otros temas, profundizamos porqué cuando hablamos del valor como expresión del trabajo socialmente necesario para producir la mercancía, se trata de una definición inseparable del capitalismo.
La segunda reunión giró alrededor de cómo los capitalistas comprando la fuerza de trabajo del obrero a cambio de un salario, obtienen un valor mayor al que de-sembolsan, incremento que se genera en la producción por la diferencia entre el trabajo realizado por los obreros en su jornada y el valor de la fuerza de trabajo, que el obrero produce en una fracción de la jornada. De esta forma realiza un trabajo excedente del que surge la plusvalía que se apropian los capitalistas. Se notó mucho estudio de los textos y muchas intervenciones de los trabajadores, buscando ejemplos que concretizaron el debate, viendo cómo los capitalistas aumentan la plusvalía absoluta extendiendo la jornada de trabajo. Una trabajadora de la alimentación planteó cómo en su fábrica aumentan la intensidad del trabajo acelerando el ritmo de la máquina, con lo que casi se triplica la producción en la misma jornada. Esto equivale a alargar la jornada de trabajo y por lo tanto es otra forma de aumentar la plusvalía absoluta.
En la tercera reunión, se plantearon las formas en que se incrementa la plusvalía, abaratando el valor de la fuerza de trabajo. Se remarcó también que la venta de la fuerza de trabajo, transforma el producto en algo completamente ajeno a los trabajadores. Un trabajador de una fábrica de gaseosas contó cómo las ideas innovadoras que se les ocurren a los obreros durante su jornada, por ejemplo sobre la forma de organizar el trabajo, son apropiadas de la empresa, que incluso llega a patentarlas.
En la última reunión se discutirá porqué sin superar las relaciones de producción capitalistas, la situación de los trabajadores seguirá siendo de explotación, y cualquier mejora que puedan lograr estará permanentemente amenazada por una nueva ofensiva de los capitalistas. Por eso, la pelea por mejorar su situación económica, debe tener como norte acabar con el capitalismo.
Corresponsal