El aumento anunciado del salario mínimo será escalonado en tres meses, hasta llegar a 630 pesos y sólo alcanzaría a unos 990.000 asalariados (Clarín 02/06/05), quedando excluidos los trabajadores en negro y los desocupados. Sin embargo, el anuncio no hace más que blanquear en nómina los 150 pesos dados por decreto meses atrás e incorporarlos a la renumeración laboral. Por lo tanto, el anunciado “aumento” es casi nulo y no se sentirá sustancialmente en los bolsillos obreros “beneficiados” y no producirá ninguna mejora en el poder adquisitivo de quienes lo perciban.
Este anuncio tampoco es capaz de impactar en los básicos por convenio, dado que su mayoría se encuentran por encima de los 600 pesos. Apenas podría incidir en algunos adicionales. Y en cuanto a las asignaciones familiares, no hay ningún tipo de aumento. En cambio, el gobierno (que le impuso rapidez al acuerdo) benefició a los patrones subiendo la escala salarial del mínimo no imponible para el pago de ganancias, que la UIA saludó con alegría.
Kirchner, mediante estos aumentos de humo, vuelve a ratificar su modelo de mantener los salarios bajos junto con un dólar alto en beneficio de la burguesía exportadora y las ganancias extraordinarias de las empresas. Sectores que desde el año 2003 vienen obteniendo ganancias que oscilan entre los 300 y 1200 pesos por minuto y avanzan en la expoliación de las riquezas naturales de la nación. Mientras ello ocurre: la desocupación persiste y la inflación limita los magros aumentos; la precarización y explotación aumentan; y la pobreza se extiende a más de 15 millones de personas del pueblo trabajador.