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Internacionales

Artículo de Celeste Murillo y entrevista radial con Juan Chingo

Brutal invasión del Estado de Israel a Gaza

29 de junio 2006

El secuestro del soldado Gilad Shalit se dio tras dos semanas de provocaciones del ejército de Israel, que incluyó el bombardeo a una playa de Franja de Gaza y una serie de ataques posteriores, asesinando cerca de catorce palestinos en sólo una semana. Se exige a cambio de la libertad del soldado, que Israel haga lo mismo con más de 400 mujeres y niños que se encuentran en sus cárceles. El primer ministro israelí Ehud Olmert descartó cualquier posibilidad de negociación y comenzó la incursión militar en Palestina. 
Esta operación militar es la más importante desde la salida israelí de la Franja de Gaza en septiembre del año pasado y busca consolidar la imagen de dureza del gobierno de Olmert, que tiene como ministro de Defensa a Amir Peretz, supuesto representante del “ala izquierda” del Partido Laborista.
Este hecho desnuda la farsa de la “retirada unilateral”. Las FF.AA. de Israel siguen controlando las fronteras y la circulación entre Gaza y Cisjordania, mientras que el gobierno sionista confisca los impuestos y los fondos de ayuda para el gobierno palestino. Desde el triunfo electoral de Hamas, cuando logró la mayoría parlamentaria en enero pasado, tanto el estado de Israel como el imperialismo norteamericano y europeo han hecho lo imposible, junto a su colaborador interno, el presidente de la Autoridad Palesinta (AP) Mahmud Abbas de Al Fatah, para impedir que el gobierno de Hamas asuma plenos poderes. Primero intentaron que Hamas cediera el reconocimiento de Israel con el corte de los fondos de ayuda y financiamiento internacional al gobierno palestino; luego buscaron que la conformación del ejército y las fuerzas de seguridad fuera una atribución del poder ejecutivo (Al Fatah), lo que produjo enfrentamientos entre Al Fatah y Hamas.

La claudicación de Hamas
El ataque se da al mismo tiempo que el gobierno de Hamas y el presidente Abbas llegaban a un acuerdo comprometiéndose por primera vez a apoyar un “plan de paz” que reconoce de hecho al estado de Israel. El acuerdo llamaba a un estado Palestino en Gaza, Cisjordania y Jerusalén del Este (territorio ocupado por Israel en la guerra de 1967). De esta forma Hamas renuncia a la posición que sostuvo desde su fundación que postulaba la creación de un estado Islámico en el conjunto del Estado de Israel. Este compromiso significa una capitulación de Hamas, que enfrenta fuertes divisiones internas y una poderosa presión internacional. Al mismo tiempo es un triunfo del colaboracionista Abbas, que había amenazado con llamar a un referéndum sobre el acuerdo que contempla la coexistencia de los dos estados, basado en un documento elaborado por los prisioneros de Al Fatah y Hamas en Israel, que concibe un acuerdo “final” al conflicto, documento que por su parte el Estado de Israel rechaza . Hamas terminó aceptando el documento ante la posibilidad de ver recortado el capital político conquistado en enero pasado frente a la polarización que el Estado de Israel, la “comunidad internacional” y el propio Al Fatah venían montando y que puso contra las cuerdas a Hamas.
Sin embargo, la aplicación del “plan de paz” no será fácil ya que sigue permitiendo la existencia de las diferentes milicias, no frena los planes del Estado de Israel de continuar la construcción del Muro, así como tampoco los enfrentamientos que viene habiendo entre las distintas facciones que forman el movimiento nacional palestino.
En este marco, y con la excusa de la búsqueda del soldado secuestrado, la incursión sionista busca darle una lección a los sectores de la resistencia, incluida el ala militar de Hamas y de su dirección en el exilio. Durante el miércoles 28 aviones israelíes sobrevolaron Siria, país donde se encuentra este sector, que se opondría al pacto con Abbas. Estas incursiones expresan una fuerte presión del Estado de Israel sobre la dirección de Hamas en Siria y sobre sus patrocinadores en el régimen de ese país, mostrando su voluntad de escalar el conflicto si sus demandas no son logradas. Teniendo en cuenta que el Estado de Israel no está dispuesto a negociar la liberación de su soldado, Hamas estaría obligada a liberarlo, lo que podría llevar a un debilitamiento de su posición en Palestina.

No hay paz posible con el Estado sionista
La continuidad de la ofensiva israelí busca mayores concesiones, como la renuncia de Hamas a la violencia y un reconocimiento explícito del Estado sionista. A su vez, busca castigar a los habitantes de esta empobrecida región como demuestran los ataques a la infraestructura civil, dejando a la mayor parte de la población sin energía, y con el claro objetivo de aumentar la presión sobre Hamas.
La nueva invasión de Gaza y la continuidad de las sanciones económicas contra la Autoridad Palestina, a pesar de la capitulación de Hamas, muestran que no hay paz posible ni convivencia pacífica con el Estado sionista.
La solución de dos estados, ya sea mediante mesas de negociaciones como se dio tras los acuerdos de Oslo en 1993, o de forma unilateral como lo hicieron los gobiernos de Sharon y ahora el de Olmert, sólo hace perdurar los padecimientos de las masas palestinas. Estas “soluciones” ultrareaccionarias implican un seudo estado, controlado completamente por el Estado de Israel, sin unidad territorial, control de sus aguas ni Fuerzas Armadas.
Esto demuestra que, mientras siga existiendo ese “portaviones” del imperialismo que es el Estado de Israel, no hay solución a las justas aspiraciones a la autodeterminación palestina . La única salida progresiva es una Palestina obrera y socialista, donde convivan pacíficamente árabes y judíos.

Escuche aquí entrevista con Juan Chingo, miembro del staff de la revista Estrategia Internacional, en el programa Pateando el Tablero - Radio Splendid AM 990

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