Grandes pujas por ganancias a costa de los bolsillos de los trabajadores y el pueblo

Los grandes ganaderos y los frigoríficos, principales responsables de la suba de precios, quieren presentar al “campo” como víctima de la arbitrariedad gubernamental.
Una parte importante de los pequeños y medianos productores se han encolumnado detrás estos grandes ganaderos, gracias a la política del gobierno. Sectores que podrían responder positivamente a una política que impulse verdaderamente el desarrollo moderno de la explotación ganadera, hoy están junto a esta oligarquía parásita, gracias a que la política del gobierno no está hecha en función de dar una respuesta de fondo a las necesidades de los trabajadores y el pueblo, incluyendo los reclamos de los pequeños productores rurales, sino sólo a contener los precios para evitar presiones salariales.
A pesar de que la Sociedad Rural quiere arrogarse la representatividad de 190 mil productores ganaderos, representa al sector más concentrado, que a nivel nacional entre 9.100 productores se reparten más del 30% del total del ganado (más de 5.000 cabezas cada uno); y como denunció Christian Castillo en Hora Clave2, son 1.250 los propietarios que tienen el 40% del stock ganadero de la provincia de Buenos Aires. Son los Alzaga, Unzué, Lalor, Mendizábal, Aguirre Urreta, Pereyra Iraola, Miguen, O’Farrel, la “oligarquía con olor a bosta” que ya Sarmiento denunciara como clase parásita. Que a estos oligarcas le importan poco los intereses del conjunto del campo, lo muestra ya el hecho de que los peones rurales tienen su sueldo planchado hace más de un año (cuando tuvieron un pequeño incremento) mientras las ganancias aumentaron un 18% y, según Zaiat3, un 250% desde la devaluación.
Entre estos hacendados y los consignatarios (muchos de ellos también terratenientes), manejan el mercado de Liniers, manipulando los precios en el corto plazo.
Otro gran sector que impulsó la suba de precios es el de los frigoríficos, un monopolio con menos de diez grandes jugadores que manejan el negocio de la exportación. Con su puja por incrementar los saldos para la exportación, vienen presionando sobre los precios desde el año pasado. Frente al bloqueo de las exportaciones, y a pesar de que los más importantes se beneficiaron al mantener la cuota Hilton, posan de víctimas y chantajean a los trabajadores, amenazando con que si el gobierno no levanta las medidas se perderán cientos de puestos de trabajo. El frigorífico Tres Lomas ya ha cerrado, despidiendo a 210 empleados. Frente a este chantaje, los trabajadores deben responder tomando en sus manos la producción de los frigoríficos que cierren o despidan, y poniendo la carne a un precio accesible al bolsillo obrero y popular.
Por último, tenemos a los grandes minoristas, centralmente los supermercados (COTO en primer lugar, seguido por Disco y Carrefour), que hacen entre el 16 y el 20 por ciento de las compras de Liniers y aprovechan cada baja que se produce en el precio de remate para subir sus márgenes, manteniendo los mismos precios al público.
La política de Kirchner apenas ha arañado los intereses y posiciones de estos sectores, y por eso no está dando resultado ni siquiera en el corto plazo.

El ”compre menos carne”

Mientras tanto, el gobierno lanzó una campaña para que los consumidores no avalen los precios y consuman menos carne. Busca resolver el problema a costa del consumo popular, para poder retomar las exportaciones, como si fuera el consumo interno, el responsable de la suba de precios.
Lejos de esto, es necesario un aumento de salarios hasta llegar a la canasta básica, para que el consumo de carne esté al alcance del conjunto de la población. Y esta medida debe estar acompañada de un cambio en la estructura impositiva: crear impuestos progresivos para que los que más paguen sean los que obtienen mayores ganancias u eliminar el IVA que grava el consumo popular.

Una respuesta a los problemas de fondo del campo

Los consignatarios plantean que “la carne aumenta porque hay menos vacas en los campos. Sostienen que junto con la ola exportadora, el boom de la soja y otros cereales achicó el espacio de los campos destinados al ganado.” 4 Pero esto pone en evidencia una crisis que se arrastra desde hace más de dos décadas, y muestra que la anárquica producción capitalista organizada en función del beneficio choca con las necesidades populares. De los 48 millones de cabezas, se pueden faenar apenas 12 millones en el año sin afectar el stock ganadero, poco más de la mitad que en Australia (19 millones). Por la política parasitaria de los ganaderos, los índices de preñez (60%) son los mismos que si el ganado se criara suelto.
Sólo puede haber una verdadera solución al problema mediante una audaz reforma agraria que parta de expropiar a los grandes terratenientes e impulsada por los trabajadores rurales (y en coordinación con los pequeños chacareros). Sólo sobre esta base podrá lograrse el mejoramiento sistemático e incremento de la hacienda, y para evitar que las tierras sigan afectándose al monocultivo de soja, impulsando también el desarrollo de cultivos alternativos. Este plan, combinado con la expropiación y gestión obrera de los grandes frigoríficos y los supermercados, con participación de las organizaciones de consumidores, podrá asegurar el acceso barato a la carne al conjunto de los trabajadores y el pueblo, y, mediante el monopolio estatal del comercio exterior, manejar las exportaciones en función de las necesidades populares.

1 Según el relevamiento realizado por la asociación de consumidores DEUCO entre el 9 y 26 de marzo. Otra encuesta señala una suba del 7%.
2 El domingo pasado participó del debate sobre el problema de la carne en el programa conducido por Mariano Grondona. Del mismo también participaron Manusovich (FEDECAMARAS), Biolcati (vicepresidente de la Sociedad Rural) y Young (Productor ganadero y Ex Juez).
3 Zaiat, Alfredo: “La vaca atada”, Página/12 18/3/06
4 Clarin, Suplemento Zona, 26/3/2006 Mercado de Liniers, Folclore y secretos de la feria que le pone precio a la carne.