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Comunicados de prensa

PSICOLOGÍ UBA

Boletín "Psicólogos ¿Para qué?": Un nuevo "Puerto Madero" sobre las ruinas del Borda y del Moyano

Hace poco tiempo Mauricio Macri daba a conocer su "Reforma del Modelo de Atención de la Salud Mental": "queremos que se garantice la dignidad de todos y respete los derechos humanos (…); este modelo está agotado (…) se habla de estos centros como si hubiese una cárcel adentro", dijo, y a renglón seguido anunció el cierre de los hospitales neuropsiquiátricos públicos más importantes de la Ciudad de Buenos Aires: el Borda y el Moyano.

En Clave ROJA

18 de junio 2008

Hace poco tiempo Mauricio Macri daba a conocer su "Reforma del Modelo de Atención de la Salud Mental": "queremos que se garantice la dignidad de todos y respete los derechos humanos (…); este modelo está agotado (…) se habla de estos centros como si hubiese una cárcel adentro", dijo, y a renglón seguido anunció el cierre de los hospitales neuropsiquiátricos públicos más importantes de la Ciudad de Buenos Aires: el Borda y el Moyano. El hipócrita anuncio de construcción de 10 hospitales con 48 camas cada uno (es decir, 480 camas para un total de más de 3000 pacientes que permanecen internados en esos nosocomios), ya dejaba entrever entonces cuál era el verdadero "nuevo Plan de Salud Mental" que pretendía imponer.

Sin embargo, la utilización de argumentos "progres" para implementar finalmente una resolución reaccionaria no alcanzó para ocultar que, con un discurso desmanicomializador, pretendía en realidad avanzar con importantes negocios inmobiliarios en la zona de Barracas, donde hace un tiempo comenzaron a construirse costosos edificios y a venderse a altos precios lotes cercanos a la zona. En definitiva, un nuevo "Puerto Madero" sobre las ruinas del hospital.

A pesar de los gestos del macrismo para dar a entender que retrocedería en su plan, los acuerdos firmados hace semanas entre el gobierno nacional y el porteño para desarrollar vastos planes de obras públicas no dejan lugar a dudas. Por eso, desde En Clave Roja, llamamos a no depositar nuestra confianza en una gestión que, diciéndose "PRO", no hace más que profundizar sus ataques contra la salud y la educación.

También bajo el gobierno de Kristina venimos viendo los golpes sistemáticos a la salud y la educación: el vacío presupuestario, los graves problemas edilicios y la ausencia de insumos son sólo la fachada que hoy cubre a los hospitales y casas de estudios. Se vistan de "nacionales y populares" o de "PRO", lo que queda claro es que para estos continuadores de la política neoliberal, la Salud Mental debería quedar en manos de las clínicas privadas y la industria farmacológica, para avanzar así en una cada vez mayor mercantilización de la salud que transforme los hospitales públicos en nuevos medios para la obtención de las ganancias empresariales.

Por eso, fiel a la lógica neoliberal, el PROyecto del neo-menemista Macri apunta, ni más ni menos, a profundizar la política privatizadora de lo público y la segregación y marginación de lo que no es rentable, escondiéndose tras la fachada (PROgre) de "mini Bordas", casas de medio camino, hogares sustitutos, y muchos otros espejitos de colores, bajo el amparo de la ley de Salud Mental 448.

Macri, ¿el gran desmanicomializador?

La ley 448, fue sancionada por el ibarrismo y defendida por el progresismo como un importante paso hacia la desmanicomialización: un gran avance –decían- para terminar, entre otras cosas, con las llamadas instituciones totalitarias. Pero lo que nadie señaló es la gran contradicción que la normativa – no ingenuamente-, sostiene. Para poder llevar adelante un "nuevo modelo" orientado a la externación y los tratamientos ambulatorios, la ley plantea como imperiosa la integración -en un sistema único de Atención en Salud Mental- de los subsectores en que hoy se divide la atención (estatal, obras sociales y privado), planteando al mismo tiempo su necesaria coordinación en redes. Sin embargo, la gran mayoría de las “instituciones alternativas” a los manicomios, claves en el proceso de externación, se concentran en manos de instituciones privadas. Es decir, la propuesta –en realidad- es avanzar en la privatización del sector mediante la integración de la atención estatal con la atención privada y el subsidio de ésta última -o bien su tercerización- por parte del presupuesto público. En otras palabras, el gran negocio que esto genera para los "empresarios de la salud" estará garantizado plenamente por el Estado. ¡Un verdadero guiño para las entidades que lucran con la "industria de la locura"!

Por si a alguien le quedaban dudas, el empresario Mauricio Macri acaba de demostrar qué vino a imponer en la ciudad: la agenda neoliberal de sus antepasados, para profundizar aun más el proceso de descentralización, tercerización y precarización laboral que delineó el imperialismo y que comenzó a implementarse con la última dictadura militar.

Para el gobierno nacional: ¿siguen sobrando psicólogos?

Las tristes afirmaciones que en su momento hizo el ex ministro de salud Ginés “sobran psicólogos” García delinearon desde el primer mandato K la verdadera política de este gobierno para la Salud Mental. Las terribles condiciones edilicias del Borda, el Moyano y otros tantos hospitales públicos, la situación de hacinamiento que viven los pacientes, los salarios de hambre que reciben los/as trabajadores/as de la salud o la situación que hace tiempo denuncian los/as pasantes y concurrentes, cuyo trabajo gratuito se ha convertido en un pilar clave para garantizar el funcionamiento del hospital, son una gráfica muestra del modelo K para la salud. Mientras tanto, la plata que se concentra en las arcas del Estado van a pagar la deuda externa, a subsidiar grandes empresas o comprar la voluntad política de gobernadores, intendentes y funcionarios. El demagógico discurso de Kristina sobre la "redistribución de la riqueza", con el que hace días insistía por cadena nacional, no alcanza para ocultar lo que su hipocresía destila: busca, en realidad, terminar con la disputa que hace meses mantiene con los capitalistas del campo, disputa que tiene como médula espinal la pelea por cómo habrán de redistribuirse (entre ellos) la riqueza que producen los y las trabajadoras antes que la crisis internacional golpee de lleno nuestra economía.

Las consecuencias de los destinos de la caja estatal son bien conocidas en el sector de la salud: extreman mucho más el padecimiento de lo/as pacientes, tanto como las terribles condiciones laborales impuestas a los/as trabajadores/as del sector, entre otras cosas. Con un/a enfermero/a cada 50 pacientes, ¿cómo es posible llevar adelante un tratamiento “integral”? La sobreacumulación de tareas, las condiciones de higiene, los tiempos para la capacitación del personal, etc se vuelven una constante. Pero esto no es todo: el reservorio de cuerpos improductivos en que se ha convertido a los neuropsiquiátricos significa un gran negocio para burócratas y profesionales corruptos, que gozan además de las garantías del aparato político para protegerse, y esto no es nuevo. Hace una década la Dra Giubileo denunció las calamidades ocurridas en la colonia Montes de Oca y fue desaparecida por redes de tráfico de órganos. Hoy en día sigue siendo de público conocimiento la desaparición de personas para este negocio o incluso la explotación sexual de mujeres internadas en los alrededores mismos del hospital Moyano.

Frente a esta insostenible realidad, que cristaliza a todas luces la verdadera crisis por la que atraviesa el Sistema de Salud, desde En Clave ROJA te invitamos a organizarte con nosotros/as para pelear por:

 NO al cierre del Borda y el Moyano. NO a los manicomios. Que los edificios se conviertan en hospitales generales con servicios de salud mental de calidad.

 Contra la privatización de los predios públicos. Aumento YA de presupuesto en base al no pago de la deuda externa, para abrir consultorios externos en los barrios, subsidiar a las familias con pacientes a cargo y desarrollar la capacidad de investigación de la Universidad Pública.

 Incorporación del personal necesario con un salario mínimo igual a la canasta básica familiar indexado de acuerdo al aumento de la inflación y con plenos derechos laborales. Basta de precarización y trabajo gratuito. Nombramiento de todos los/as concurrentes.

 Nacionalización de los grandes laboratorios farmacológicos bajo control de los/as trabajadores/as.

 Basta de favorecer a los empresarios de la salud y burócratas corruptos. Por un sistema de salud único, estatal, público y gratuito bajo administración de los/as trabajadores/as y usuarios. Por un proyecto de Salud Mental debatido en asambleas de pacientes, trabajadores y profesionales de la Salud.

¿POR QUÉ EXISTEN LAS INSTITUCIONES DE ENCIERRO? UNA POLÉMICA NECESARIA EN LA FACULTAD DE PSICOLOGÍ

A pesar de ser la Facultad de Psicología una de las principales instituciones formadoras de profesionales de la Salud Mental, bajo la aprobación de la decana Sara Slapak y el silencio de quienes incluso posan, a veces, de opositores/as dentro del régimen, ningún debate público tuvo lugar en esta “casa de estudios” desde que Macri anunció sus planes. Sin embargo, es necesario ver –decía un viejo psicoanalista- detrás de la escena.

Mientras importantes referentes del psicoanálisis posan de "neutrales" y transmiten desde sus púlpitos en las aulas que los futuros trabajadores/as de la salud tenemos la obligación (“ética”) de “no tomar partido” frente a la realidad. Docentes como Shejtman, Rabinobich, Laznik, entre otros, queriéndose esconder tras las banderas de "la singularidad" y la lucha contra el avance de las neurociencias, anulan desde el inicio la posibilidad de acabar con el padecimiento psíquico cuando sentencian la "irrecuperabilidad" de aquellos que “no están atravesados por la Ley". En el mejor de los casos "solo es posible posicionarse ante la estructura, universal y ahistórica, pero jamás será posible su transformación", escuchábamos decir a un docente al pasar por su curso llamando al debate. Pero al sostener –junto a los sectores más reaccionarios- la legitimidad de la reclusión manicomial, no sólo aportan una justificación –"científica"- para el encierro del enfermo y el despojo de todos sus derechos, sino también las bases para importantes negociados, como los que implican las instituciones y centros de atención privados de las que muchos/as de ellos/as son parte e, incluso, dirigen. El negocio, para ellos, está garantizado: tienen, por si faltaba, línea directa con la Secretaría de Extensión Universitaria de la facultad, de donde sale buena parte de sus prebendas. ¡Y todo esto, claro, bajo la “mascarada” de la neutralidad!

Pero, lamentablemente, esto no es todo. Importantes referentes como Stolkiner o Zaldúa, cuestionan correctamente el carácter de encierro inherente a estas instituciones, dejando incluso entrever –aunque a nuestro juicio tímidamente- su oposición a los proyectos psiquiátrico-manicomiales y a las teorizaciones que sostienen la sobredeterminación de la enfermedad mental. Sin embargo, creemos que la salida política que en definitiva plantean Es por eso que –escépticos de las posibilidades de transformar las perversas bases del capitalismo-, señalan como horizonte la necesidad de que el Estado garantice las "reformas en salud mental", a las que lamentablemente suelen ver casi como la píldora sanadora que los psiquiatras encuentran en un Rivotril o en un Bromazepan. Pero los desarrollos de experiencias desmanicomializadoras y/o desinstitucionalizadoras, como las que transmiten en sus cátedras, son impracticables para un sistema que encuentra en estas instituciones un importante pilar para garantizar su dominio (ver recuadro).

Lo más preocupante de todo esto es que, frente a la necesidad de terminar con las "instituciones totales", nadie intente y mucho menos denuncie, cómo, porqué y para qué, estas instituciones han sido puestas en pié y sostenidas por el Estado de los ricos y de los poderosos, es decir, el llamado "poder hegemónico". Progres y reaccionarios coinciden, en definitiva, en silenciar el lugar de las instituciones manicomiales como herramientas para el ejercicio de poder de las clases dominantes, asegurando el encierro a quienes no se adapten o a quienes se rebelen a las condiciones impuestas por el sistema capitalista. Desde En Clave ROJA insistimos: desenmascarar los pilares que históricamente sostuvieron las políticas de encierro sigue siendo una tarea de primer orden a la que pretendemos contribuir. Para dar esta pelea es necesario contar con una herramienta política que nos permita que sean cientos de compañeros y compañeras los que alcen su voz: necesitamos un CEP que se llene de contenido con su participación. Un Centro democrático y para la lucha que nos permita, finalmente, sentar las beses para un verdadero movimiento estudiantil, que una su lucha a la de cientos de trabajadores/as de la Salud que hoy pelean por mejores condiciones de trabajo y contra el cierre de los Hospitales neuropsiquiátricos, avanzando en poner todo nuestro conocimiento a su servicio. Un verdadero movimiento estudiantil que enfrente a las camarillas que gobiernan nuestra facultad, que hace años avanzan en la elitización de la formación, la privatización encubierta a través de los postgrados y el alejamiento de toda problemática social de los muros de la academia.

 Pongamos en pie un verdadero centro de estudiantes para imponer:

 ¡Basta de posgrados arancelados y limitacionismo!

 ¡Basta de pensamiento único!

 Por una universidad al servicio de los trabajadores y el pueblo.


Cárceles y manicomios

Son, desde su origen, establecimientos totalitarios erguidos para regular la vida de las personas, cumpliendo con el importante papel de reprimir y esconder aquello que ponga en cuestión las normas morales y sociales de este sistema. Bajo las viejas definiciones de "salud/enfermedad" y de "normal/patológico", las modernas instituciones de encierro, a veces de manera enmascarada y otras directamente, se encaminaron entonces a combatir "el mal", "la locura" y, también, la "delincuencia" y la "subversión".

En Argentina por ejemplo, luego de la dictadura militar y el avance del neoliberalismo, el número de internaciones se incrementó. A causa del desempleo y la pobreza, muchos externados en los años ’80, se vieron imposibilitados de continuar los tratamientos y en no pocos casos debieron retornar a los manicomios. Al mismo tiempo, cobraron impulso las clínicas privadas, las prepagas, los seguros de salud y creció vertiginosamente la medicalización de salud mental, gran negocio de los laboratorios psicofarmacológicos, favorecido enormemente –desocupación de por medio- en los 90. Ahora, en pleno siglo XXI, los "ataques de pánico" tan en boga, no son más que la expresión que adquiere la alienación mental producida por extenuantes ritmos de trabajo en condiciones diseñadas, paradójicamente, por psicólogos laborales para maximizar la salvaje superexplotación de los trabajadores. Sin embargo, de esto, nadie habla en la facultad.

Desde En Clave ROJA decimos: siendo importantes instituciones del Estado capitalista, cárceles y manicomios asumen la forma política y la correa ideológica que en definitiva sostiene la dominación económica de un puñado de parásitos que viven a costa de la explotación y opresión de millones de personas en todo el mundo. Y son estas condiciones, impuestas por las clases dominantes, las responsables de buena parte del padecimiento y la miseria psíquica que asola a millones de seres humanos en un mundo signado por el mandato de adaptarse a los aumentos constantes en los ritmos de producción, a la irónica desigualdad que reina entre un pequeño sector que acumula grandes riquezas y millones que viven en la indigencia, a relaciones sociales basadas en el mercado y el éxito individual.

Cualquier análisis sobre la Salud y el Estado debe partir de estos hechos determinantes. Para derribar los muros del manicomio es necesario pelear contra el perverso “orden” social capitalista y su Estado, garante de los intereses de opresores y explotadores.

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