LA CTA ha declarado, una y otra vez, su “independencia” y “autonomía” del Estado, los empresarios y los partidos políticos. Sin embargo, esto no le impide que Luis D’Elía, quien participó del acto oficial de Plaza de Mayo, sea funcionario estatal del gobierno de Solá y Kirchner, a la vez que miembro de la dirección de la CTA. Ni tampoco que Edgardo Depetri, secretario de organización de la central, lanzara el Movimiento de los Trabajadores para la Victoria con el espaldarazo del ministro de Trabajo, Carlos Tomada, como “pata sindical del kirchnerismo” que debutó en la Plaza del SI junto a los Barrionuevo y compañía. Por si fuera poco, el propio De Gennaro está en una entente con la Federación Agraria, los medianos y pequeños empresarios de Apymes y el agrupamiento político de centroizquierda llamado Encuentro de Rosario. Según Página/12, harían un plenario en el mes de julio para el cual “algunos ya postulan al secretario general de la CTA, Víctor De Gennaro, como la cabeza del proyecto y candidato presidenciable”. Y todo se hace en nombre de la “autonomía de la central”. La fórmula de no distinguir entre la necesaria independencia de las organizaciones sindicales del Estado y los partidos de los empresarios, de un lado, y los partidos de los trabajadores del otro, siempre sirve siempre a los primeros, y la CTA es una muestra clara de ello.