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Segunda charla

Ciclo de Osvaldo Bayer en el IPS "Karl Marx"

24 de noviembre 2005

Nuevamente con la sala llena, el autor de “La Patagonia Rebelde” expuso sobre los hechos de la Semana Trágica de enero de 1919.
Comenzó relatando el espíritu de época marcado profundamente por el fin de la Primera Guerra Mundial y el estallido de las revoluciones rusa y alemana, que influyeron sobre la clase trabajadora pero también, sobre la burguesía y su temor a que toda huelga tomara la inspiración de la revolución bolchevique.
Abordó las tendencias que prevalecían en el incipiente movimiento obrero argentino: anarquistas, socialistas y sindicalistas. Estos dos últimos concebían que las luchas de la clase obrera debían limitarse al terreno reivindicativo gremial y la política era sólo concebida en términos de acción parlamentaria a través del Partido Socialista.
En 1916, había asumido el gobierno de Hipólito Yrigoyen a través de elecciones “libres” (las mujeres no tenían derecho al sufragio), que eran las primeras que se realizaban en el país. Bayer definió este gobierno radical con base fundamentalmente en la clase media, como una especie de populismo que decía no querer reprimir la protesta social, que se inclinaba por los llamados sindicalistas libres y que “prometía pero no resolvía”.
También subrayó las condiciones de vida (hacinamiento y falta de higiene) de los obreros y sus familias en los conventillos, mayoría inmigrantes, concentrados principalmente en los barrios de La Boca y San Telmo, así como también las condiciones laborales y la extensión de la jornada. Precisamente, el conflicto en los talleres metalúrgicos Vassena, compuesta por capitales predominantemente británicos, surgió no sólo por el gran deterioro salarial sino también por el reclamo de 8 horas de trabajo que otros gremios habían conquistado.
Desatado el conflicto, la patronal envía rompehuelgas que intentan poner a funcionar la fábrica y los trabajadores resisten atacando los camiones que transportaban a los carneros. El gobierno no sólo ordena la represión policial, sino que moviliza tropas del ejército y distribuye armas entre grupos fascistas, lo que después se conocerá como Liga Patriótica Argentina, encabezada por Manuel Carlés, miembro del partido Radical, otro elemento -como Bayer subrayó- que los historiadores no mencionan. Esta organización, no sólo reprimió en los barrios obreros sino que además llevó adelante atentados antisemitas.
En el primer momento de la represión, murieron cinco obreros y esto generó un movimiento de extensa solidaridad. La Federación Obrera Regional Argentina, V Congreso (de orientación anarquista), convocó al paro general luego que el cortejo fúnebre fue ferozmente atacado por las fuerzas represivas. El repudio se generaliza y deviene en una vasta confrontación en las calles. El número de muertos se contó por centenares y según documentos que trabajan en estos momentos, la cifra sería superior a 1000. La FORA del IX Congreso (tendencia sindicalista) que se ve obligada a apoyar el conflicto, logró levantar la huelga y negociar con el gobierno, que concede finalmente la jornada de 8 horas para los metalúrgicos, luego de la magnitud del combate de la clase obrera.
Bayer polemizó con historiadores de distintas orientaciones como Fermín Chaves, Manuel Gálvez, Félix Luna e Irbarguren que atribuyen un carácter provocador a las acciones de lucha de los trabajadores y minimizan el carácter represivo de la intervención del Estado. Por el contrario, denunció el carácter falaz del discurso populista: “queda al desnudo como se comportan los gobiernos populistas cuando se pone en peligro la estabilidad”.
El lunes próximo, Osvaldo Bayer desarrollará otras de las gestas de la clase obrera en la Argentina: los acontecimientos de La Patagonia Rebelde y proyectará un documental inédito en nuestro país cuyo guión es de su autoría.

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