Los días 2 y 3 de diciembre se realizó el congreso de la CTA-Capital en la Facultad de Derecho. No resulta exagerado decir que fue un Congreso convocado casi en secreto. La amplia base de trabajadores ni siquiera tuvo la oportunidad de enterarse, la dirección de la CTA no promovió asambleas o reuniones en ningún lugar de trabajo.
La elección de los delegados fue manejada a voluntad por los dirigentes, limitando así la participación de los delegados opositores. ¡Qué despropósito!: la “democracia participativa” promovida por la CTA redujo el congreso a menos de 400 delegados. El carácter burocrático del Congreso se ve en que hasta rechazó la moción de crear una secretaría propia para la juventud. Evidentemente el espíritu rebelde de los jóvenes, ese que nutre de nuevos bríos las luchas reivindicativas de la clase trabajadora, no tiene cabida en la central “alternativa”.

Las diferencias en la cúpula de la CTA, que se reduce a qué grado de integración al gobierno deben tener, fueron resueltas con una fórmula de consenso: la CTA no es “ni oficialista ni opositora”, pues el gobierno tiene contradicciones y hay que “saber distinguir al enemigo”. Lo interesante es que ni kirchneristas puros ni los semikirchneristas (como los del Encuentro de Rosario), definieron quién es ese tan mentado enemigo. Cabe destacar una moción, que señalaba la incompatibilidad de tener cargos en el gobierno y en la dirección de la Central, discusión que quedó relegada “como debate”, superando así otro escollo.
Todos ellos coinciden que la CTA es parte de los “nuevos aires progresistas” que soplan en Latinoamérica con Lula, Tabaré y Chávez, pronunciándose contra el “noventismo neoliberal” y a favor del ALBA y el MERCOSUR y que la CTA reafirma su proyecto de poner en pie un Movimiento Político y Social como un “movimiento de liberación nacional y social” que “debe dialogar con otros sectores que no son de nuestra clase”, sellando así su vocación de alianza con sectores patronales.
La CTA, encubre su apoyo a Ibarra al decir que apoya la causa de Cromañón pero “sin ser funcionales a la derecha”.
Lo más insólito es que ninguno de los delegados de la mayoría burocrática osó mencionar siquiera una crítica al rol desempeñado por la CTA en las luchas sindicales más importantes, tales como la lucha de los trabajadores aeronáuticos agrupados en APTA y APLA, donde la dirección de APA-CTA junto a la “chavista” Alicia Castro llamaron al gobierno a intervenir contra la “huelga salvaje”, una política más carnera que la jugada por Micheli y la dirección de ATE en el conflicto del Garrahan.

Si con todo esto no alcanzara, la careta se terminó de caer con la reforma de los estatutos. Para elegir los delegados a Congreso, en vez de un delegado cada 100 afiliados ahora será de uno cada....1000 afiliados. O sea, diez veces más burocrático! Entonces de la promocionada democratización sólo queda que le dan 3 vocalías a la minoría que supere el 20% de los votos. ¡Ni siquiera una secretaría, y nada de proporcionalidad sin piso!

Los sectores opositores a la burocracia de la CTA, agrupados tras una declaración común, dimos una lucha política que señalaba, entre otros puntos, la necesidad de que la CTA sea independiente del gobierno, del Estado y de cualquier sector patronal. Asimismo exigimos que se convocara a un paro activo en apoyo a la huelga de los pilotos y los técnicos aeronáuticos. Denunciamos a la dirección de la CTA que se negó una y mil veces a unificar y coordinar las innumerables luchas de estatales y docentes, al tiempo que proscribió a la oposición docente nucleada en la Lista Rosa-UTE, entre otros puntos muy progresivos. Esta pelea nos deja en mejores condiciones hacia los restantes congresos regionales y el congreso nacional de marzo.
Mientras los estatales opositores a la burocracia de ATE - Capital estamos convocando a un encuentro en la Facultad de Ciencias Sociales el día 17 a las 10 hs. para agruparnos y preparar una herramienta para encarar la lucha en el 2006.