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Mundo Obrero

SALTO (PCIA. DE BS. AS.)

Bagley-Arcor: los dirigentes mojaron la pólvora

Ante la sorpresa de la mayoría de los trabajadores, el lunes pasado el Ministerio de Trabajo Nacional dictó una conciliación obligatoria por cinco días. Los dirigentes del Sindicato de la Alimentación, luego de dejar aislados a los trabajadores de Salto mientras Daer acordaba con los empresarios, aceptaron a espaldas de los compañeros que dicha “conciliación” sea con los casi 120 despedidos afuera.

5 de junio 2008

Ante la sorpresa de la mayoría de los trabajadores, el lunes pasado el Ministerio de Trabajo Nacional dictó una conciliación obligatoria por cinco días. Los dirigentes del Sindicato de la Alimentación, luego de dejar aislados a los trabajadores de Salto mientras Daer acordaba con los empresarios, aceptaron a espaldas de los compañeros que dicha “conciliación” sea con los casi 120 despedidos afuera.

Preparando el terreno

En un verdadero trabajo de pinzas, los despidos lanzados la semana pasada por la patronal de Arcor fueron seguidos por una intensa campaña de “las fuerzas vivas” de la ciudad. La Iglesia y los partidarios del intendente Migliaro en el Concejo Deliberarte comenzaron con sus sermones y discursos llamando a levantar el paro, y uno de los principales medios de la ciudad se convirtió en el vocero de los lobystas de los empresarios: “el conflicto ha sobrepasado los límites manteniendo medidas de acción directa que imposibilitan el normal funcionamiento de la planta, generando pérdidas millonarias para la compañía, y afectando directamente la economía lugareña”.

Esta campaña comenzó a calar en las filas de los trabajadores: un sector comenzó a hacerse eco de los llamados a terminar con las medidas y los dirigentes del sindicato encontraron el momento propicio para comenzar a mojar la pólvora de los trabajadores que venían realizando el primer paro por tiempo indeterminado en trece años de existencia de la planta.

Al Intendente, el PJ, la Iglesia, los medios de comunicación y a los dirigentes sindicales los unió el espanto que para ellos significaba que la intransigencia obrera se haya colado en medio de la crisis entre el campo y el gobierno (en el corazón de la “patria sojera”), y que a su vez se haya ganado el apoyo de importantes sectores de la ciudad. El domingo, el día antes de que se decretara la “conciliación”, más de mil personas participaron de la 2° Marcha de los Aplausos que esta vez había sido impulsada por estudiantes secundarios y docentes en un gran ejemplo de solidaridad con los trabajadores de Bagley.

Debate en la Asamblea

El martes, y ante la profunda sorpresa de la inmensa mayoría de los trabajadores que desconocían la reunión de conciliación realizada el día antes en Capital, se realizó la Asamblea de trabajadores que desde el vamos ya estaba condicionada por una “conciliación” firmada a sus espaldas. A pesar de esto, un sector importante de la fábrica seguía exigiendo la reincorporación de todos los despedidos y repudiaba a los que ya se preparaban para carnerear. Los dirigentes del sindicato se encargaron de ir desmontando la resistencia apelando al argumento de que la aceptación de la “conciliación” con los despedidos afuera era con el fin de negociar y recuperar fuerzas, y seguir la lucha en caso de no conseguir la reincorporación de los despedidos en estos cinco días.
Lamentablemente, muchos de los compañeros que se destacaban al frente de la lucha (que en su mayoría son parte de los despedidos) utilizaron su prestigio entre amplios sectores de los trabajadores para hacer suyo el argumento de los dirigentes y de esa manera hacer pasar la vuelta al trabajo con los despedidos afuera.

¿Recuperar fuerzas?

Si bien muchas veces los trabajadores necesitamos en medio de la lucha tomarnos un respiro y reorganizar nuestras fuerzas para continuar el combate, el problema es en qué condiciones lo hacemos. En este caso, cuando un amplio sector de la fábrica mantenía su decisión de seguir viendo el importante apoyo popular con que contaba, haber aceptado una conciliación con los despedidos afuera y a espalda de los propios trabajadores, no solo no fortalece sino que ha empujado a una mayor división, que termina debilitando la energía demostrada por los trabajadores de Bagley-Arcor en estas dos semanas de lucha. Con este acuerdo, el empresario Pagani termina recobrando la iniciativa e imponiendo sus condiciones, y se queda con este primer round.

Seguramente los trabajadores volverán a enfrentar a esta patronal explotadora pero para ello será necesario organizar democráticamente la lucha. Como lo hemos venido haciendo desde la preparación misma de esta lucha, volveremos a estar en la primera línea de las futuras acciones apoyando a los trabajadores de Bagley-Arcor. Seguimos exigiendo la reincorporación de los despedidos y el cumplimiento de las demandas obreras.

Corresponsal desde Salto

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